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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Aguirre suelta lastre

La presidenta de Madrid prescinde de dos de sus próximos, relacionados con el espionaje

Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP en la región, ha prescindido de dos personas de su confianza relacionadas con la trama de espionaje político que salpica a su Gobierno. La misma que dijo ser la más interesada en esclarecer toda la verdad sobre este asunto, no ha dudado en despedir a la primera persona a sueldo de la Comunidad (la secretaria del presidente de Telemadrid) que confirma la existencia de esa trama y en aceptar la dimisión de su director general de Seguridad, Sergio Gamón, presunto jefe de la red. Aguirre suelta así lastre en su intento de salir indemne del escándalo.

La empleada despedida es Yolanda Laviana, que también fue secretaria de la propia Aguirre en cargos anteriores y que, en trámites de divorcio con Sergio Gamón, ha señalado públicamente con el dedo a Ignacio González, mano derecha de Aguirre, como el máximo responsable del espionaje al que se sometió a dos dirigentes del PP madrileño y rivales internos de Aguirre en el partido: Alfredo Prada, ex vicepresidente regional, y Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid. Espionaje, por cierto, presuntamente realizado por cinco personas a sueldo del Gobierno regional y con medios públicos. Las cinco están imputadas por el espionaje, pero también por malversación de fondos públicos.

Uno de esos cinco imputados es el propio Gamón, hombre de confianza de Esperanza Aguirre, que el miércoles presentó su dimisión, una vez que su ex pareja dejara al descubierto sus presuntos manejos a las órdenes de González. Resulta inexplicable que Gamón, al que Aguirre contrató a razón de 90.000 euros anuales en el Gobierno regional, continuara hasta ahora en el cargo a pesar de las evidencias acumuladas contra él. Hay demasiadas cosas inexplicables en este turbio episodio de espionaje y cada una de ellas es una prueba de cargo más contra la forma de entender la política y de gestionar los fondos públicos de Esperanza Aguirre, miembro destacado del partido que aspira a recuperar el Gobierno de España.

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Laviana añade ahora los presuntos seguimientos realizados por los espías a una empleada que acusó de acoso sexual a otro fiel de Aguirre, el presidente de Telemadrid, Manuel Soriano. De ser cierto, es otro detalle elocuente de la catadura moral con la que actuaba una trama a la que el Gobierno de Aguirre dio cobertura hasta que se destapó el escándalo.

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