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Las tropas de Ouattara se repliegan tras lanzar una ofensiva contra la residencia de Gbagbo

El presidente saliente de Costa de Marfil se niega a negociar su salida del poder, pese a que Francia estimaba a primera hora que su marcha era "cuestión de horas"

Antonio Jiménez Barca
MARIANO ZAFRA

Las negociaciones para la rendición y abandono del poder del presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, han fracasado, según ha anunciado hoy el Gobierno francés, aunque un portavoz de Naciones Unidas ha asegurado que las conversaciones siguen en marcha. Ante el fiasco del diálogo iniciado ayer, los milicianos leales al presidente electo, Alassane Ouattara, que venció a Gbagbo en las elecciones celebradas el pasado noviembre, han intentado asediar la residencia donde se esconde el mandatario para obligarle a reconocer su derrota electoral; pero se han tenido que replegar a última hora de la tarde. Aunque Francia, antigua potencia colonial, anunció ayer que la salida de Gbagbo era "cuestión de horas" -expresión que ha repetido hoy París-, el presidente saliente resiste en el poder y no está dispuesto a ceder más que un alto el fuego y la situación humanitaria continúa siendo grave, según diversos testimonios recogidos por EL PAÍS. En La Haya (Holanda), el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno-Ocampo, ha anunciado la apertura de una inversatigación sobre las "masacres cometidas de manera sistemática y generalizada" en el conflicto marfileño.

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Al ver que las negociaciones hacían aguas, las fuerzas leales a Ouattara -que con la ayuda de las tropas francesas en el país y de los cascos azules de la misión de la ONU (ONUCI) acorralaron ayer a Gbagbo en Abiyán- han llegado hasta la residencia del presidente saliente, donde supuestamente se encuentra escondido en un búnker. Un portavoz de Ouattara ha asegurado que este "ha dado instrucciones formales de capturar vivo a Gbagbo para llevarlo ante la justicia". Las cámaras de la cadena informativa France24 han logardo grabar imágenes de los soldados del presidente electo en el interior del recinto de la residencia. Sin embargo, horas después se ha anunciado un repliegue. Un jefe militar pro-Ouattara ha asegurado a periodista de France24 que se retaba de un "repliegue esporádico" y que el asalto seguiría durante la noche. En el vecino barrio de Le Plateau, el distrito administrativo de Abiyán (que cedió la capitalidad a Yamusukro en 1983, pero sigue acogiendo la Asamblea Nacional y la mayoría de Embajadas extranjeras), también ha sido atacado el palacio presidencial.

Nuevos combates

"Los combates son terribles, las explosiones son tan fuertes que mi edificio tiembla", ha contado a Reuters Alfred Kouassi, que vive cerca de la residencia presidencial, en el elegante barrio de Cocody. "Escuchamos disparos de armas automáticas y también armamento pesado. Hay tiros en toda la zona", ha añadido. El testigo también ha relatado la presencia de tanques franceses en las calles, aunque no ha podido precisar su participación en los choques. Francia, la residencia de cuyo embajador francés se encuentra próxima a la Gbagbo, ha negado que sus militares o los de la misión de Naciones Unidas (ONUCI) estén tomando parte en ese combate, según ha asegurado su ministro de Exteriores, Alain Juppé. El titular de Defensa, Gérard Longuet, ha dicho que sus militares no intervendrían en el asedio a la residencia aunque Ouattara se lo pidiera porque Francia "no obedece a ninguna fuerza política de Costa de Marfil". "Para la protección de la población civil, podemos responder a un requerimiento de la ONU", ha añadido Longuet desde Nîmes (sur de Francia).

En una comparecencia parlamentaria, Juppé también ha confirmado el fracaso de las negociaciones. Horas antes, una fuente del Gobierno francés había asegurado a Reuters que Gbagbo se negaba a negociar otra cosa que no fuera un alto el fuego. "No tiene una voluntad sincera de negociar su partida", ha declarado la fuente, que informaba de combates en torno a la residencia del presidente saliente, sin participación de militares franceses. Con todo, los disparos de artillería se han detenido a primera hora de la tarde según France Presse, cuyos reporteros han visto al menos dos helicópteros de Naciones Unidas volando a baja altura en los alrededores de la residencia y el palacio presidenciales.

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"Cuestión de horas"

Desde que los leales a Ouattara, apoyados por los helicópteros franceses y de la misión de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI), amparados en la resolución 1975 de la ONU, lanzaran una gran ofensiva contra Abiyán y cercaran tanto el palacio presidencial como su residencia, Gbagbo ha permanecido refugiado junto a su familia. En la tarde de ayer, sin embargo, concedió una entrevista telefónica al canal francés LCI. Cuando Francia y Naciones Unidas daban por hecho que negociaría su rendición, el presidente saliente dejó claro que no estaba dispuesto a conceder la victoria electoral a Ouattara. Presentándose como el presidente legítimo, aseguró que solo se estaba negociando el alto el fuego, y no cuestiones políticas. "No entiendo cómo un litigio electoral ha podido entrañar una intervención directa del Ejército francés", dijo Gbagbo, quien se mostró dispuesto a sentarse cara a cara con Ouattara.

No obstante, Juppé ha asegurado esta mañana que París y la ONU seguían presionando a Gbagbo para que se vaya e insistía en que lo único por negociar son "las condiciones" de su partida. "Todo el mundo le ha abandonado", decía Juppé, que consideraba "absurda su obstinación". Poco después, el responsable de las fuerzas armadas francesas, el almirante Edouard Guillaud, ha abundado en la misma dirección y ha asegurado que la marcha del presidente saliente es "cuestión de horas", la misma expresión que ya empleó ayer el ministro francés de Defensa.

Crisis humanitaria

La situación humanitaria en Abiyán es "absolutamente dramática", según denunció ayer la ONU. La ciudad más grande del país (con cuatro millones de habitantes y más de seis si se suma el área metropolitana) se ha convertido desde hace seis días en el escenario principal de un cruento enfrentamiento entre las fuerzas de Ouattara y Gbagbo. Las calles se han llenado de cadáveres, muchos de ellos de civiles, ante las dificultades para trabajar de servicios sanitarios y organizaciones humanitarias. El enfrentamiento, que ha reavivado el recuerdo de la guerra civil de 2002-2003, se ha cobrado ya un mínimo de 1.500 muertos en el país, aunque todo apunta a que la cifra será mucho mayor.

Las tropas de ambos contrincantes han cometido toda clase de tropelías. La ONU denunció, en concreto, la matanza de cientos de civiles, niños incluidos, el pasado 29 de marzo en la localidad de Duékué, en el oeste del país. Naciones Unidas aseguró que al menos 330 personas habían muerto consecuencia de abusos cometidos por los soldados de Ouattara, a quien pidió que investigara esos abusos. De momento, tanto el presidente electo como el saliente, así como sus ejércitos, serán con toda probabilidad objeto de una investigación por el Tribunal Penal Internacional. El fiscal jefe del tribunal con sede en La Haya (Holanda), Luis Moreno-Ocampo, ha asegurado que está recopilando información sobre las "matanzas" cometidas "por las diferentes partes" y que en breve solicitará permiso para la apertura formal de una investigación.

Un combatiente de las fuerzas leales al presidente electo Ouattara es evacuado en Abiyán.
Un combatiente de las fuerzas leales al presidente electo Ouattara es evacuado en Abiyán.LEGNAN KOULA (EFE)
Cajas y neumáticos bloquean una de las autopistas que conectan Abiyán con el norte de país, en un puesto de control de las fuerzas de Ouattara.
Cajas y neumáticos bloquean una de las autopistas que conectan Abiyán con el norte de país, en un puesto de control de las fuerzas de Ouattara.REBECCA BLACKWELL (AP)

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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