_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sobre el papel

y desgraciadamente sólo se quedó en eso, como veremos después-, el programa Su turno del martes pasado ofrecía un gran atractivo. ¿La mujer víctima? (¿o verdugo?, propuso Jesús Hermida a los participantes, y la propuesta fue aceptada por éstos).Pero la desilusión llegó prácticamente al iniciarse el programa. El señor Hermida perdió "la aguja de marear" inmediatamente (aunque personalmente creo yo que la traía perdida con la simple elección de alguno de los participantes en el programa). Y a ello vamos.

Y no queda más remedio que ,empezar por la señora Narvión Pasa a la página 12 Viene de la página 11-excelente periodista por otro lado- No tiene absolutamente ninguna capacidad de diálogo. Lo suyo es hablar, hablar, hablar (parodiando su lectura del artículo de Maruja Torres), y lo que es peor, a mi juicio, interrumpir de forma incontinente, inoportuna, desafortunada en la mayoría de las veces, a la persona en el uso de la palabra. La palabra es de ella, y punto. Y una propuesta: ¿por qué Televisión Española no ofrece un espacio a la señora Narvión para ella sola? Podría gozar lo indecible. La incógnita serían los televidentes.

Más información
Feministas y 'feministos' en la 'tele'
Qué lástima que
No soy adicto
Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Por otro lado, y en el equipo de los anti (es decir: "¿La mujer, víctima?... ¡Qué barbaridad!"), ¿cual fue el criterio para la selección del señor Domínguez? Misterio dentro del misterio. Sus intervenciones -cuestiones personales aparte, que no creo interesarán a casi nadie- fueron perfectamente inútiles. Se las podía haber ahorrado tranquilamente y todos habríamos salido ganando.

Y luego, el señor Hermida. El programa se emitía en directo (nos lo repitió todas las veces que quiso, según su costumbre), pero él estuvo casi de adorno. Ni moderó, ni controló, ni encauzó nada.Aquello fue un diálogo de sordos, en el que la señora Narvión terminó por irritar a la inmensa mayoría de los televidentes.Bien, a mi juicio, el resto de los participantes, con una mencíón especial a Carmen Sarmiento. /

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_