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La oposición a El Asad cierra filas

La portavoz del Consejo Nacional Sirio afirma que su organización reagrupa ya al grueso de los adversarios del régimen y se coordina con los desertores

Ya están casi todos y empiezan a diseñar una hoja de ruta para la transición en Siria. El Consejo Nacional Sirio (CNS) reagrupa "al grueso de los movimientos de oposición" al régimen del presidente Bachar el Asad y "comparte un enfoque de cómo debe desarrollarse la transición pacífica", explica Basma Kodmani, su portavoz, en conversación con este periódico.

La rebelión empezó en Siria hace más de nueve meses y la represión se ha cobrado más de 5.000 muertos, según la ONU. A ellos hay que añadir miles de desaparecidos.

La oposición ha tardado en organizarse, pero el pasado fin de semana sus miembros cerraron filas en Gamart (Túnez) bajo la batuta de su presidente, el académico Burhan Ghaliun, y de su portavoz, la politóloga Kodmani, ambos residentes en París.

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Junto a estos intelectuales, demócratas de izquierdas, conviven en la asamblea del CNS otras corrientes políticas como los Hermanos Musulmanes, otras tendencias islamistas, defensores de los derechos humanos, cristianos -sobre todo asirios-, kurdos e incluso alauíes como Nibras el Fadel. El presidente El Asad pertenece a esa minoría religiosa que controla los servicios de seguridad y la cúpula militar.

En la asamblea de 260 miembros, que elige un comité ejecutivo y una secretaría, faltan unos pocos como, por ejemplo, el grupo de intelectuales que dirige en Damasco Hassan Abdul Azim. Tampoco acudió a la cita de Túnez el Ejército Libre de Siria (ELS), que, compuesto por un puñado de desertores, se entrena en el este de Turquía y empieza a asestar golpes dentro del país.

Ser opositor sirio no es fácil ni siquiera en el exilio. En España algunos de sus miembros han sido amenazados y en Francia Ghaliun y Kodmani son escoltados por la policía las 24 horas del día desde que, a principios de octubre, se creó el CNS y fueron elegidos para representarlo.

"Somos representativos del exilio y de los que luchan dentro", recalca Kodmani, que en 1968 llegó a París de la mano de sus padres exiliados y dirige la Iniciativa Árabe para la Reforma, un proyecto sobre transiciones democráticas en el que colaboran institutos árabes y occidentales.

"Los Hermanos Musulmanes aceptan de buen grado la diversidad de la sociedad", prosigue la portavoz. Algún grupo opositor kurdo plantea, en cambio, problemas "porque reivindica el derecho a la autodeterminación", lamenta.

Taysir Aluni, el célebre excorresponsal de la televisión Al Yazira residente en Granada, sostiene, sin embargo, que el CNS "no cuenta con el pleno respaldo de los que se manifiestan dentro del país". "Los de dentro ansían que los de fuera apuesten con más firmeza por una intervención extranjera, sea de quien sea, que pare la hemorragia de muertos", añade Aluni, de origen sirio y que declinó, por razones personales, ingresar en el CNS.

A principios de mes Ghaliun, presidente del CNS, aún rechazaba tajantemente en Sofía cualquier intervención, pero el lunes, en Túnez, se declaraba partidario de la creación de "zonas seguras" para civiles mediante una "utilización limitada" de la fuerza. ¿Quién la emplearía? "Primero la Liga Árabe y solo en el peor de los escenarios", responde Kodmani. "Es verdad que estamos muy cerca de ese escenario", reconoce. Es dudoso que los árabes tengan capacidad militar para organizar esa operación.

Las modalidades de empleo de la fuerza han originado también desavenencias, ahora casi superadas, entre el CNS y el ELS, que dirige el coronel Riyad el Asad. El CNS aceptó que los militares desertores pudieran defender con sus armas a los civiles agredidos, pero no que tomasen la iniciativa.

"Es inaceptable que pasen a la ofensiva", afirma Kodmani. "La revolución debe ser pacífica". Aun así, precisa satisfecha, el ELS "se ha colocado bajo la autoridad política del Consejo".

El periodista Aluni, que ha invitado a España a célebres disidentes, sostiene que al CNS aún le falta una "visión clara" de cómo desarrollar la lucha y la transición. "La vamos perfilando", asegura Kodmani. "Tenemos ya claro que no puede empezar mientras El Asad permanezca en el poder", señala. "Debe marcharse".

¿Estarían dispuestos a concederle inmunidad a cambio de su renuncia? "Estamos a favor de todo aquello que contribuya a la paz social y la reconciliación", responde evasivamente. "Las ofertas que hacemos hoy no serán válidas dentro de un mes", añade dando a entender que no siempre se le brindará a El Asad la opción de largarse por las buenas.

A diferencia del Consejo Nacional de Transición de Libia, el de Siria no ha obtenido ningún reconocimiento internacional. A Kodmani no le preocupa. "Estamos en contacto permanente con los Gobiernos árabes, europeos...", subraya. "El pleno reconocimiento significaría que deben cerrar sus Embajadas en Damasco, algo que no deseamos porque los embajadores son testigos incómodos de la represión y trasladan información fehaciente a sus capitales".

El grupo de observadores de la Liga Árabe contempla el lugar donde explotó un coche bomba ayer en Damasco.
El grupo de observadores de la Liga Árabe contempla el lugar donde explotó un coche bomba ayer en Damasco.LOUAI BESHARA 8AFP)

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