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Reportaje:

Manjares de las huertas

24 mujeres de las vegas del sureste de la región aprenden a comercializar productos naturales 24 mujeres de las vegas del sureste de la región aprenden a comercializar productos naturales

Los mejores productos naturales de las vegas del Tajo y Tajuña (sureste de la Comunidad de Madrid) pueden llegar hasta los hogares con un aspecto completamente innovador. Imaginen un menú a base de tostadas de calabaza, espárragos encurtidos, gazpacho de fresón, un buen pisto y unas lentejas estofadas. De postre, una mermelada bien dulce, como las más tradicionales de fresón, ciruela o zarzamora, o, para los paladares más atrevidos, una salada, por ejemplo de cebolla.

Parece un menú un tanto surrealista e impensable si no fuera porque ya es una realidad gracias al trabajo de un grupo de 24 mujeres de la comarca de las Vegas, participantes todas ellas en el taller-escuela Conservar la huerta, en funcionamiento desde hace un año. Este taller tiene como objetivo convertir a estas mujeres, la mayoría procedentes del mundo agrario, en empresarias, y además paliar una de las principales carencias del campo madrileño: la falta de transformadoras. El curso, que está a punto de finalizar, ha sido un éxito. Una de ellas ya ha montado su empresa y está produciendo y comercializando estos productos. Otras esperan seguir el mismo camino en breve.

A lo largo del curso, estas mujeres han elaborado principalmente conservas, encurtidos (en vinagre) y mermeladas, recuperando recetas tradicionales o bien experimentado con sabores y texturas nuevas. Han confeccionado un total de 130 protocolos (platos preparados para su industrialización) con antiguas recetas de la abuela: guisos y estofados de verduras y hortalizas, pistos, mermeladas dulces, encurtidos de pepinillos y berenjenas... y también han preparado menús realmente originales que no dejan a nadie indiferente: encurtidos de espárragos y alcachofas, gazpachos de fresón y melón, mermeladas de cebolla, tomate, pepino o calabaza.

'No ha sido fácil, aunque nos hemos divertido mucho. Hemos tenido que tirar muchas preparaciones hasta dar con las combinaciones adecuadas', relatan estas mujeres. Todas las recetas se han hecho con productos naturales, sin aditivos ni conservantes, con la materia prima de la mejor calidad y siempre con frutas y hortalizas propias de estas vegas. En concreto, para su labor diaria y sus investigaciones, han contado con el apoyo de otros compañeros, participantes en otro curso, también impartido en las instalaciones que la Comunidad de Madrid tiene en la granja escuela La Chimenea, en Aranjuez. El taller Conservar la huerta se ha complementado con la escuela para jóvenes menores de 25 años de agricultura sostenible.

Los productos que se han elaborado en estos meses se han ofrecido en degustaciones en actos públicos y se han donado a entidades benéficas.

'La escuela no ha vendido nada, ya que ése no era su cometido', explica Jesús Zamora, desde Aracove, la Asociación para el Desarrollo Rural de la Comarca de las Vegas, organismo que ha llevado a cabo esta iniciativa. El taller se ha financiado gracias a la Dirección General de Empleo de la Comunidad de Madrid, y su inversión ha sido de 347.694 euros. Su éxito ha hecho que esta experiencia piloto se vuelva a repetir este año, con otro curso que comenzará en octubre.

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Valor añadido

Todas las participantes en el taller son mujeres mayores de 24 años, procedentes de la comarca, y en general ligadas a la agricultura. 'Actualmente estas huertas sólo venden productos frescos. No hay transformadoras en la zona y queremos paliar esta carencia. El valor añadido de los productos está en su transformación y comercialización, y en esa dirección se ha enfocado el curso', dicen desde Aracove. Por eso, además de preparar suculentos platos, estas empresarias artesanas han aprendido a montar un negocio, a hacer estudios de mercado, han recibido nociones de gestión empresarial e informática, todo para que en breve puedan trabajar en esto. 'Para mí, este curso ha sido un triunfo personal y profesional', explica Araceli Trillo. Más atrevida es Loli Gutíerrez, una vecina de Belmonte de Tajo que quiere producir y comercializar productos procedentes de la uva. 'Mi familia tiene una bodega y hay excedente de uva blanca. He pensado montar un negocio para hacer zumos, mostos y mermeladas de uva ecológica', señala. La psicóloga del taller, Carolina Romero, cree que lo más díficil está por llegar y que es necesario animar mucho a estas mujeres. 'Aunque al principio lo ven complicado, en cuanto alguna de sus compañeras se lanza, como ha sido el caso, se animan rápidamente', cuenta. Para dar ese empujoncito que falta, José María Cepeda, Presidente de Aracove y alcalde de Aranjuez, ya ha anunciado que desde este organismo se les ayudará económicamente. 'Estamos muy involucrados en la formación y seguimiento, y desde aquí vamos a financiar, a través de los fondos europeos Leader plus, los proyectos que sean viables', precisa.

La pionera de este taller tiene 50 años. Dice que estaba un poco aburrida en su casa y que quería trabajar. 'No se trata de ser o no valiente. Pero mis hijos son mayores y tienen su vida, y yo pasaba muchas horas en casa viendo la televisión, algo que no me apetecía mucho. Yo quería trabajar', explica Victoria Sainz. Su marido y ella, tienen un huerto ecológico en Colmenar de Oreja, y desde hace años están funcionando muy bien: 'Vendemos a El Corte Inglés, en ferias y también desde aquí, en casa'.

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