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VIAJAR EN CERCANÍAS

Grupos de viajeros arrasan la estación de Villaverde Alto y cortan tres Iíneas en una nueva protesta contra Renfe

Juan Antonio Carbajo

La estación de cercanías de Villaverde Alto, donde confluyen las líneas que unen Madrid con Parla y Fuenlabrada, sufrió ayer importantes desperfectos tras el apedreamiento protagonizado por varias decenas de viajeros. Una parada imprevista, causada por una avería en los sistemas de comunicación, desató las iras de los usuarios, que también intentaron incendiar varios vagones y dependencias.El personal de Renfe comentó que la avería podría haber sido fruto de un sabotaje. Otra línea, la de Madrid-Aranjuez, también estuvo cortada durante seis horas por la protesta de 500 personas que cortaron la vía.

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La guerra del tren de cercanías continúa. Ayer la estación de Villaverde Alto, donde confluyen las líneas Madrid-Fuenlabrada y Madrid-Parla, fue el escenario de la batalla. Varias decenas de personas -del millar que viajaban en un tren que tuvo que permanecer parado a la entrada de la estación por una avería-, destrozaron con piedras, hierros y otros objetos contundentes, las instalaciones de la estación. Cristales, puertas, carteles y taquillas fueron presa de la violenta protesta que se inició sobre las 7.15 horas. Ocho vagones resultaron dañados."Lo hemos pasado muy mal". El jefe de circulación de la estación de Villaverde, junto con ocho o nueve empleados, tuvieron que refugiarse en el despacho del jefe de estación. La sala de circulación, situada a pie de andén, fue uno de los principales objetos de la ira. "Intentaron incendiarla tirando dentro una papelera con periódicos prendidos y se llevaron dos radio-transmisores", relataron los ferroviarios.

"Nosotros bastante hicimos con impedir que lincharan a alguien", explicaban los dos vigilantes jurados de la estación. Algunos usuarios intentaron entrar en el recinto donde se encontraba el personal de Renfe. "Llamamos a la policía a las 7.05 horas, porque imaginábamos que podía ocurrir algo similar, pero sólo vinieron dos agentes", explicó el jefe de estación, Juan Machuca. "Hasta las nueve no llegaron los refuerzos". Los efectivos del Cuerpo Nacional de Policía intervinieron posteriormente para desalojar a los manifestantes, informa Miriam de las Heras.

Los problemas comenzaron a las 6.30 de la mañana, cuando un corte momentáneo de la tensión eléctrica puso todos los semáforos en rojo. "Es una medida de seguridad automática", explica un jefe de línea. "Cuando ocurre hay que comunicarse telefónicamente con el maquinista, a través del sistema tren-tierra, para permitirle rebasar el semáforo. Así se hizo con varios trenes hasta que llegó uno de Fuenlabrada, sobre las siete, con el que no pudimos comunicar".

Posible sabotaje

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Según este testimonio, el tren-tierra de éste tren no funcionaba "porque había sido arrancado", explicó. Cuando este sistema de comunicación falla, queda otro recurso: un teléfono situado junto al semáforo. "El teléfono también estaba destrozado, por lo que no quedó más remedio que acercarse hasta la máquina, pero entonces la gente ya estaba bajando y andaba hacia la estación. Tantas averías parecen provocadas por un sabotaje", insinuó.

Algunos usuarios vieron en los andenes a cuatro o cinco personas, armadas con hierros, destrozando los cristales. "Yo creo que eran piquetes de trabajadores de Renfe", explicó un viajero. Según los guardas de seguridad las personas que destrozaron las instalaciones podrían ser entre 30 y 40. El servicio se reanudó sobre las diez de la mañana.

Los incidentes en la red de cercanías se reprodujeron en otro punto de la red. Pasadas las siete de la mañana, parte de la 500 personas que esperaban el tren Toledo-Madrid en Pinto saltaron a las vías e interrumpieron el servicio hasta las 13.15 horas. El tren llegaba con un retraso de 20 minutos, según el gerente territorial de la línea Cuenca-Toledo, José Luis Climent, debido a la niebla y a un corte de energía eléctrica, según informa Antonia Sánchez Vara.

Los responsables de esta zona de Renfe reconocen que el servicio que se presta no es el más adecuado, debido a las grandes deficiencias de infraestructura que padecen y que justifican alegando que siempre se ha prestado más atención a la carretera que al tren. También aseguraron que las protestas de ayer eran algo inusual aunque reconocen que los viajeros han sufrido en las últimas semanas las consecuencias de las huelgas de los maquinistas y varias irregularidades en el servicio, "lo que ha provocado un sentimiento negativo contra Renfe", afirmaron.

Los incidentes provocados por los usuarios de la red de cercanías empezaron en junio de 1989 cuando, coincidiendo con una huelga de Renfe, unos 2.000 usuarios interrumpieron el tráfico ferroviario en la estación de Aranjuez. Ese mismo mes 600 viajeros de un tren procedente de Alcalá apedrearon la estación de Entrevías, tras un enfrentamiento con uno de los piquetes de huelga que detuvo el convoy.

En diciembre, un millar de viajeros indignados por la tardanza y la saturación con que llegaban los trenes de cercanías, cortaron la vía en la estación de Aravaca, en la línea Príncipe Pío-Las Rozas, durante seis horas.

El pasado miércoles, unos 1.000 usuarios de la línea Madrid-Fuenlabrada se concentraron durante dos horas en la estación de Atocha para protestar por las interrupciones que se produjeron en el servicio. Al día siguiente, en la misma línea, otro millar de usuarios interrumpió durante casi siete horas el servicio en la estación de cercanías de Zarzaquemada (Leganés), al no poder acceder a un tren que llegaba abarrotado desde la estación de Fuenlabrada. Según Renfe, la media de viajeros diarios de las líneas de cercanías en Madrid es de 305.000.

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