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El penúltimo viaje: el cadáver de una mujer fue confundido con el de un hombre y enviado camino de Ucrania

Mábel Galaz

La familia de Marisol Romero Nieto, muerta en la madrugada del pasado lunes en el hospital de la Princesa de Madrid, aguardó ayer por la mañana, durante casi una hora, la llegada de sus restos al crematorio del cementerio de la Almudena. La larga espera concluyó cuando la funeraria de Los Remedios, encargada del traslado, comunicó que la fallecida estaba en Barcelona. Nadie encontraba explicación a lo sucedido. Al dolor por la pérdida de una esposa y madre se unía la indignación y el estupor. Marisol Romero no había emprendido su último viaje, sino el penúltimo.Susana Monteagudo, hija de la fallecida, fue la encargada de investigar cómo había podido cometerse tamaño error. Según explicó a este periódico, los trámites fueron complicados. El hospital de la Princesa no quiso entrar en detalles y remitió a la funeraria. Al final, todas las partes decidieron redactar una nota oficial, bastante vaga, en la que se reconoce que hubo un fallo en la identificación del cadáver. Marisol Romero, de 60 años, una mujer rubia, fue confundida con un hombre ucranio fallecido también en la Princesa y enviada camino de Ucrania. La nota dice: "La errónea identificación de un cadáver, unido a un fallo humano de los empleados de la empresa funeraria, ha sido la causa de que fuera trasladado a un destino diferente al que correspondía. Previamente, dicho cadáver había sido identificado de forma visual por dos de sus allegados en presencia del cónsul de su país. La empresa funeraria asume la responsabilidad absoluta de esta circunstancia. No obstante, el hospital ha iniciado las actuaciones necesarias para llegar al total esclarecimiento de lo ocurrido".

Ayer por la tarde, mientras el hospital daba explicaciones, la fallecida era, por fin, incinerada. "Mi madre no quería un velatorio. Nos pidió que guardáramos su cuerpo en el depósito hasta que sus restos fueran incinerados", explica Susana Monteagudo. "Cómo íbamos a sospechar que estaba por ahí".

Cuando los empleados de la funeraria descubrieron el error se encendieron todas las alarmas. Alexander Markov, el cónsul de Ucrania en Madrid, había enviado en un avión, camino de Kiev, el cadáver del supuesto ciudadano de Ucrania. Pero la realidad era otra. Marisol Romero era quien salía del depósito de la Princesa el lunes por la tarde, mientras que los restos del hombre permanecían en una cámara.

En Barcelona se paró el traslado. Marisol Romero pretendía un final discreto y, sin quererlo, se convirtió en protagonista de una historia desgraciada. Su familia, ayer, intentó denunciar lo sucedido. "Nos han dicho que no es un delito. Ni tan siquiera nos queda ese consuelo".

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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