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La policía desbarata un montaje para sostener la teoría conspirativa en torno al 11-M

Detenidos por corrupción cuatro agentes y tres delincuentes que simularon un tráfico de Goma 2

La Brigada de Asuntos Internos de la policía ha detenido a cuatro agentes de Madrid por corrupción, así como por simulación de delito y denuncia falsa en relación con un caso de tráfico de explosivos. Los agentes detenidos supuestamente montaron una entrega de Goma 2 ECO por parte de un confidente para que éste lograra beneficios para un familiar. El montaje fue descubierto. A sabiendas de que sus teléfonos estaban pinchados, los policías contactaron con El Mundo, que vinculó ese delito simulado con la teoría conspirativa del 11-M para enmarañar la investigación, según fuentes jurídicas y policiales.

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Asuntos Internos detuvo ayer por la mañana en la comisaría de Móstoles a los agentes José Luis González Clares, español nacido en 1953 en Nador y apodado El Moro, y Luis López Hidalgo, conocido entre sus compañeros como El Rompepuertas, debido a su gran corpulencia. Posteriormente fue arrestado el también policía Celestino Rivera Santos, considerado clave en la trama. Todos estuvieron antes destinados en la comisaría de Puente de Vallecas (los dos primeros hasta hace 20 días), donde fue hallada la única bomba desactivada en el 11-M. El cuarto detenido es Antonio Jesús Parrilla Parrilla, ex agente de la Comisaría General de Información.

Además, también fueron detenidos los supuestos narcotraficantes Manuel Romero Moreno; su mujer, Isabel García Moreno, y el abogado Gerardo Hermoso Armada. Los agentes detenidos están acusados de tráfico de drogas, detención ilegal, tráfico de explosivos, denuncia falsa, simulación de delitos y revelación de secretos, supuestamente a El Mundo, a cambio de vincular esta trama con el 11-M.

La investigación comenzó cuando dos de los agentes, en connivencia con el matrimonio y un abogado, supuestamente colocaron un paquete de drogas a una ciudadana rusa. El objetivo era quitarle la custodia de su hijo a la ciudadana rusa y otorgársela al abogado, con quien la víctima del montaje había estado casada. Tras lograr su objetivo, la relación entre el grupo corrupto se hizo estable.

El 15 de agosto, dos de los policías entregaron un paquete de 5,5 kilos de Goma 2 ECO a Manuel R., que hacía las veces de confidente de los agentes. La intención era que éste denunciara que el paquete iba dirigido a un musulmán al que no conocía. A cambio de la confidencia, los agentes se comprometían a lograr el traslado a Madrid desde una prisión de otra provincia a un recluso familiar del confidente y de su mujer.

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En teoría, el confidente tenía que declarar no sabía que el paquete contenía explosivos, sino que pensaba que era droga. Y que al abrirlo y ver algo raro, llamaría a sus amigos policías. Éstos quedaron con él en la carretera de Carabanchel a Leganés y cuando, según contaron, vieron que se trataba de explosivo llamaron por teléfono al 091, lo que motivó una investigación de la Brigada Provincial de Información y del juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, quien se encontraba en funciones de guardia.

Del Olmo dejó en libertad al confidente y a un segundo detenido, Adolfo R. R., quien negó ante el juez haber dado a Manuel R. el paquete de Goma 2, como sostenía el confidente. El asunto dejó inquieto al juez y a la policía, que decidió seguir con las pesquisas, para verificar si había una trama de tráfico de explosivos. La pesquisa permitió conocer la supuesta connivencia entre los policías, el matrimonio y el abogado y también que la entrega de los explosivos era un montaje. El juez Del Olmo autorizó pinchar los teléfonos de los policías investigados, extremo que éstos llegaron a conocer. La pesquisa permitió determinar que los agentes supuestamente colaboraban con una red de traficantes de drogas, heroína fundamentalmente, para perjudicar a una banda rival.

Fuentes policiales y judiciales conocedoras de la investigación indicaron que los policías, a sabiendas de que tenían el teléfono intervenido, contactaron con el diario El Mundo para ofrecerles la historia. Los agentes, según las fuentes consultadas, se prestan a contar el asunto al citado diario, tratan de pactar los tiempos de la publicación y, además, muestran interés en que el caso de los explosivos se vincule con el 11-M.

De hecho, El Mundo publicó el jueves pasado que se estaba investigando una trama policial por traficar con Goma 2 y se vinculaba la pesquisa con el 11-M, por el hecho de que es el mismo explosivo y porque uno de los agentes bajo sospecha trabajó en la comisaría de Puente de Vallecas, pese a que pertenecía a un grupo de investigación y en la noche del 11 al 12 de marzo ni estuvo en la comisaría ni tuvo nada que ver con el hallazgo de la única mochila desactivada, según fuentes de dicha comisaría y tal. También consta en el sumario, donde se detalla qué agentes participaron en el hallazgo y traslado de la mochila bomba.

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