Diez días sin rastro del joven Austin Taylor Bice
Se cumplen 10 días de la desaparición de Austin Taylor Bice, el estadounidense de 22 años cuya pista se perdió el viernes 25 de febrero en Madrid. Esa noche Bice salió de fiesta, pero luego no regresó a casa. Después de 10 días pegando carteles con su foto, preguntando por él en edificios abandonados y buscándolo por toda la ciudad, sus familiares y amigos no pierden la esperanza y mantienen que está vivo. "Pensamos que está desorientado", aseguró ayer María García, una de las tres chicas que han organizado la búsqueda del estudiante de intercambio de la Carlos III.
La Jefatura Superior de Policía se limita a confirmar que continúa la busca y que no hay novedades. Justifica su silencio en que no quiere entorpecer la investigación. La familia de Bice teme que el joven "no tenga uso de sus facultades porque le hayan pegado o drogado", señaló Juan Gabriel Paredes -primo político de Austin-, quien reconoció que la policía les ha dicho que es un caso "muy extraño".
Los agentes han rastreado parte del río Manzanares por si se hubiera caído y también han seguido la estela de las llamadas. La noche que desapareció Austin Taylor Bice llevaba dos teléfonos móviles: un iPhone que trajo consigo de EE UU y que aún daba señal horas después de que se le viera por última vez, y otro terminal que compró cuando llegó a Madrid. Ninguno de los dos responde a las llamadas desde el sábado 26 de febrero. El joven tampoco ha utilizado su correo electrónico escolar desde el viernes a las 16.30 ni sus tarjetas de crédito, según ha confirmado Larry Bice, su padre, que llegó el miércoles a Madrid.
El teléfono que aparece en los carteles ha empezado a recibir llamadas de personas que creen haberle visto, aunque ninguna de las pistas ha sido "efectiva", según Paredes, que pide "a quien vea a Austin que le detenga o, si le da miedo, que le siga".
