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Reportaje:

Titín entra en la leyenda

El delantero, de 38 años, se enfrenta a Barriola en la final del Cuatro y Medio

Las leyendas se forjan en el terreno de los recuerdos, como hechos míticos que en algún momento se pudieron probar y comprobar, pero que han quedado como verdades absolutas, sin referentes. En el futuro, cuando se cite a Titín III, la imaginación volará en ganchos imposibles y alcanzadas espectaculares. Allá quedarán los recuerdos de un joven gasolinero que trabajó de madrugada hasta los 24 años, esperando la llegada del próximo coche y soñando con cien gramos de tela y cuero. También se recordará al deportista honrado y esforzado que, seis días después de la muerte de su padre, otro pelotari de raza, se calzaba los tacos para regalar espectáculo, pese a las heridas del corazón abiertas. Retegui II, el pelotari más laureado de la historia, sentenciaba esta misma semana: "No va a haber otro jugador como Titín III".

La incógnita es la reacción anímica de Titín tras la muerte de su padre
Barriola es el auténtico especialista del Cuatro y Medio

Hoy, en el Ogueta de Vitoria (18.00, ETB 1), Titín III se mide a Barriola en su tercera final del Cuatro y Medio. Siempre contra pronóstico, siempre luchando contra las apuestas y la desconfianza. Es el pelotari más veterano de Aspe y Asegarce -en enero próximo cumplirá 39 años-, el que peor defensa a bote posee, el del saque más lento y el que más partidos disputa. Y eso le hace grande. Su lucha continúa, su juego desbordante que transmite emoción a los espectadores, su incapacidad para dar un tanto por perdido, su amabilidad y su deseo de agradar contrarrestan cualquier posible defecto.

Hace ahora diez años, cuando el Cuatro y Medio languidecía y las empresas manejaban incluso la idea de retirar la competición, Titín III, entonces un pelotari curtido, pero con pocos años de profesional, se enfrentó a Retegui II, en el cenit de su carrera. Revolcón tremendo, del 17-21 favorable a Titín se pasó al 22-21 que otorgó su última txapela al de Erasun. Tal vez fue el partido más vibrante de la historia reciente de la pelota, el que más se recuerda y el que sigue llenando la memoria de todos los aficionados.

Tras una década, el de Tricio puede enfrentarse a su última gran oportunidad y no quiere desaprovecharla. En el mundillo pelotazale se asegura que la modalidad le debe una txapela. Sin embargo, Barriola es el auténtico especialista del Cuatro y Medio. Cinco finales le avalan y, de no ser por sus sempiternos problemas de manos y por la eclosión de Olaizola II y Martínez de Irujo, estaría llamado a tomar el testigo de Retegui II.

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Se trata de dos estilos contrapuestos. El de Abel Barriola se basa en el dominio absoluto de las dos manos y el juego largo y profundo, pero con capacidad de rematar en momentos precisos, especialmente con el dos paredes. Por contra, el de Tricio encarna el riesgo, la emoción explosiva del gancho, las planchas, los topetazos contra la pared izquierda o contra las sillas de cancha para salvar una pelota, las dejaditas y el descaro de un joven veterano que disfruta bailando en el borde de la chapa.

La final ha levantado la mayor expectación posible en un deporte que vive más de las leyendas que del maná de las apuestas. Los aficionados necesitan espectáculo y saben que con Titín es imposible que un partido discurra por los trámites de la normalidad aburrida que imprimen muchos pelotaris-funcionarios. Ya ocurrió en el encuentro de liguilla de semifinales, en el que Barriola venció por 22-18 después de que el de Tricio se desfondase físicamente sin dejar de pelear ni una pelota.

Lo impulsivo o lo racional. Lo bello o lo pragmático. Mantener o arriesgar. La pureza de formas o el gongorismo. En el microcosmos de un frontón acotado, con sus leyes, se vive hoy otra pelea épica en la que los dos protagonistas son buenos, lo que aporta aún mayor drama al duelo. Las apuestas ya han hablado y sólo saben deletrear el nombre de Abel. Titín III, como de costumbre, también deberá cargar con la cruz de la cátedra, que le adora, pero que sigue considerándole carne de cañón. El desenlace resulta una incógnita, al igual que saber cómo va a soportar el de Tricio el reciente fallecimiento de su padre, creador de la estirpe pelotazale en que se Titín ha crecido. Lo que es seguro es que Titín, suceda lo que suceda hoy, ya es parte de la historia. De la leyenda.

Datos para una final

- En las dos últimas décadas, sólo tres zagueros han logrado la txapela del Cuatro y Medio. Tras una época marcada por Retegui II -que luego volvería por sus fueros-, fue Galarza III el primero en vencer desde atrás. Después Arretxe, en 1996, y el propio Barriola, en 2001, han roto con el dominio casi absoluto de los delanteros.

- Por procedencia, Navarra es la dominadora casi absoluta. Desde 1989, todos los campeones de esta modalidad han nacido en la comunidad foral salvo uno: el guipuzcoano Unanue en 1999, al que hoy puede seguir el riojano Titín III.

- En la pelota moderna, Eugui es el deportista que más finales del Cuatro y Medio ha perdido (cinco). Barriola ocupa el segundo puesto de esta clasificación. Si no gana hoy, encadenará su cuarta final perdida.

- Titín III llega a la final como el pelotari más utilizado por su empresa (102 actuaciones esta temporada). Barriola apenas llega a la mitad (52 con la final de hoy). El 1 de enero pasado, ambos inauguraron el año formando pareja en Bergara.

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