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Reportaje:

Una 'coca-cola' amarga

Alex de la Iglesia cuestiona en 'La chispa de la vida' si merece la pena perder la dignidad - Bilbao acoge el preestreno del filme

Alex de la Iglesia (Bilbao, 1965) volvió ayer al territorio de su infancia para presentar su última película, La chispa de la vida. En la Alhóndiga - "a 50 metros de la casa de mi madre"- proyectó por vez primera el filme, un mes y medio antes de su estreno en el circuito comercial. Llegó sin el apoyo de actores y actrices, ni paseo por la alfombra roja y se encontró entre el público con amigos, "los críticos más duros", y con sus hermanos, Arantza y Agustín, "los más crueles".

Pero De la Iglesia no parecía echar en falta el amparo de la simpatía de José Mota, el moreno del dúo de humoristas Cruz y Raya, ni la belleza de Salma Hayek, los protagonistas de la película. La grave voz del director sonó solemne al explicar al público que el asunto que se dirime en la película es el riesgo de perder la dignidad para seguir viviendo. De la Iglesia vinculó el argumento del filme con las consecuencias de la crisis sobre la vida de los individuos. El asunto, dijo, se resume en dos preguntas: "¿Debemos humillarnos para trabajar? ¿Debemos dejar de ser lo que somos?"

El propio director considera la película la "más agria" de toda su carrera
La proyección se enmarca en la retrospectiva organizada por la Filmoteca Vasca
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La respuesta de De la Iglesia no es muy optimista. "Están las cosas tan jodidas, que creo que sí", afirmó. "Hoy todos somos como José Mota, que quiere currar y no puede". Pero en La chispa de la vida ha dejado otro interrogante: la mujer a la que interpreta Salma Hayek pregunta a su marido si merece la pena hacerlo.

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Mota interpreta en el filme a un publicista en paro que sufre el rechazo de las agencias en las que solicita trabajo a pesar de haber sido el autor del famoso eslogan de Coca-Cola, la chispa de la vida. Un grave accidente cambia su situación. Atrapado sin posibilidad de rescate, despierta el interés de los medios de comunicación y decide aprovecharlo. Su dignidad corre entonces tanto peligro como su vida.

El preestreno de La chispa de la vida pone la guinda a la retrospectiva que la Filmoteca Vasca dedica a De la Iglesia. El mes pasado arrancaron las proyecciones del ciclo, que hasta el próximo 7 de febrero recorrerán en Bilbao, Vitoria, San Sebastián y Bayona la trayectoria cinematográfica del director de Balada triste de trompeta (2010), película con la que consiguió el León de Plata a la mejor dirección y el premio al mejor guión en la Mostra de Venecia el pasado año.

El director aseguró que La chispa de la vida, con guión de Randy Feldman (Tango & Cash) es el filme "más agrio y más amargo" de su carrera. Periodistas y políticos salen especialmente malparados en una historia en la que la mezquindad contamina a casi todos los personajes. Pero De la Iglesia reconoció que no se siente capaz de evitar la comedia. "Forma parte de mi manera de ver el mundo", explicó, porque está convencido de que no hacer comedia "es de mal gusto".

Alex de la Iglesia posa ayer para los fotógrafos en San Sebastián.
Alex de la Iglesia posa ayer para los fotógrafos en San Sebastián.JESÚS URIARTE

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