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12 muertos en un enfrentamiento de musulmanes y cristianos en Egipto

El Ejército impondrá un "castigo ejemplar" a los detenidos por violencia sectaria

Empiezan a ser demasiado frecuentes los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes en Egipto, algo que no está dispuesto a tolerar el Ejército, que ahora dirige el país y que expresó la necesidad de hacer un frente común "contra el intento de romper el tejido de la nación". En la madrugada de ayer, el asalto de unos 500 salafistas a una iglesia en el suburbio de Imbaba, al norte de El Cairo, ocasionó seis muertos, que se convirtieron en 12 al fallecer a lo largo del día seis de los 200 heridos que hubo en los disturbios. Tras un tiroteo de origen desconocido, se incendiaron dos iglesias y hubo varios choques sectarios durante el día en diferentes barrios de la capital egipcia.

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El primer ministro Esam Sharaf aplazó la gira que debía llevarle al golfo Pérsico, con una primera escala en Bahréin. Sharaf reunió de urgencia a su Gabinete, que gobierna el país desde que la revuelta popular iniciada el 25 de enero acabara en 18 días con 30 años de dictadura de Hosni Mubarak.

Los primeros en pronunciarse, en un comunicado emitido a través de su página de Facebook, fueron los miembros del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA) que gobierna de facto el país desde la caída del rais. Los militares no tienen la menor intención de permitir que se enturbie el proceso de transición que, aún en mantillas, ha empezado a gestarse en el Valle del Nilo. En el bando emitido, se afirma que los 190 detenidos van a ser trasladados a un tribunal militar superior y que se va a "condenar y castigar de forma ejemplar" a quien se le ocurra jugar con los valores de Egipto. La Junta militar manifestó también su intención de crear un comité que evalúe los daños y que establezca compensaciones económicas para los afectados.

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Pero miles de coptos, que suponen el 10% de los 84 millones de egipcios, marcharon hasta el edificio de la televisión en una manifestación multitudinaria para pedir la dimisión del jefe del CSFA, mariscal Mohamed Husein Tantaui, por no actuar con dureza contra los culpables en ocasiones anteriores y haber permitido que vuelva a haber muertos.

Desde que la pasada Navidad un atentado atribuido a islamistas radicales en una iglesia en Alejandría acabara con la vida de 24 personas, se han sucedido los enfrentamientos entre ambas comunidades. Pero la Fiscalía General abrió en febrero una investigación para determinar la implicación como autor intelectual de ese ataque del exministro de Interior Habib el Adly. El objetivo habría sido encender los ánimos entre cristianos y musulmanes.

Poco después de la caída de Mubarak se produjo otro grave choque entre miembros de ambas confesiones en el que hubo 13 muertos. Con el paso de los días se asentó la idea de que la batalla fue provocada por matones del depuesto régimen que intentaban sembrar el desconcierto y el odio para demostrar que, sin Mubarak, Egipto se sumiría en el caos.

En cualquier caso los militares no van a permitir este tipo de insurrecciones y han exhortado a "los jóvenes de la revolución y las fuerzas nacionales, así como a los líderes religiosos, tanto musulmanes como cristianos", a hacer "un frente común contra el intento de romper el tejido de la nación". En su opinión, "no hay otra meta que la estabilidad, la seguridad y la consecución de los objetivos de la revolución sin importar lo que haya que sacrificar". Aunque para algunos este sacrificio parezca incluir la democracia.

Los activistas de derechos humanos se echaron las manos a la cabeza ante la perspectiva de que se vaya a juzgar a civiles en tribunales militares e indicaron que emitirán hoy una protesta. Además, sigue existiendo la sospecha de que no sean motivos religiosos, sino políticos (un intento de desestabilizar el país por parte de afectos al depuesto régimen), lo que se esconde tras los ataques.

Cristianos coptos portan el féretro de uno de los fallecidos en los enfrentamientos con musulmanes en un suburbio de El Cairo.
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Cristianos coptos portan el féretro de uno de los fallecidos en los enfrentamientos con musulmanes en un suburbio de El Cairo. /AHMED JALED (EFE)

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