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Muere un hombre de un balazo frente a una discoteca de Torrejón

El fallecido no tenía que ver con la reyerta que provocó el tiroteo, según la Policía

Ni siquiera iban contra ellos. Pero justo en ese momento, hacia las seis de la mañana de ayer, salieron de la discoteca Pícaro, en un desangelado polígono de Torrejón de Ardoz y se toparon con un tiroteo. Una bala alcanzó a Cosmin C., rumano de 26 años, y lo hirió de gravedad en el pecho, en el hemitórax izquierdo, según informó Emergencias 112. Otra rozó a Ciprian C., también rumano, de 25 años. Los dos fueron trasladados al hospital de La Paz donde el primero falleció horas después. La Jefatura de Policía informó desde el primer momento de que ninguno de ellos estaba implicado en la pelea que, un rato antes, se había iniciado dentro de la discoteca.

Poco más se sabe, al menos de fuentes oficiales. La Policía únicamente explicó que dos grupos de jóvenes se enfrentaron en el interior de la discoteca y acabaron saliendo a la calle, donde uno de los implicados disparó e hirió a dos personas ajenas a la reyerta. No proporcionaron más detalles para no entorpecer la investigación, señaló una portavoz de Jefatura. A última hora de ayer aún no había detenidos. Una cámara de seguridad, en un extremo de la fachada de la discoteca, grabó lo sucedido, según fuentes de la investigación. Con esas imágenes, la Policía pudo identificar ayer a los implicados, añadieron las mismas fuentes, a los que confiaban detener en cuestión de horas.

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El tiroteo sucedió en pleno cierre de la discoteca, muy conocida entre los jóvenes de origen rumano de la zona del Corredor del Henares y de toda la región, según detallaron ayer personas que la frecuentan. En la pared blanca del local, donde ayer se distinguían impactos de bala a diferentes alturas, se perciben al menos seis disparos. Los agentes de la Policía Científica seguían examinando a última hora de la mañana los boquetes, que se concentraban en la parte más cercana a la puerta de servicio, a unos metros de la entrada principal.

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Mientras, en los pocos negocios abiertos en la zona -avenida de la Constitución, número 148-, en la que las naves industriales se alternan con locales de ocio con nombres como Magma o Tropial, corrían los rumores. Pese a que todos habían abierto mucho más tarde y, por tanto, no vieron nada, dueños y empleados daban sus versiones de los hechos. En el taller mecánico Blanco y Morales, por ejemplo, llamó mucho la atención el coche con el que supuestamente llegaron los autores del disparo: un BMW blanco. Según lo que, decían, a ellos les había contado la camarera de un bar cercano, la trifulca empezó en el interior de la discoteca, hacia las cinco de la mañana. Uno de los grupos enfrentados salió -o los porteros les obligaron a marcharse; aquí las versiones difieren- y amenazaron con volver. Cuando la discoteca cerró, aparecieron en el BMW, bajaron y se liaron a tiros.

Un testigo citado por Efe relató algo parecido, sin mencionar el coche, y añadió que los autores de los disparos eran gitanos y que se enfrentaron a los porteros, rumanos como la gran mayoría de la clientela; al final, según ese testigo, acabaron disparando contra todo el que salía por la puerta de servicio. Fuentes policiales confirmaron que los sospechosos son de etnia gitana.

El encargado del local, Alin, se resistía ayer a hablar de lo sucedido. Tras salir de declarar ante la Policía, aseguró en conversación telefónica estar "demasiado tocado" para comentar nada y añadió que los agentes le habían pedido discreción hasta que el caso se haya resuelto. En la discoteca no suele haber problemas más allá de alguna pelea puntual, según confirmaron clientes y conocidos del dueño, un español llamado Manuel. "Siempre intentamos que no pase nada, pero esta vez...", comentó Alin. Estaba preocupado, dijo, por la imagen que podían dar los medios de comunicación y desmintió algún dato, como que el autor de los disparos había tirado contra quienes salían por la puerta de servicio: "No es cierto; no salió nadie. Disparó contra gente que ya estaba fuera". Alin aseguró que ni el fallecido ni el herido trabajaban en la discoteca. "Eran clientes", afirmó.

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