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El precedente de Alcalá de Henares

Elena G. Sevillano

El aumento de casos de legionela que vive estos días el centro de Madrid es el mayor que recuerdan técnicos de la Consejería de Sanidad y expertos en epidemiología en la región desde que, en 1996, un brote afectó a 224 personas en Alcalá de Henares, de las cuales fallecieron nueve. Un informe realizado un año después por el Centro Nacional de Epidemiología reveló que en la investigación posterior se tomaron 109 muestras de agua procedentes de 85 instalaciones diferentes. Casi la mitad (46%) dio positivo a la legionela. El foco o focos nunca quedaron claros del todo. Algo que también podría suceder ahora, asegura Jenaro Astray, jefe de Epidemiología de la Consejería de Sanidad. "Es difícil llegar a atribuir una contaminación", asegura.

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"La facilidad de detección tiene que ver con la gravedad de la epidemia. En un brote pequeño, o de incorporación lenta como este, es más difícil", afirma Emilio Bouza, jefe de Microbiología del Gregorio Marañón. "Las medidas preventivas comienzan a ciegas, por lo que es posible que se yugule el brote sin saber de dónde ha partido", añade.

"En la epidemia de Alcalá hubo más acumulación de casos en menos tiempo. Ahora están más dispersos", constata Rafael Cantón, jefe de Microbiología del Ramón y Cajal. "Sin embargo, los sistemas de control han progresado". La legionelosis no afecta a más de 60 o 70 personas al año en Madrid. La mayoría de esos casos son esporádicos. La enfermedad afecta más frecuentemente a mayores de 50 años, fumadores, diabéticos o con nefropatías, EPOC... Y más a hombres que a mujeres.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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