_
_
_
_
_
Reportaje:

El colegio de la discordia

La apertura de un centro para adultos en una escuela infantil choca con el rechazo de los padres

El exterior del colegio público infantil Pi i Margall, en el número 2 de la plaza del Dos de Mayo, presentaba el pasado lunes el inusual aspecto de un campo de batalla. La policía disgregó contundentemente a los padres de los menores ante sus airadas protestas por la inauguración del centro de enseñanza para adultos Joaquín Sorolla. Ayer, el patio estaba más tranquilo, pero se mantenía la tensión.La nueva escuela está situada en una de las plantas del inmueble en el que, hasta ahora, se impartían clases sólo a los infantes. La apertura del centro de adultos, decidida por la Dirección Provincial de Educación, fue recibida con indignación por los miembros de la Asociación de Padres y Alumnos (APA) del colegio infantil. "No estamos dispuestos a permitir que se prive a nuestros hijos de una planta entera del colegio", advertía crispada una madre. "Han dejado a los críos sin aulas para dar clases de informática y religión. Y los psicopedagogos que, hasta este lunes, ayudaban a los niños con problemas se han quedado sin un sitio donde trabajar", señaló.

De los 170 alumnos con edades comprendidas entre los tres y once años que estudian en el Pi i Margall, el 50% son inmigrantes y un 13% son chicos discapacitados. La convivencia de niños y adultos preocupa mucho a los familiares y trabajadores de la escuela infantil. "En un colegio con niños que tienen problemas para adaptarse, es negativo que se les junte con personas de más edad que les van a avasallar. El año pasado había dos clases utilizadas por adultos, y en los baños encontramos hasta preservativos. Esto es sólo una señal de lo que puede llegar a ocurrir por mezclar niños con mayores", aseguró el vicepresidente de la APA, Primitivo Revuelta.

Por su parte, los miembros del centro Joaquín Sorolla padecen impotentes el rechazo y el enfado de sus vecinos. "La reacción de los padres ha sido vergonzosa y exagerada. Nos insultaron a la entrada del colegio, nos llamaron fascistas por llamar a la policía para que nos asegurara la entrada en las aulas", señaló Ana Herranz, jefa de estudios del nuevo centro.

El subdirector territorial de la zona centro del Ministerio de Educación, Antonino Paz, mostró su sorpresa ante los incidentes. "Los padres no tienen ninguna razón para protestar de este modo. El nuevo centro sólo ocupa una de las tres plantas del edificio público. Además, si no se llega a trasladar el Joaquín Sorolla, es posible que el colegio infantil hubiese tenido que cerrar ante el escaso número de matrículas", advirtió.

Pese a esto, los miembros de la APA anunciaron que seguirán manifestándose diariamente hasta que el centro para adultos sea trasladado una vez más.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_