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Más de 120.000 personas dicen sí al euskera en la mayor gala en favor de la lengua vasca

Kontseilua cerró en cinco estadios de fútbol su campaña por la normalizaciónLa campaña "Bai euskarari" quiere celebrar la unión del euskera con la paz y la libertad en el siglo XXI

Mikel Ormazabal

Más de 120.000 personas llenaron ayer cinco campos de fútbol para decir sí al euskera. La fiesta central de la campaña Bai euskarari, organizada por Kontseilua, el Consejo de los Organismos Sociales del Euskera, celebrada simultáneamente en Pamplona, Vitoria, Bilbao, San Sebastián y Biarritz, se convirtió en un gran pacto social por la normalización de la lengua vasca. En San Mamés, donde se congregaron unas 38.000 personas en los graderíos, se cerraron las puertas y varios cientos de asistentes tuvieron que quedarse fuera. Otro tanto ocurrió en El Sadar de Pamplona, donde asistieron más de 24.000 personas. En Anoeta, con las tribunas repletas, se abrió la puerta principal y se amplió el aforo con la ocupación de la pista de atletismo hasta superar las 30.000 personas. En el Mendizorroza alavés se reunieron 20.000, y a Agilera (Biarritz) acudieron 6.000 personas, según la organización. El euskera tomó oxígeno con el aliento de esta multitud que participó activamente en el festival, el mayor celebrado en favor de la lengua vasca, sincronizado en los cinco estadios y retransmitido en directo por ETB, que además facilitó el intercambio de imágenes y conexiones entre las cinco ciudades. "Llevaremos el euskera, nuestra lengua, al pleno desarrollo con el compromiso de todos y todas", afirmó en castellano, francés y euskera Xabier Mendiguren, secretario general de Kontseilua, en el cierre de un acto salpicado por numerosos espectáculos paralelos. Esperanza Dantzaris, corales, payasos, cantantes y actuaciones de rock lustraron un espectáculo presidido por la exaltación de los símbolos y el folklore vascos. La tradición musical envolvió todo el desarrollo de una fiesta concebida como El pacto del siglo XXI, según reza el lema de esta campaña iniciada hace tres meses y que ha contado con la implicación militante de asociaciones culturales, partidos, sindicatos, clubes deportivos y otras entidades de diversa condición. Para los organizadores, el acto de ayer fue un hito histórico y, al mismo tiempo, un compromiso social que "obliga a seguir dando pasos y lograr la normalización del euskera". El mejor broche de la campaña es, dijo Mendiguren mientras el cielo se iluminaba con los fuegos de artificio, "la esperanza que depositáis todos vosotros en el euskera". Numerosas personalidades de la cultura y la política, entre ellos el próximo lehendakari, Juan José Ibarretxe; o el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, se sumaron a la cita. PASA A LA PÁGINA 8

"Irrintzis" y "bertsos" por satélite

VIENE DE LA PÁGINA 1 Bajo el paraguas del satélite se conectaron los cinco escenarios. Nada más moderno para glorificar algo tan ancestral como el euskera, una lengua milenaria que utilizan unas 750.000 personas a ambos lados de los Pirineos. Una coreografía con un marcado acento tradicional -el irrintzi, los dantzaris, bertsolaris, piezas del cancionero popular, imágenes de hace dos décadas...- sirvió para saludar al siglo XXI. Diez pantallas gigantes conectaron Bilbao, Biarritz, San Sebastián, Pamplona y Vitoria. 21 kilómetros de pancartas y 125.000 carteles decoraban los escenarios. Decenas de miles de pegatinas se habían repartido para lucir en el pecho. Tres meses de preparativos y adhesiones desembocaron así en un alegato en defensa de la lengua vasca, una invitación a su uso normalizado y una apuesta por su implantación en todos los ámbitos de la vida. El saludo del irrintzi dio la bienvenida a los 800 dantzaris, que invadieron el césped de los cinco estadios y extendieron en el círculo central el enorme logotipo -un sol con la palabra bai (sí)- de la cita festiva. A partir de ahí llegaron en cascada, casi sin descanso, las actuaciones musicales. Fue muy aplaudido el homenaje a la ikurriña mientras sonaban 150 gaitas y bailaban los gigantes. Más tierna fue la interpretación de la canción Behin betiko (Para siempre) a cargo de 2.000 niños coralistas, a la par que el recitado del poema Herria da gorputza, hizkuntza bihotza (El pueblo es el cuerpo, la lengua el corazón), del poeta Xalbador, a cargo de los cantantes Mikel Laboa, Benito Lertxundi, Natxo de Felipe y Antón Latxa, Gorka Knörr y Erramun Martikorena, cada uno en un escenario. La fiesta discurrió ágil y entretenida, con algún paréntesis que el público que aprovechó para lanzar proclamas en favor del acercamiento de los presos. Sólo se escucharon abucheos cuando Xabier Mendiguren, representante de Kontseilua, por leer una frase en castellano que después tradujo al euskera y al francés. En su discurso, Mendiguren dijo que la paloma que simboliza el euskera necesita encontrarse con la paloma de la paz y de la libertad para que ambas vuelen juntas en el siglo XXI. Escucharon muy atentos esta afirmación Joseba Egibar y Arnaldo Otegi, portavoces del PNV y EH, repectivamente, quienes ocuparon plaza en el palco de Anoeta, cerca del diputado general guipuzcoano, Román Sudupe, y charlaron tanto como aplaudieron. Ibarretxe y Atutxa optaron por acercarse a San Mamés, mientras que Félix Ormazabal, diputado general de Álava, se quedó en Mendizorroza. El público, que pudo presenciar a través de imágenes de archivo cómo se desarrolló en 1978 esta campaña en San Mamés, tomó oxígeno para dos décadas más y se marchó hechidos de buenos própósitos: "Tenemos un compromiso con el euskera", pensaron tras la apoteosis festiva. La duda es ¿quién será el vascoparlante un millón?

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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