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Reportaje:

Los sencillos secretos de Inma

Una estudiante de Alcalá saca la mejor nota de selectividad, 9,96, aunque sólo necesita un 5,5 para estudiar Biología

Nota media de 10 en bachillerato y 9,96 en selectividad. Con estas notas y sólo 17 años podría estudiar cualquier carrera universitaria. Tiene la mejor nota de toda la región. Pero Inmaculada Rentero Rebollo quiere ser bióloga, para lo que sólo necesita un 5,5.

Le gustaría poder estudiar medicina, como le recomiendan sus padres, pero tiene pánico a la sangre y se marea en cuanto ve un poco. Así que optó por Biología, como su madre. Ella da clases de esta asignatura en el instituto Cardenal Cisneros, en Alcalá de Henares, el mismo en el que Inmaculada ha sacado todo dieces. "Pero no ha tenido nada que ver con que yo haga esa carrera. Lo hago porque me gusta, y porque, ya que tengo que pasar cinco años de mi vida estudiando, por lo menos que me lo pase bien", dice mientras señala con el dedo.

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La biología le gusta desde siempre. Primero fueron los "animalitos", y luego, cuando ha empezado a saber cómo funciona la vida, le han empezado a atrapar las "historias de ADN, clonación terapéutica y esas cosas", admite, aunque aún no tiene claro a qué rama de la biología se dedicará. "Ojalá pudiera descubrir algo en el futuro para salvar vidas y ayudar a otras personas, y la biología me ayudará", cuenta mientras mira cielo con una enorme sonrisa.

El camarero de la terraza de la plaza de Cervantes donde relata su historia interrumpe la conversación. "¿Quieres ser bióloga? Yo también soy biólogo. Es fascinante, pero mira, yo no tuve suerte", señala. Gesto de sorpresa en la cara de Inma. Sólo un comentario: "¡Vaya!".

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Ayer su madre le despertó a las diez de la mañana. "Estaba más nerviosa que yo...", recuerda. Se conectaron a Internet y vio su nota. Despues, "nerviosísima", le dio la noticia su padre, un físico que trabaja en Telefónica. Después llamaron del Universidad de Alcalá de Henares y le dijeron que era la mejor nota de Madrid. Desde ese momento el teléfono no paró de sonar en toda la tarde.

A pesar de que su perfil académico podría ser el de la perfecta empollona, ella lo niega rotundamente. "No puedo aguantar más de dos horas estudiando, y eso, en época de éxames", asegura. No hay un fin de semana que no salga de fiesta con sus amigas o con su novio, que al enterarse de la noticia sólo le dijo: "Si es que eres la caña".

Su 9,96 es la media de cuatro dieces -Química, Matemáticas, Biología y Filosofía- un 9,3, en Lengua Española, y 9,8, en Inglés. Nerviosa por el ajetreo de llamadas y entrevistas intenta quitarle importancia: "Tampoco es para tanto, si los exámenes eran iguales a los que hemos hecho en el instituto", dice entre risas. Su expediente de bachillerato tampoco tiene mancha ninguna. Ha sacado un 10 de nota media.

El secreto dice que está en los resúmenes. "Cuando me ponía a estudiar tenía sólo una hojita con las cosas importantes, mientras que mis compañeros tenían páginas y páginas... Así que me lo estudiaba más rápido", confiesa. También explica que con las matemáticas y los problemas de física y química, "si le coges el tranquillo, ya no te quitan tiempo para estudiar", cuenta. Explica que en su casa lo tiene más fácil para estudiar porque es hija única, no tiene hermanos que entren a incordiar en la habitación, y sus padres no la molestan. "Yo me meto en mi cuarto, me concentro un montón y empiezo a hablar en alto. Hablo muchísimo, me lo cuento todo", por eso dice que no puede quedar a estudiar con otros amigos. Eso, cuando está a solas, porque después confiesa que odia hablar en público. "Cuando llego a un examen, no me pongo nada nerviosa. Sólo tengo que escribir lo que he resumido muchas veces al estudiar, lo malo es cuando me toca hablar en público y que se me vea la cara. Entonces lo paso fatal", dice, al tiempo que le tiembla el pulso al contestar una llamada.

Aunque no necesitaba sacar buena nota para estudiar biología, confiesa que ha hecho un esfuerzo extra para acceder a las becas de la excelencia que otorga la Consejería de Educación a los estudiantes que saquen de media 9,3. "Por cierto, pon que todavía no las han sacado, a ver si me he pegado el empacho para nada", concluye.

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