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Los psicólogos preparan a los mineros para afrontar el regreso

Los expertos siguen el manual que la NASA emplea con los astronautas

El psicólogo Alberto Iturra se levantó la mañana del miércoles con la imagen de un ratón en la cabeza. El ratón llevaba un casco de mina, se encontraba parado ante una trampa y en la trampa había un queso. Iturra bajó de su cama hacia el despacho que tiene en su casa del pueblo de Caldera, frente al océano Pacífico. Escribió cuatro folios, imprimió 33 copias de cada uno, se montó en su coche y una hora después los 33 hombres enterrados en la mina San José recibían, a 700 metros bajo tierra, cuatro folios que comenzaban así: "Estimado y respetado minero: queremos compartir con ustedes el documento que se usa en la NASA (gentileza del psicólogo Albert Holland) para los astronautas que vuelven luego de una misión en el espacio. Como ustedes se darán cuenta, tiene que ver casi en todo menos en lo de los ratones (nosotros no pudimos encontrar un león que quisiera encontrar un filete para cambiar la imagen)".

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En el siguiente párrafo, Iturra les explica que al derrumbarse la mina, el 5 de agosto, se iniciaron dos maratones: el de los mineros abajo por la supervivencia y el de sus familias arriba por la estabilidad. Les advierte de que las dos carreras no van a concluir con el rescate y les aporta una foto para que se hagan una idea de lo que les espera. En la imagen se ve un ratón (usted), la trampa (posibles), el queso (la alegría de regresar a la casa) y el casco sobre la cabeza del ratón (preparación contra posibles trampas). El queso representa sus expectativas, el regreso a la "normalidad" del hogar, sus comidas favoritas, el descanso... Las trampas llegarán cuando la forma en que se imagina el regreso no coincida con la realidad ("a veces los niños muy pequeños no desearán acercársele ni abrazarle, su esposa puede estar exhausta y tal vez necesite dormir en vez de conversar"). Y el casco será la preparación necesaria que pueden recibir en forma de consejos.

Al día siguiente, cuando la perforadora contactó con el túnel, Iturra se levantó dos horas antes, volvió a escribir dos folios y a las 9 de la mañana ya les había enviado 33 copias de ellos. "Su esposa enfrentó desafíos diferentes y ha adquirido nuevos conocimientos y habilidades. Necesitarán un proceso gradual de ajuste y reintegración. Puede hablar con su esposa sobre los momentos difíciles que ha pasado cuando se sienta listo para ello, pero no caiga en el juego de "lo pasé peor que tú" (para cada persona la experiencia es igual de importante y las sensaciones de dolor, esfuerzo o éxito son únicas)".

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En cuanto a los padres, el psicólogo Iturra les previene: "Ellos querrán mostrarle su preocupación y cariño y muchas veces se comportarán incluso infantilmente para requerir su atención. Necesitarán que usted les muestre su agradecimiento por estar con usted. Luego, fije con firmeza y cariño los límites de la nueva relación que tendrán en el futuro. Esto le asegurará comodidad a usted y tranquilidad con respecto a sus sentimientos. No se agote pretendiendo que lo comprendan a usted o que cambien su manera de pensar o actuar. Quiéralos como son y usted viva su vida tranquilo".

Respecto al delicado tema de la intimidad, junto a la foto de dos oseznos jugando, los mineros leerán durante estas horas de espera lo siguiente: "Después de este tiempo de separación las ideas y fantasías acerca del contacto no siempre se realizarán como uno se imaginó. Necesitaremos tiempo y espacios cómodos para volver a la normalidad. La intimidad significa buena comunicación, confianza, contacto visual, prestar atención, sexualidad... La intimidad no se enciende como una lámpara; dele tiempo, escuche, siga su cuerpo y proceda con cautela. Cortéjense; dediquen tiempo a conversar y a caminar juntos".

El psicólogo concluye ese apartado con una recomendación muy precisa: "El principal mensaje que debe transmitir a su esposa e hijos es: 'Estoy orgulloso de ustedes'. Expréselo clara y frecuentemente". Al final de los primeros cuatro folios, aparece de nuevo el ratón frente a la trampa y, sobre ella, un consejo: "¡Saboree el queso!".

El campamento Esperanza, instalado en las inmediaciones de la mina San José.
El campamento Esperanza, instalado en las inmediaciones de la mina San José.FRANCE PRESSE
Los operarios inician el revestimiento con tubos de acero del conducto por el que saldrán los 33 hombres enterrados en la mina San José.
Los operarios inician el revestimiento con tubos de acero del conducto por el que saldrán los 33 hombres enterrados en la mina San José.EFE

Rebelión a 700 metros bajo tierra

Hace varias semanas cinco mineros se rebelaron contra la autoridad del jefe de turno, Luis Urzúa. El motivo era que ellos pretendían abrirse camino hacia la superficie por su cuenta y riesgo. En la superficie de la mina San José se dispararon todas las alarmas: necesitaban reforzar la autoridad de Urzúa, el topógrafo que durante los 17 días en que permanecieron incomunicados logró mantener el orden y la disciplina en el grupo de 33.

Mientras el Gobierno trataba de acelerar varios planes de rescate, a 700 metros de profundidad se debatía si seguir esperando las decisiones de arriba o no. Los expertos de la NASA habían advertido a las autoridades chilenas de que en situaciones de aislamiento era esencial fomentar el liderazgo de una persona en el grupo. Y a esa misión se dedicó con todo su ahínco el psicólogo Alberto Iturra. Pero la autoridad del psicólogo también llegó a cuestionarse por parte de algunos mineros.

Finalmente, las aguas volvieron a su cauce. "Yo no sé exactamente cómo lo arreglaron entre ellos. No sé si hubo episodios más o menos virulentos", comentó Iturra a EL PAÍS. "Solo sé que el sistema que usaron funcionó. Y eso es lo que me interesa. A partir de ahí, pude seguir con mi trabajo".

En el primer vídeo que envió el Gobierno a los medios de comunicación no salieron al menos cinco mineros. Las autoridades no explicaron el motivo. Pero la razón era que esos cinco pertenecían a una subcontrata, disentían de las decisiones del resto y buscaban otras vías de escape distintas de las de ellos. "El problema se solucionó cuando el jefe de ellos les ordenó desde la superficie que se integraran con el resto", añadió Iturra.

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