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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Severa desigualdad

El aumento de las disparidades sociales se está convirtiendo en un riesgo global grave

La severa desigualdad de ingresos se ha convertido en el primer riesgo global para la próxima década, según el último informe del nada sospechoso de izquierdismo Foro Económico Mundial. No es una nueva preocupación, pero que se haya alzado al primer puesto entre expertos refleja que las tribulaciones de los indignados o del movimiento Ocupa Wall Street en Estados Unidos han pasado de la calle a los centros de reflexión. La tendencia a un aumento marcado de las disparidades puede tener graves consecuencias. La posible combinación de desequilibrios crónicos fiscales en el mercado laboral y una diferencia severa en los ingresos, como apunta el Foro, puede llevar a una mengua de la globalización, y a que Estados previamente ricos se muestren crecientemente incapaces de afrontar sus obligaciones sociales y fiscales.

Aunque la globalización ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza, hoy el 50% más pobre del mundo no llega a poseer el 1% de la riqueza mundial, mientras que el 1% superior copa cerca de la mitad del total. La OCDE, que en anteriores informes había puesto de manifiesto la relación entre desigualdad, más que pobreza, e inseguridad ciudadana, mostró a finales del año pasado cómo aquella había aumentando en los países desarrollados entre 1988 y 2008. No pudo considerar los efectos de la crisis que empezó ese año, y que, según otros estudios, ha llevado a un aumento de la brecha en algunos países occidentales, entre ellos España. El crecimiento del paro y la aguda caída del PIB por habitante en términos constantes son factores que lo explican. También cuenta el modelo productivo desequilibrado del que veníamos.

En EE UU, una encuesta del Centro Pew apunta que el conflicto entre ricos y pobres es ahora percibido como más importante que las tensiones raciales. Según otros estudios, la movilidad social es ya menor que en muchos países de Europa, en buena parte debido a que la mitad de los pobres en EE UU se quedan estancados en su desarrollo vital por las diferencias en educación en su infancia.

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Hay que afrontar este problema. Para contrarrestar estas tendencias son necesarias políticas sociales inteligentes y adaptadas a la nueva realidad, una globalización gobernada y, sobre todo, que la economía -la global, la europea y la española- crezca de forma sana, pero crezca, y genere empleos.

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