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Aguirre pacta con 12 alcaldes convertir la 'carretera de los pantanos' en autovía

El CSIC tumbó el mismo proyecto en 1998, cuando Gallardón era presidente

La presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, almorzó ayer con 12 alcaldes del suroeste de la región y les anunció que pretende iniciar "en esta legislatura" las obras para convertir en autovía prácticamente toda la carretera de los pantanos (M-501), que ahora sólo tiene dos carriles por sentido en 24 de sus 70 kilómetros en territorio madrileño. Para hacerlo tendrá que recuperar el proyecto que ya intentó sacar adelante Alberto Ruiz-Gallardón cuando era presidente, y que su propia Consejería de Medio Ambiente y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tumbaron por entender que causaría daños irreparables en una zona protegida en la que habitan águilas y linces.

Aguirre ya había adelantado en varias ocasiones, la última el pasado 9 de marzo, su intención de duplicar la M-501 para crear dos carriles por sentido de circulación y reducir así la siniestralidad en uno de los puntos negros de tráfico de la región, que, en apenas 45 kilómetros, registra una media de nueve accidentes mortales al año. Ayer concretó su compromiso ante los alcaldes de los 12 municipios madrileños que forman parte de la Plataforma por el Desdoblamiento de la M-501 -donde hay también 15 ayuntamientos abulenses-, y que llevan siete años reclamando esa obra en la carretera.

Esos 12 municipios someterán el acuerdo a votación en pleno este mismo mes, y el Gobierno regional iniciará entonces los estudios para elaborar un nuevo proyecto de desdoblamiento antes de fin de año. "Nuestra intención es comenzar las obras en esta legislatura [antes de 2007]", explicó el consejero de Transportes e Infraestructuras, Francisco Granados, al término del almuerzo. La obra debe ser autorizada por la Unión Europea, bajo cuya tutela está la zona de especial protección de aves (ZEPA) que cruzará la autovía, y el Ejecutivo regional pretende acudir a Bruselas con el respaldo expreso de esos 12 ayuntamientos para "ir con más fuerza".

Entre los 12 alcaldes hay ocho del PP, dos independientes y dos del PSOE, incluido el portavoz de la plataforma, el socialista José Luis García Sánchez, alcalde de San Martín de Valdeiglesias. El PSOE, sin embargo, siempre se ha manifestado en contra de la construcción de una autovía en esta zona, porque ello supondría atravesar una ZEPA (zona de especial protección de las aves) y destruiría, según los ecologistas, todo el entorno natural del suroeste. Ayer, el alcalde de San Martín de Valdeiglesias afirmó: "Nuestra mayor riqueza es la naturaleza, pero también es fundamental asegurar la movilidad de toda la gente que tiene que acceder a Madrid por esta carretera".

Naturaleza y seguridad

El mismo argumento que el socialista García Sánchez empleó el consejero Granados: "Vamos a tratar de que el proyecto incluya todas las medidas correctoras para no afectar al medio ambiente, pero eso hay que conjugarlo con la seguridad de los 20.000 conductores que cada día usan la M-501", dijo. "La presidenta [Esperanza Aguirre] siempre ha defendido que, entre los derechos de los pájaros y los de las personas, su prioridad son los segundos, y que no va a permitir que siga muriendo gente en la carretera por proteger las aves del entorno", agregan dirigentes de la Comunidad.

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La asociación Ecologistas en Acción, que batalló hace seis años contra un proyecto similar del entonces presidente Ruiz-Gallardón y salió victoriosa, tachó ayer de "barbaridad" el compromiso adoptado por Aguirre con los alcaldes del suroeste. "Van a destruir una de las áreas de mayor valor natural de toda la región. El CSIC lo vio así en el informe que hizo en 2000, y nosotros estamos dispuestos a enarbolar ese informe ante la Unión Europea para paralizar las pretensiones de la Comunidad", advirtió Santiago Martín Barajas, portavoz de la organización.

Martín Barajas considera que la decisión de la presidenta "no responde en absoluto a criterios de seguridad, porque el desdoblamiento de una carretera no aumenta su seguridad, sino sólo su capacidad para absorber más coches", y sospecha, además, que la obra responde a "intereses urbanísticos y especulativos". "Todas las autovías llevan asociados miles de chalés", subraya.

El consejero Francisco Granados aseguró ayer, sin embargo, que en una zona de protección de aves es imposible edificar, y que la Comunidad ha acordado expresamente con los 12 alcaldes que "contendrán su crecimiento urbanístico" para no dañar ese paraje.

El acuerdo alcanzado entre Esperanza Aguirre y los alcaldes incluye la conversión en autovía de todo el tramo entre Quijorna y San Martín, y eso es lo que los ayuntamientos van a someter a votación en sus respectivos plenos. Pero la parte que más probabilidades tiene de salir adelante es la que discurre entre Quijorna y Navas del Rey, como admitía ayer, resignado, el alcalde de San Martín de Valdeiglesias. A partir de ese punto la cosa se complica, porque la zona desde el puerto de San Juan en adelante es la más delicada desde el punto de vista medioambiental.

Para el puerto de San Juan, no obstante, hay prevista una solución alternativa, que fue comprometida ya por el Gobierno de Ruiz-Gallardón en 2002 y está a la espera de que la Consejería de Medio Ambiente dé el visto bueno. Consiste en crear dos carriles por sentido entre los kilómetros 39 al 47, pero no convirtiendo la M-501 en autovía, sino reservándola en ese tramo para el sentido Madrid-Ávila y aprovechando una carretera antigua, la M-855, para el sentido Ávila-Madrid.

Más adelante, a la altura de Pelayos de la Presa, la Consejería de Transportes prevé desviar la M-501 por el sur del municipio -manteniendo un carril por sentido- y dejar el trazado actual como travesía.

Una barrera mortal para la fauna

La M-501, o carretera de los pantanos, tiene una longitud de 70 kilómetros en territorio madrileño, y luego continúa por la provincia de Ávila. El anterior Gobierno regional, presidido por Alberto Ruiz-Gallardón, convirtió en autovía un primer tramo de 24 kilómetros: desde la conexión con la M-40 hasta pasado el municipio de Brunete, a la altura de Quijorna.

Pero no pudo hacer lo mismo con el resto de la carretera porque justo en ese punto comienza una ZEPA (zona de especial protección de aves), y sus propios técnicos consideraron que la construcción de una autovía causaría daños irreparables en esa masa verde bajo tutela de la Unión Europea.

En 1998, la Consejería de Medio Ambiente, que debía pronunciarse sobre el proyecto de autovía entre Quijorna y San Martín de Valdeiglesias, dictaminó que la obra no podía hacerse porque el daño sobre la ZEPA sería enorme. Ese informe, que provocó incluso un enfrentamiento velado entre Medio Ambiente y la Consejería de Urbanismo, encantó a los ecologistas e irritó a los pueblos de la zona, que suman 25.000 habitantes.

Ruiz-Gallardón encargó en 2000 un nuevo informe, esta vez al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Y éste fue incluso más demoledor que el anterior. Tras recordar que la ZEPA del suroeste madrileño es "la zona más importante de bosque mediterráneo de la Comunidad" y acoge a la "única población de lince ibérico de la región", el CSIC concluyó que una autovía allí crearía un efecto barrera que aumentaría la "mortandad por atropello" de las especies que la habitan. Finalmente, Ruiz-Gallardón renunció a un proyecto que ahora retoma Aguirre.

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