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Reportaje:

"La violencia sexual en Congo es la peor del mundo"

Según la ONU, el número y la brutalidad de las violaciones ha aumentado de manera escandalosa en el país

Cada día, diez nuevas mujeres llegan al hospital de la Bukavu, en la provincia de Kivu del Sur, al este de Congo, víctimas de sádicas violaciones que dejan dañados, en muchas ocasiones de manera irreversible, sus aparatos reproductivo y digestivo. "La violencia sexual en Congo es la peor del mundo", ha explicado a The New York Times el secretario general para los asuntos humanitarios de Naciones Unidas, John Holmes, quien califica de "terrible" el continúo aumento del número de violaciones, "la absoluta brutalidad y la cultura de la impunidad".

Según la ONU, el número de ataques sexuales durante 2006 en la provincia de Kivu, fronteriza con Ruanda, fue de 27.000, lo que supone una pequeña fracción de lo que sucede en todo el pais. El este de Congo sufre un nuevo período de violencia en el que los ataques hacia las mujeres han alcanzado niveles nunca antes vistos. "No sabemos por qué ocurren todas estas violaciones, pero una cosa es clara, su objetivo es destruir a las mujeres", afirma Denis Mukwege, ginecólogo del hospital de Kivu del Sur.

Las elecciones celebradas en Congo el año pasado no han logrado unificar el país ni dotar al Gobierno de la fuerza necesaria para controlar a las milicias rebeldes. El sistema judicial y militar apenas funciona. Muchas zonas del país, especialmente en el este, están fuera del control de las autoridades por lo que los civiles quedan a merced de grupos armados, que arrasan los pueblos y violan a sus mujeres.

Honorata Barinjibajwa, de 18 años, ha relatado al diario estadounidense cómo fue secuestrada de su localidad por los Rastas el pasado abril y convertida en esclava sexual hasta su liberación en agosto. La mayor parte del tiempo permaneció atada a un árbol y sólo la desataban para violarla. "Me siento débil, enfadada y no sé como volver a empezar mi vida", protesta Barinjibajwa.

Según los testimonios de las víctimas, ha surgido un nuevo grupo violento, los Rastas, misteriosos fugitivos que viven en el bosque, llevan ropas brillantes y camisetas de Los Angeles Lakers, tristemente famosos por quemar bebés, raptar mujeres y destruir toda aquello que se cruza en su camino, informa The New York Times. Según fuentes de la ONU, los miembros de Rastas son parte de las antiguas milicias hutus que abandonaron Ruanda tras el genocidio de 1994.

La violación es ya un fenómeno social

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"Va mucho más allá del conflicto", explica Alexandra Bilak, que ha estudiado varios grupos armados en Bukavu y en las orillas del lago Kivu. Según Bilak, el número de mujeres violadas e incluso asesinadas por sus propios maridos se ha disparado y la brutalidad contra las mujeres es visto como "algo normal", por lo que se ha convertido en un fenómeno social.

Sin embargo, muchos trabajadores humanitarios congoleños niegan que el problema sea social. "Si fuera así, esto habría sucedido mucho antes, argumenta Wilhelmine Ntakebuka, coordinadora de un programa de violencia sexual en Bukavu. Para Ntakebuka, la "epidemia de las violaciones" comenzó a mediados de los años 90, coincidiendo con la llegada de milicias hutus que escaparon de Ruanda después de exterminar a 800.000 tutsis.

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