_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Otra herencia del franquismo

¿Había notado usted hasta estos días que cuando sale de su casa por la mañana para ir al trabajo o llevar a los niños al cole todavía era noche cerrada? Pues sí, se trata de una más de las peculiaridades hispánicas, y se debe a que durante los oscuros tiempos de nuestra primera posguerra, y más exactamente el 7 de marzo de 1940, el generalísimo aprobó una orden [para los curiosos, véase BOE del día 8 siguiente] por la que, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, resolvía adelantar el país en una hora en el caminar del sol por el azul del mar. O sea, que aquel gran estadista, a pesar de la autarquía imperante, nos apartó del horario solar que habíamos tenido hasta entonces (meridiano de referencia 00W00) para adoptar la llamada Hora Central Europea (meridiano 15E00), que, casualmente, era la hora de Berlín, y por desgracia a nadie se le ha ocurrido devolvernos aquella hora robada.

Efectivamente, los españoles tenemos siempre una hora legal, excepto en verano, que tenemos dos tazas. Por culpa de este invento, hoy día los niños de Vigo, aunque se levantan por el reloj a la misma hora que los de Roma o Budapest, deben esperar a que amanezca, en esos días del año, hasta las ¡nueve de la mañana! (¡qué fuerte!), cuando en Roma lo ha hecho ya a las ocho, y en Budapest, a las siete.

Evidentemente, ya puesto el general a elegir, prefirió la hora de Berlín a la hora de la pérfida Albión [nota para jóvenes: así llamaba el régimen franquista al Reino Unido], que es la hora que en realidad nos correspondía por estar nuestro país en el mismo meridiano que ellos, el de Greenwich (00W00), que pasa por encima de esa bonita ciudad inglesa y atraviesa nuestro Castellón de toda la vida.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Y ahora, mi propuesta, que no es más que recuperemos de una vez la hora que tuvimos hasta 1940 y superemos así esa enésima herencia dejada por el franquismo. Renunciando a la Hora Central Europea, seremos más europeos; ya sé que suena paradójico, pero no lo es, porque nuestros horarios, ajustados a la luz solar, permitirán finalmente acomodar nuestras actividades a ésta, como se hace en cualquier país de nuestro entorno. Se aceptan iniciativas parlamentarias, o incluso del mismo Gobierno. Por cierto, con el cambio a la hora de invierno, ¿sabía usted que el "importante ahorro" que suponen los cambios anuales equivale a 1,4 euros por persona y año.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_