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Reportaje:

Presos de una serpiente de uralita

500 vecinos de la avenida del Manzanares viven encajonados junto a un enorme almacén abandonado propiedad del Ministerio de Administraciones Públicas

Rebeca Carranco

Pocas vistas tiene el comedor de Julio Mayano. Si acaso, unos geranios que tiene en el alféizar de la ventana. El hombre, de 74 años, vive en el 1º C del número 40 de la avenida del Manzanares. "Tengo unas rejas, para que no se meta nadie, aunque si quieren se cuelan igualmente", se lamenta Mayano. Detrás de esas rejas, lo único que ve es un techo de uralita de un color grisáceo, lleno de mugre. Es una nave de forma tubular que perteneció al Ministerio de Información y Turismo y que a partir de las próximas elecciones europeas, en junio de 2009, servirá para guardar el material electoral de la Delegación de Gobierno.

La nave sirvió durante la dictadura franquista de almacén de actos públicos del Ministerio de Información y Turismo. "Yo trabajaba en el área de pintura", recuerda Mayano. El almacén, de casi 7.000 metros cuadrados, estaba lleno de telas, banderas, alfombras... "Todas esas cosas que servían para cualquier acto que se hacía en España, como visitas oficiales o la Feria del Libro", asegura el hombre.

La nave guardará el material electoral de la Delegación de Gobierno

Ya no queda nada de aquellos años de banderolas y alfombras. El complejo, formado por una nave que se extiende frente a los números 40, 42, 44 y 46 de la avenida del Manzanares, una segunda nave más pequeña, que se sitúa entre el 5 y 6 de la calle de San Conrado, y otro almacén que ocupa el paseo de la Ermita del Santo, del 49 al 61, está abandonado. Por alguna de las ventanas con cuatro dedos de polvo de las naves se puede ver el interior: un almacén diáfano, con vigas desnudas y restos de cartones, escombros, cristales rotos...

"De todo. Es una porquería. Las ratas campan a sus anchas", se queja Elena Comas, que vive en el número 5 de San Conrado. Comas ha promovido entre los vecinos del barrio una recogida de firmas para que se eche abajo la nave. Hasta el momento lleva 500, y tiene la intención de presentarlas en la Junta de Distrito, en Latina. "No hay guarda. Es insalubre. Ni siquiera tenemos las llaves del edificio. Si alguien se cae, no podemos entrar. Y si hay un incendio no hay forma humana de que los bomberos accedan a las viviendas, a no ser que sea por la portería", protesta. Los vecinos piden que la nave se derribe y se utilice para aparcamientos o bien que se deje una zona ajardinada.

Pero las esperanzas de Comas se esfuman. El propietario del edificio es el Ministerio de Administraciones Públicas. Hasta 2001 sirvió para almacenar material de actos públicos del Gobierno, pero en esa fecha perdió ese cometido, ya que ese tipo de parafernalia pasó a ser guardada en un almacén de La Moncloa. Desde entonces, el edificio está cerrado, sin ningún tipo de cuidados ni limpieza. Y seguirá así hasta junio de 2009, cuando, según fuentes del ministerio, se pondrá en marcha como sede de material electoral de la Delegación de Gobierno. Servirá para albergar papeletas y urnas.

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"¡Vamos a seguir protestando igual!", amenaza Comas. A pesar de las innumerables reclamaciones que la mujer ha presentado ante la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (Muface), dependiente del Ministerio de Administraciones Públicas, y dueña del edificio, jamás ha logrado saber qué se iba a hacer con las naves. La noticia de su nueva función le ha pillado de improviso. Pero de igual modo va a presentar ante la junta de distrito y ante Muface las 500 firmas de los vecinos de los 12 bloques afectados, que suman más de 250 viviendas.

"¿Pero qué van a hacer con la seguridad? Los bomberos no van a poder entrar", alega la mujer. Y recuerda el caso de un obrero que tuvo un accidente hace dos años cuando estaba revocando una fachada. "Cayó desde el tejado, rompió la uralita y se precipitó más de cinco metros hasta el suelo", cuenta Comas. Afortunadamente, no murió.

Una portavoz de Administraciones Públicas indicó que la Delegación de Gobierno hará "las reformas pertinentes teniendo en cuenta las medidas de seguridad", pero sin especificar actuaciones concretas.

Al pasear por la zona del Manzanares, que lleva años aguantando obras -primero las del soterramiento de la M-30 y ahora las del Proyecto Río-, el complejo de naves puede pasar inadvertido. Las tres entradas que tiene, puertas metálicas enormes que en su día asistieron al trajín de entrada y salida de camiones, están cubiertas de graffitis. Las ventanas, rotas. El techo, destrozado. De las paredes cuelgan señales de que allí hubo vida, como un póster del Real Madrid y otro del actor Russell Crowe.

"Aquella era la nave de carpintería", señala Mayano, originario de Ceuta y que llegó a la capital muy joven para buscarse la vida. "La otra era de pintura", indica. Al hombre le puede la nostalgia. "Que lo tiren abajo me da pena", reconoce. Los edificios que hoy están cegados por las naves fueron en su día construidos por el Patronato de Casas del Ministerio de Información y Turismo. El espacio que ahora ocupan los almacenes estaba destinado a jardines y calles. Pero se quemó la antigua sede de actos públicos, y, a cambio de calefacción central y agua caliente, los vecinos tragaron con la serpiente de uralita. A Moyano le dieron una vivienda en el bloque en alquiler, que luego compró. Lo mismo que el resto de vecinos. "Me he pasado toda la vida aquí... Yo con que lo tuviera limpito, me conformaría", pide. A él, en realidad, su nave le gusta.

Las vistas desde uno de los pisos de la avenida del Manzanares cegados por el almacén abandonado.
Las vistas desde uno de los pisos de la avenida del Manzanares cegados por el almacén abandonado.ALBERTO FERRERAS

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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