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El PNV alavés pugna para que el escándalo pase a un segundo plano

Sugiere motivos "políticos" tras el interés de la justicia, la prensa y el Parlamento

La dualidad ha marcado en todo momento el mensaje del PNV con respecto a la presunta trama de espionaje y corrupción que salpica de lleno a la ejecutiva alavesa del partido. Por un lado, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu intentó mostrarse firme forzando desde el principio la dimisión de sus cargos de todos los imputados y exigiendo, sin éxito, que entregaran sus carnés. Ese discurso de tolerancia cero ha convivido con otro más comprensivo con De Miguel, Tellería y los demás implicados, impulsado por el presidente del ABB, Iñaki Gerenabarrena, que ha intentado en todo momento que los hechos investigados por la justicia pasen a un segundo plano, alzando el tono contra todos salvo con los imputados.

Gerenabarrena alza el tono contra todos salvo con los imputados
Su brazo derecho, Nerea Antia, intenta llevar su discurso a la comisión
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Desde el principio, Gerenabarrena cuestionó la actuación de la justicia esgrimiendo la teoría de las filtraciones interesadas e insistiendo en la "indefensión" de los implicados ante juicios paralelos. Llegó incluso a exigir al Consejo General del Poder Judicial que cortara de raíz las "filtraciones", criticando de forma directa al instructor Roberto Ramos, titular del Juzgado número cuatro de Vitoria. "Si yo fuera juez estaría preocupado" al ver que "cualquier cosa que está en secreto de sumario, al día siguiente aparece en los periódicos", afirmó a finales de julio.

La teoría de las filtraciones recibió un espaldarazo cuando la juez Ana Jesús Zulueta, titular del Juzgado de Instrucción número dos de Vitoria, aceptó una denuncia de los letrados de los tres imputados por espionaje: imputó así a varios periodistas por revelación de secretos antes de rectificar y citarles como testigos para que intentar que revelasen sus fuentes. Un anónimo, incluido en la causa, incluso la animó a investigar al Fiscal jefe alavés, Josu Izaguirre.

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El juez Ramos, por su parte, recalcó en un auto de mediados de septiembre (ver EL PAÍS del 1 de diciembre) que lo publicado no revelaba ninguna "resolución judicial", "actuación o diligencia de información" ni el resultado de estas investigaciones protegidas por el secreto de sumario, recordando que las fichas del supuesto espionaje no solo estaban en el proceso judicial. Es decir, que lo publicado es apenas la punta del iceberg.

Con el brazo derecho de Gerenabarrena, Nerea Antia, en representación del PNV en la comisión parlamentaria que investiga la trama, los peneuvistas intentaron llevar este discurso a la comisión a través de las comparecencias: querían que los periodistas y personal del juzgado acudieran a la comisión para encauzarla hacia la teoría de las filtraciones. Ninguno de los demás partidos de la comisión -PSE, PP, Aralar y EA- quisieron secundarles. Desde entonces, Antia y la otra peneuvista María Eugenia Arrizabalaga, insisten en el interés "político" de todos los demás en desgastar al PNV de cara a las elecciones de mayo.

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