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EL RINCÓN

Ángela de la Cruz, arte contra viento y marea

Cada día, Ángela de la Cruz está en su estudio londinense de una a cuatro de la tarde. Con una rehabilitación que seguir y una hija de cuatro años en casa, no hay tiempo que derrochar. "Vengo con las ideas muy claras y voy al grano". El estudio se reparte entre los dos pisos de un edificio para artistas cerca de Portobello Road, en Londres. Dos salitas de muro traslúcido, sin casi efectos personales, donde toman cuerpo las ideas disparadas por esta coruñesa de 45 años. En 2005, un traicionero cavernoma mandó a la artista a una silla de ruedas. La enfermedad y una obligada pausa no han doblegado su dedicación, su coquetería y su humor: "Soy una persona muy física, me encanta hacer cosas con las manos. Ahora me he convertido en un director de cine".

Sus asistentes ayudan a materializar lo que ella define como escultura con técnica pictórica. Y a bregar con el interés que ha suscitado su reciente nominación al británico Premio Turner: "Espero que esto no vaya a más. Lo que quiero es trabajar". Por el lugar se amontonan muebles, restos de pinturas, objetos rescatados de la calle. Cualquier cosa, tocada por Ángela, puede acabar formando parte de una obra de arte: "Lo reciclo todo. Los lienzos que no funcionan pasan a formar parte de otros".

En las paredes, algunos de sus últimos trabajos Hung (colgado), Deflated (desinflado) ambos de 2010. "Los títulos hacen que mi trabajo sea figurativo", explica. Escurridos, descentrados y despegados, parecen tener vida propia. "Como si se marcharan por ahí y después de un tiempo volvieran a casa, que es el bastidor. Suerte que aunque estén hechos polvo se pueden colgar igual", bromea. Llegó a Londres en 1987, atraída por la música británica de los ochenta. Más de dos décadas después, su enorme curiosidad vital permanece intacta. En su arte conceptual, de vena tragicómica y escatológica, está muy presente el cuerpo. Menciona las reacciones fisiológicas tras un accidente de coche, la piel durante la enfermedad, los enanos ("bufones del rey que terminaban haciendo lo que les daba la gana") y las imágenes mediáticas del 11-M. Es una de las finalistas este año al prestigioso Premio Turner de arte contemporáneo. Las obras se expondrán desde el 4 de octubre en la Tate Britain y el resultado se sabrá el 6 de diciembre. Dice que si no fuera artista hubiera sido diseñadora de moda. "Me encantan Margiela y Jun Watanabe. Me da igual que digan que la moda es una frivolidad. Todo es frívolo. Me gusta mirar ropa. Y yo hago lienzos en tres tamaños: talla pequeña, mediana y grande".

La artista Ángela de la Cruz en su estudio londinense.
La artista Ángela de la Cruz en su estudio londinense.FOTO: IONE SAIZAR

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