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EXPOSICIONES | La semana por delante

Cuéntame otro cuento, Muñoz

Va a ser triste dejar de ver las esculturas de Juan Muñoz en el Museo Reina Sofía. La exposición termina mañana lunes, y sus enigmáticas figuras desaparecerán de la terraza, del hueco de la escalera, de los pasillos, de las salas que las acogen en el viejo edificio Sabatini -antiguo hospital, aún acosado por sus espec-tros-, trazando un sinuoso camino a través del mundo inquietante de este artista.

Juan Muñoz (Madrid, 1963- Ibiza, 2001), que murió inesperadamente cuando la escena del arte internacional empezaba a dar importantes muestras de reconocimiento, fue un hombre con cierto aspecto zorruno, astuto. Del tipo de persona que guarda un as en la manga. Su afición a la magia y la prestidigitación, a los secretos y al misterio, lo llevaron a desarrollar una obra en la que abundan personajes que parecen hechizados.

Hay cuentos o relatos silenciosos detrás de cada una de ellas. Como en ese pasamanos anclado a la pared, que oculta una navaja abierta. O esos muñecos de ventrílocuo que espantan con su sonrisa y su soledad sobre un gran suelo de desconcertante efecto óptico. O esa enana de vestido corto llamada Sara, mirándose al espejo. O esos balcones de hierro colgados de la nada, al lado de un no menos melancólico o sórdido rótulo de hotel. O ese apuntador de teatro, también enano, preparado para dictar la siguiente línea a un actor inexistente. O la sala llena de hombres de aspecto oriental riéndose de algo que jamás sabremos. O aquel otro individuo de traje que cuelga como un ahorcado o un acróbata sobre el vacío de la escalera. Sin olvidar a los personajes que susurran pegados a la pared y moviendo los labios, alguna otra confesión inaudible. Y hasta los dibujos de interiores vacíos con muebles que sugieren presencias.

Se trata de la retrospectiva más amplia que se ha hecho de la obra de este creador de inteligencia afilada. Una exposición que viene de la Tate Modern, de Londres, y del Guggenheim de Bilbao, donde también dejó su huella. Son un centenar de piezas entre esculturas, pinturas, instalaciones y emisiones radiofónicas.

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