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Fernando Conde se vuelca en 'El mercader de Venecia'

Miguel Ángel Villena

Curiosa y ejemplar la trayectoria de Fernando Conde (Daroca, 1952), que ha dedicado las dos últimas décadas de su vida al teatro después de abandonar el mítico grupo humorístico Martes y Trece en pleno éxito. Por supuesto, el actor aragonés ha compaginado las tablas con trabajos para el cine y la televisión. Pero el teatro -y en especial las obras clásicas- han guiado sus pasos. A la altura de sus 57 años, uno de los mejores intérpretes de la escena española ha resuelto que no está dispuesto a encarnar personajes que no le gusten.

Para disfrutar de la inmensa libertad de elegir, Fernando Conde produce también sus espectáculos, como este El mercader de Venecia que el miércoles por la noche se estrenó en el teatro Infanta Isabel tras una larga gira por muchas ciudades y festivales. Al interpretar al despiadado y rencoroso judío Shylock -un papel muy goloso para cualquier actor en su madurez- Fernando Conde se convierte en el principal atractivo de un montaje muy digno, fiel a la tradición y con un respeto exquisito por este drama-comedia de William Shakespeare. Voz, gesto, entonación y presencia en escena componen una actuación sobresaliente de Fernando Conde, que fue aplaudidísima por un público que siguió con interés y sin cansancio un montaje que se prolonga durante tres horas en esta adaptación de Rafael Pérez Sierra con acertada dirección de Denis Rafter. No desmerecen los otros dos actores principales (Natalia Millán y Juan Gea), aunque el resto del amplio reparto peca de numerosos altibajos a lo largo de la obra.

Shakespeare escribió a finales del siglo XVI esta pieza que narra dos tramas amorosas en paralelo y que oscila entre el enredo frívolo -incluidas mujeres disfrazadas de hombres- y la dureza de las intransigencias religiosas. Todo ello transcurre en una Venecia que se sustentaba sobre el poder de los mercaderes y la hegemonía de la doctrina cristiana. Llena de recomendaciones morales, el choque entre distintas civilizaciones y la codicia como motor de la conducta humana vertebran El mercader de Venecia. Lo cierto es que estos textos clásicos deberían representarse, una y otra vez, en los teatros de las grandes ciudades. Por ello, resulta tan encomiable que una compañía privada, como Darek Teatro, lleve a escena esta pieza con el alma de un actorazo como Fernando Conde.

Teatro Infanta Isabel. Hasta el 2 de agosto. De 16 a 25 euros.

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