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La Riviera vuelve a sonar

El Ayuntamiento autoriza la reapertura de la sala tras cuatro meses de cierre

Daniel Verdú

Al otro lado del teléfono había un jaleo impresionante. Muchos andaban de fiesta junto al Manzanares. Y no era para menos. "Estamos celebrando, no te oigo bien", decía el abogado Miguel Ángel Rubio. Y es que después de cuatro largos meses, la música en directo vuelve a sonar en La Riviera. El Ayuntamiento decretó ayer la reapertura de la histórica sala de conciertos, que fue clausurada porque carecía de la licencia de funcionamiento. Esta noche, a las doce, ya abrirán las puertas, pero hasta el próximo sábado, cuando actuarán Def con Dos, no volverá a haber música en directo.

A raíz de la muerte del joven Álvaro Ussía a manos de los porteros de la sala El Balcón de Rosales el pasado noviembre, el Ayuntamiento comenzó una campaña de inspecciones en los locales de ocio nocturno. La mano dura se hizo notar enseguida. Las primeras en caer fueron La Riviera, Moma y But. Pero la más sonada, por emblemática y representativa de la escena musical madrileña, fue la sala del Manzanares, el 20 de noviembre. El último que tuvo tiempo de subirse al escenario fue el inglés Matthew Herbert y su big band en una potente actuación que, sin saberlo, clausuraba la sala.

Abrieron ayer como bar de copas y el próximo sábado actúa Def con Dos

El local carecía de la licencia de funcionamiento porque debía subsanar deficiencias en las puertas de emergencia, el sistema eléctrico y los sistemas de extinción de incendios, y carecía de baños para minusválidos. Pero el Ayuntamiento prometió que sería especialmente diligente en otorgar los permisos a las salas clausuradas una vez arreglasen lo que se les requería.

"Ha costado. Hemos tenido que hacer un obrón. Llevábamos mucho tiempo intentando hacerlo. Pero nos pilló en medio todo lo de las salas de Madrid y la muerte de aquel chico", explica Javier García, responsable de la música en vivo de la sala. Han sido cuatro meses duros, cuenta García, especialmente para los promotores de conciertos que tenían contratadas actuaciones en la sala. "Nosotros ahora mismo estamos muy contentos, aunque no quiero ni saber las pérdidas que hemos tenido. Pero el mayor dolor ha sido por los daños a terceros. Los promotores que tienen sus giras, suspendidas... Tal y como está ahora la vida, es lo que más nos ha dolido", señala.

La Riviera tiene más de 1.500 metros cuadrados, siete barras para servir copas y un aforo de 2.500 personas que en ocasiones se queda pequeño. Su tamaño medio la convierte en una sala muy preciada en la capital, puesto que la mayoría de lugares donde se programa música en directo son o muy pequeños o demasiado grandes.

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El resto de salas que se cerraron siguen a la espera de que el Ayuntamiento les conceda la licencia. "Todas están avanzando. Pero todavía no sabemos cuáles obtendrán primero la licencia para reabrir", explicaron ayer fuentes de la Concejalía de Urbanismo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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