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La cumbre de Annapolis

Los palestinos tendrán un Estado en 2008

Ehud Olmert: "Aunque es un proceso difícil para muchos de nosotros, es inevitable" - Mahmud Abbas: "La guerra y el terrorismo pertenecen al pasado"

Antonio Caño

Los líderes israelí y palestino firmaron ayer en Annapolis (Estados Unidos), con el presidente George W. Bush como testigo, un acuerdo para abrir negociaciones que deben conducir a la creación de un Estado palestino independiente antes de finales del próximo año a cambio de una todavía inimaginable paz entre esos dos pueblos y de una aún más inverosímil paz entre Israel y los países del mundo árabe.

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Se trata de una de esas noticias tan largamente esperadas y tantas veces abortadas que cuesta valorar en su justa dimensión. Pero, ciertamente, aunque lo anunciado ayer en la conferencia de Annapolis sea solamente el comienzo de un camino sin duda repleto de obstáculos, se trata quizá del más importante paso dado hacia la paz en Oriente Próximo en toda la historia.

El presidente Bush, escoltado por el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, leyó la declaración conjunta en la que las dos partes se comprometen a iniciar las negociaciones el día 12 del próximo mes y a crear mecanismos de control de los acuerdos bajo la autoridad del Gobierno de Estados Unidos.

En presencia de delegaciones de 44 países, entre ellos los 16 Estados árabes y la propia Liga Árabe, los dirigentes palestinos e israelíes anunciaron que tienen la voluntad de "poner fin al baño de sangre y a los sufrimientos padecidos por décadas" por sus pueblos y "abrir una nueva era de paz basada en la libertad, la seguridad, la justicia, la dignidad, el respeto y el mutuo reconocimiento".

"Todos los asuntos que actualmente nos dividen serán tratados, sin excepción", afirma el texto conjunto, que establece un método de trabajo para las conversaciones y prevé reuniones bisemanales entre Olmert y Abbas para avanzar en la solución de esos asuntos, especialmente los relacionados con el regreso de los refugiados palestinos al territorio israelí, el estatus final de la ciudad de Jerusalén o los límites territoriales del nuevo Estado, incluyendo a los actuales asentamientos judíos. Para ello se menciona como marco el acuerdo alcanzado el 30 de abril de 2003 por el llamado Cuarteto (Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas) y conocido como Hoja de Ruta.

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"Hemos decidido", añade la declaración, "fomentar una cultura de paz y no violencia, hacer frente al terrorismo y a los que lo fomentan, tanto si es cometido por palestinos o por israelíes".

Mahmud Abbas confirmó, posteriormente, esa voluntad. "La guerra y el terrorismo pertenecen al pasado", dijo. "Es hora de que afrontemos el futuro juntos, con confianza y esperanza".

Ehud Olmert ratificó, por su parte, la plena disposición de su Gobierno de concluir con éxito el proceso que aquí se inicia. "Esta negociación abordará los temas que se nos han resistido durante tanto tiempo", dijo. "Lo haremos de frente, abierta y valientemente. No tengo ninguna duda de que la realidad creada en nuestra región en 1967 [fecha de la guerra en la que Israel se anexionó Cisjordania] cambiará significativamente. Aunque este es un proceso extremadamente difícil para muchos de nosotros, también es inevitable. Lo sé. Gran parte de mi pueblo lo sabe. Estamos listos para ello".

Olmert aseguró que estas negociaciones concluirán con el resultado de "dos Estados para dos pueblos". "Un Estado palestino pacífico, viable, fuerte, democrático y libre de terrorismo para el pueblo palestino. Y un Estado de Israel judío, democrático, viviendo en seguridad y libre de la amenaza del terrorismo como hogar nacional del pueblo judío".

Este deseo de la aceptación de Israel como "Estado judío" será una de las primeras dificultades que este proceso va a encontrar para ganar el apoyo de los países árabes. Temerosos de que ese concepto pueda encerrar la negativa a aceptar el derecho al regreso de los millones de palestinos actualmente en el exterior, los árabes se resisten a esta pretensión israelí.

El comunicado conjunto afirma, no obstante, que esta negociación cuenta con "el apoyo de los participantes en esta conferencia internacional" lo que, al menos teóricamente, significa el apoyo de más de una decena de países árabes que no reconocen a Israel, el apoyo de uno, como Siria, que todavía está formalmente en guerra con Israel, y el apoyo de otro, como Arabia Saudí, que jamás había aceptado negociaciones con Israel.

Un nuevo tiempo se abre, sin duda, en Oriente Próximo. Como dijo ayer Bush es el tiempo justo para la paz "porque están los líderes comprometido con ello, porque se está librando actualmente una batalla por el futuro y porque el mundo comprende la urgencia de apoyar esta oportunidad". Pero es un tiempo también tan lleno de amenazas -Irán y el movimiento integrista de Hamás, marginados de esta reunión, los propios palestinos e israelíes que se sienten traicionados por sus líderes- que obliga a ser extremadamente prudente sobre el resultado final.

Ayer mismo, tras la lectura de la declaración conjunta, los participantes en la conferencia empezaron a negociar en tres ámbitos diferentes: un foro para el diálogo bilateral palestino-israelí, otro para la organización de estructuras firmes del futuro Estado palestino (este, presidido por el ex primer ministro británico Tony Blair) y un tercero para discutir los problemas regionales, donde Siria podrá reclamar la devolución de los Altos del Golán y donde Israel podrá pedir la normalización de relaciones bilaterales.

Está previsto que las conversaciones prosigan hoy en Washington con mediación norteamericana. Pero, como dijo Olmert, finalmente tendrá que ser en Oriente Próximo, en Jerusalén y en Cisjordania, donde se decida el destino del compromiso que ayer con tanta ilusión nació frente a la bahía del Chesapeake.

El primer ministro de Israel, Ehud Olmert (izquierda), estrecha la mano del presidente  palestino, Mahmud Abbas (derecha), en presencia de George W. Bush.
El primer ministro de Israel, Ehud Olmert (izquierda), estrecha la mano del presidente palestino, Mahmud Abbas (derecha), en presencia de George W. Bush.REUTERS
Las autoridades palestinas e israelíes se dan un plazo de un año para poner fin a un conflicto que dura más de 40 años.Vídeo: CNN+

FRONTERAS La eterna disputa sobre el reparto de territorios

El moderno Estado de Israel se levantó sobre las cenizas de la guerra de 1948-1949 y, desde el principio, ha sido un Estado sin fronteras claras. Ha habido algunos acuerdos de paz: se firmaron tratados con Jordania y Egipto durante el alto el fuego de 1949 que fijaron las fronteras entre estos Estados. Sin embargo, no ha habido acuerdos definitivos con Siria, Líbano y sobre todo con los palestinos.

REFUGIADOS Cuatro millones de palestinos viven en el exilio

Desde la creación del Estado de Israel, en 1948, el futuro de los refugiados palestinos ha sido uno de los más conflictivos. Se calcula que más de la mitad de los palestinos han tenido que dejar sus hogares. En la actualidad, entre cuatro millones y seis millones viven en el exilio. Israel no quiere reconocer el derecho de retorno de estos desplazados, porque considera que lo lógico es que vivan en un Estado palestino.

JERUSALÉN La capital que ambas partes reclaman

Jerusalén, ciudad con gran significado religioso para judíos, cristianos y musulmanes, es otro de los temas pendientes. Israel se anexionó el este de la ciudad y, con los años, ha ido incrementando su presencia, aunque nunca se ha reconocido oficialmente su soberanía. Tanto palestinos como israelíes proclaman que es su capital. De momento, ningún país del mundo tiene su embajada en Jerusalén.

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