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Las tentaciones democráticas de Hamás

El principal partido opositor estudia participar en la Autoridad Palestina sin dejar las armas

Hamás, el principal partido de la oposición palestina, punta de lanza de la Intifada, estudia cambiar su estrategia. Los responsables de la organización debaten la posibilidad de participar plenamente en los órganos de dirección de la Autoridad Nacional Palestina, relegando a un segundo plano la lucha armada contra los israelíes. Las tentaciones democráticas de la organización fundamentalista han sido acogidas favorablemente por la comunidad internacional, que estaría dispuesta como contrapartida a borrar a Hamás de la lista negra de las "organizaciones terroristas".

"Estamos dispuestos en principio a colaborar con un Gobierno de Unidad Nacional bajo la presidencia de Mahmud Abbas, es una posibilidad", asegura en el salón de su casa del barrio de Rimal, Jalil Nofal, de 49 años, miembro de la cúpula de Hamás en la franja de Gaza, dejando así entreabierta la puerta a una participación plena de su organización en las estructuras políticas de la Autoridad Nacional Palestina. La propuesta, que se encuentra desde hace varias semanas sobre la mesa, está siendo examinada y debatida por los cuatro órganos de dirección del partido: el de Gaza, el de Cisjordania, el de la diáspora y el de los encarcelados.

"El pueblo necesita que Hamás se involucre en actividades locales", afirma un dirigente
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Las tentaciones democráticas de Hamás se han acrecentado desde hace una semana como consecuencia de su victoria en las elecciones locales celebradas en 10 municipios de la franja de Gaza, donde lograron la mayoría en siete de los ayuntamientos, especialmente en la ciudad de Beit Hanun, una de las poblaciones más importantes de la zona norte, donde viven 35.000 habitantes y que constituye uno de los núcleos más castigados durante los cuatro años de la segunda Intifada: 22 incursiones de las Fuerzas de Defensa Israelíes, el 60% de su tierra cultivable destrozada, 70 muertos, más de 500 heridos y alrededor de 1.500 casas destruidas total o parcialmente.

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"Nos hemos dado cuenta de que el pueblo palestino necesita que Hamás se involucre de una manera abierta y clara en las actividades locales, mucho más que antes", asegura Said Siyam, de 39 años, uno de los máximos responsables de la organización política, miembro del triunvirato que dirige la organización desde que en la primavera del año pasado el Ejército israelí descabezara la cúpula del movimiento fundamentalista con los asesinatos de los jeques supremos Ahmed Yasin y Abdelaziz Rantisi.

La victoria electoral de Hamás en la primera ronda de las elecciones municipales de la franja de Gaza, que espera revalidar en los comicios que se celebrarán en los otros ayuntamientos el próximo mes de abril, ha despertado el apetito político de los fundamentalistas, que plantean seriamente y por primera vez en la historia presentarse a las elecciones legislativas, abandonando así las posiciones tradicionales en las que preconizaban el boicoteo de los comicios.

"No hay aún nada decidido con respecto a una eventual participación en las elecciones legislativas; aunque los órganos de dirección están estudiando el tema", asegura en Ramala, en tono cauto, Hasan Yosef, de 49 años, maestro, padre de ocho hijos, recientemente liberado tras haber permanecido 28 meses en las prisiones israelíes, mientras recupera el liderazgo de la organización fundamentalista en Cisjordania.

Los dirigentes de Hamás, a pesar de todos estos debates y titubeos, parecen decididos a no dejar las armas y continuar manteniendo activo el aparato militar. Al menos oficialmente no se plantean la posibilidad de abandonar las armas, o en el mejor de los casos de integrar sus milicias en las fuerzas de seguridad palestinas, de acuerdo con la oferta efectuada por el presidente palestino hace pocas semanas a todas las facciones. El cambio de estrategia llevaría a Hamás a seguir el modelo de Hezbolá, la fuerza fundamentalista libanesa que mantiene intacto un ejército a pesar de contar con una amplia representación en la Asamblea Nacional en Beirut.

"No renunciamos a la resistencia hasta poner fin a la ocupación israelí", asegura sin ningún tipo de ambigüedades desde Gaza, Mahmud Zahar, de 53 años, médico ginecólogo que imparte clases en la Universidad Islámica de Gaza y que ostenta la responsabilidad de la dirección de la organización. Zahar representa a los sectores más duros e intransigentes de este grupo fundamentalista, escéptico hacia cualquier fórmula de compromiso con los israelíes, aunque hace un año defendiera una propuesta insólita: 10 años de tregua a cambio del establecimiento de un Estado palestino en Cisjordania y en la franja de Gaza, sin más fronteras que las líneas del armisticio de 1967, con la capital compartida en Jerusalén.

Estados Unidos y la Unión Europea siguen atentos el debate interno de los fundamentalistas palestinos. Israel asegura tener informes secretos de la UE que indican que algunos sectores están propiciando el restablecimiento de un diálogo con el ala política de Hamás, lo que conllevaría como condición previa borrar su nombre de la lista de "organizaciones terroristas".

Manifestación de seguidores de Hamás en el campo de refugiados de Yabalia, en la franja de Gaza.
Manifestación de seguidores de Hamás en el campo de refugiados de Yabalia, en la franja de Gaza.REUTERS

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