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Reportaje:60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Un mundo injusto

Quino Petit

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas alumbró un texto destinado a convertirse en un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse. Llegó bajo los peores auspicios, con un mundo desangrado por la II Guerra Mundial y muchas zonas sometidas al yugo de la colonización. Una mujer, Eleanor Roosevelt, estuvo al frente de la Comisión de Derechos Humanos encargada de proclamar los 30 artículos de la Declaración Universal. Han pasado 60 años y cada día observamos que sus postulados frecuentan más el limbo de la teoría que la crudeza de la práctica. Éste es un viaje alrededor del planeta, ilustrado con espectaculares fotografías, en busca del rostro de los principios inspiradores de la comunidad internacional.

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1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

En los países en desarrollo nacen cada año más de 20 millones de niños con insuficiencia de peso. Alrededor de 923 millones de personas se encuentran en situación de subalimentación en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Doscientos millones de familias malviven con el presupuesto de un dólar diario; 100 millones de personas lo hacen con 50 céntimos al día y morirán si no se actúa con urgencia. Más de mil millones de personas del Tercer Mundo ni siquiera tienen acceso a agua potable. De los más de 30 países que se enfrentan a graves carencias alimenticias, al menos 24 son africanos. En la imagen, dos chicos de la tribu Xhosa en Suráfrica, con sus cuerpos decorados para el rito de pasaje que les convertirá en hombres, tras ser circuncidados y permanecer un tiempo aislados sin comida ni bebida. Todavía mueren algunos durante el trámite.

2. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole. (...)

Asha Ibrahim tenía 14 años cuando murió lapidada en Somalia en octubre de este año; había sido condenada por mantener relaciones sexuales sin estar casada tras ser violada por tres hombres. Una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales o maltratada a lo largo de su vida, según Amnistía Internacional. En la imagen, mujeres relajándose en Teherán (Irán).

3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

El año pasado fueron asesinadas legalmente al menos 1.252 personas en 24 países, y otras 3.347 fueron condenadas a muerte. Amnistía Internacional estima que entre 18.000 y 27.000 personas siguen condenadas a la pena capital en todo el mundo; por el contrario, al menos 128 países han abolido este castigo en su legislación o en la práctica. En los últimos 18 años, 40 personas han sido ejecutadas por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años. En la imagen, niños en un centro de acogida para menores en Kinshasa (República Democrática del Congo).

4. Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre. (...)

Dos siglos después del comienzo de la abolición de la esclavitud, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera tiranizadas a 12,3 millones de personas (si bien otras organizaciones que trabajan de manera directa con esta realidad elevan la cifra a 27 millones). En sus estimaciones sobre el tráfico humano, el Departamento de Estado de Estados Unidos estima que entre 600.000 y 800.000 personas están sometidas al tráfico a través de las fronteras internacionales anualmente; el 80% son mujeres y niñas, y el 50%, menores. Free the Slaves calcula que de esta explotación se obtienen beneficios en torno a 32.000 millones de dólares cada año. En la imagen, la joven Sa Keena en un centro de acogida para mujeres explotadas en Pakistán.

5. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Durante el año pasado, Amnistía Internacional documentó casos de tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes en más de 81 países. En el mismo periodo, la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) prestó asistencia a 111 víctimas de torturas, estimando 812 casos en 25 países. Al menos en 45 países permanecen encarcelados presos y presas de conciencia. Entre los abusos más escandalosos y denigrantes cometidos por los soldados estadounidenses en Irak han trascendido las vejaciones a las que sometieron a los presos de la cárcel de Abu Ghraib, desveladas por el periodista Seymour M. Hersh. En la imagen, casi un centenar de reclusos hacinados en una celda de apenas 25 metros cuadrados en una prisión brasileña donde las temperaturas alcanzan los 50º en verano.

6. Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.

Éste es el ambiente donde se desarrolla el interrogatorio a un traficante de heroína, atado de pies y manos, en una prisión policial de Myanmar (antigua Birmania). El mismo país cuya Junta Militar se encargó de aplastar brutalmente las manifestaciones encabezadas el año pasado por estudiantes y monjes budistas para protestar por la subida de combustibles, que acabó bautizada como revolución azafrán. Como símbolo de la resistencia a la represión militar birmana ha permanecido encarcelada, 13 de los últimos 19 años, Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991, la más célebre de los más de 2.000 presos políticos del país y cofundadora de la Liga Nacional para la Democracia, el principal partido de la oposición. En la actualidad, se encuentra en condición de arresto domiciliario.

7. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. (...)

Al menos 23 países desarrollan leyes que discriminan a las mujeres, según estimaciones de Amnistía Internacional; otros 15 mantienen vigente una legislación discriminatoria para los migrantes y 14 legislan contra las minorías. La homosexualidad todavía se persigue en 70 países del mundo y en algunos se castiga con la muerte. Más de 30 albinos como el niño que aparece en la imagen, tomada en un colegio para ciegos y discapacitados de Bangalore (India), han sido asesinados en lo que va de año en Tanzania. El albinismo es considerado como una maldición en muchas partes de África.

. Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo

ante los tribunales nacionales competentes. (...)

El Consejo General del Poder Judicial ha cifrado este año 269.450 sentencias penales pendientes de ser aplicadas en España, según un informe elaborado por su servicio de inspección que ponía de relieve una grave situación de atasco judicial e inseguridad jurídica. En la imagen, perspectiva del hall del edificio de la Corte de Justicia de El Cairo, en Egipto. En este país murieron durante los seis primeros meses de 2007 más de 200 mujeres a manos de sus esposos o familiares, y Amnistía Internacional calcula que dos mujeres eran violadas cada hora.

9. Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Más de 800 personas han sido encarceladas en el centro de detención estadounidense en la base de Guantánamo (Cuba) desde su apertura en enero de 2002. Hoy permanecen privados de libertad 250 prisioneros sobre los que no pesa acusación ni se encuentran pendientes de juicio.

El recién elegido presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha anunciado su intención de cerrar este infame limbo jurídico orquestado por su antecesor en el cargo, el presidente saliente George W. Bush. En la imagen, presa chechena en una cárcel de Grozni.

10. Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial. (...)

El informe anual de Amnistía Internacional examina 54 países en los que durante el año pasado se celebraron juicios sin las debidas garantías procesales. En la imagen, prisioneros recién llegados a la cárcel de Abu Ghraib, en Irak, donde se hicieron mundialmente conocidas las torturas que infligían a los reclusos los soldados estadounidenses encargados de su vigilancia. En este país árabe permanecen hoy retenidas alrededor de 25.000 personas por la Fuerza Multinacional.

11. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías. (...)

En febrero de este año, más de mil agentes de la policía francesa tomaron la pequeña localidad de Villiers-le-Bel, 20 kilómetros al norte de París, para detener a docenas de sospechosos (como el encapuchado de la imagen) de mantener tiroteos con otros policías en noviembre de 2007.

Reprieve, la ONG que investiga los vuelos ilegales de la CIA, ha presentado nuevas pruebas sobre 17 buques de armada estadounidense utilizados para interrogar a presuntos terroristas islamistas, lejos de testigos incómodos.

12. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. (...)

Un marine escanea la huella ocular de un iraquí durante una operación de censo de habitantes llevada a cabo durante el año pasado por las fuerzas de ocupación en el vecindario de Gazoliya, al oeste de Bagdad. El Gobierno de Irak ha aprobado en noviembre el acuerdo de seguridad con Estados Unidos que establece la permanencia del Ejército estadounidense en el país árabe hasta finales de 2011. Las tropas deberán retirarse de los centros urbanos en verano del próximo año, y del país, a finales de 2011. Estados Unidos mantiene hoy a 152.000 soldados en Irak.

13.Toda persona tiene derecho a circular libremente

y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. (...)

Durante el año pasado, Amnistía Internacional contabilizó más de 550 puestos de control y bloqueos del Ejército israelí que restringían la circulación de la población palestina entre ciudades y pueblos de Cisjordania o se la impedía. Este año, el Parlamento Europeo ha aprobado mediante mayoría aplastante la Directiva de Retorno (rebautizada desde distintos ámbitos sociales como directiva de la vergüenza), que permite, entre otros aspectos, mantener detenidos a los inmigrantes sin papeles durante 18 meses e impide a los expulsados de la UE volver a entrar en cinco años. En la imagen, una joven en un ferry, con Ellis Island al fondo, donde permanecían en cuarentena los inmigrantes recién llegados a EE UU hasta comienzos del siglo XX.

14. En caso de persecución, toda persona tiene derecho

a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país. (...)

La Organización Internacional para las Migraciones estima que alrededor de 200 millones de personas viven fuera de su país de origen, el 3% de la población mundial; de todos ellos, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que casi diez millones son refugiados; 740.000, solicitantes de asilo, y 12.794.000, desplazados internos. En la imagen, un inmigrante en el puerto de Calais (Francia), a la espera de cruzar al Reino Unido en septiembre de 2005. Éste es un punto de encuentro para sin papeles de Irán, Afganistán, Irak...

15.Toda persona tiene derecho a una nacionalidad. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad. (...)

Desde ACNUR, se calcula que 5,8 millones de personas tienen la condición de apátridas. Sin embargo, el total real se estima en 15 millones. Ante la pasividad de la comunidad internacional, 160.000 saharauis malviven en campamentos levantados en Tinduf (Argelia) 33 años después de la retirada española del territorio. Aminetu Haidar quiso visitar en 1987 una delegación de la ONU que se encontraba en El Aaiún (Sáhara Occidental) y la policía marroquí la detuvo por los panfletos que llevaba. Permaneció detenida y sometida a torturas hasta 1991 en la cárcel negra de El Aaiún. En la imagen, una mujer iraquí y su bebé se mezclan con un documento de identidad del país.

16. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos

de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia. (...) 2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio. (...)

Como consecuencia de las desigualdades y la discriminación por razón de sexo, Unicef calcula que más de 60 millones de mujeres entre los 20 y los 24 años se han casado o comenzado a vivir en unión libre antes de cumplir 18 años (el 34% de las integrantes de este grupo de edad en el mundo en desarrollo). La yemení Nejoud al Ahdal fue forzada a contraer matrimonio con 12 años. Como ha relatado este año en El País Semanal, durante casi dos meses fue violada cada día por su marido. En la imagen, una nepalí de 15 años llora de camino a casa de su marido.

17. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

En febrero de 2000, tras perder a su marido y a sus hijos en la segunda guerra de Chechenia, el Ejército ruso concedió tan sólo cinco minutos a la mujer de la imagen para reunir sus objetos más preciados (entre ellos, el retrato de su marido asesinado) y abandonar la zona antes de dinamitar su casa del barrio de Minutka, en Grozni. Entre los cerca de 10 millones de refugiados que ACNUR calcula en el mundo, se estima que alrededor de 250.000 se han unido en el último mes al millón que huye de la violencia al este de la República Democrática del Congo, donde más de cuatro millones de personas han muerto en los conflictos que la han asolado en la última década.

8. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. (...)

Amnistía Internacional ha documentado 45 países donde existen presos y presas de conciencia detenidos. La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), calificada como ilegal por el Gobierno de la isla, tiene registrados 219 casos de presos políticos y posiciona a la autoridad de su país como que "mantiene la mayor cantidad a escala planetaria, en cifras absolutas, de prisioneros de conciencia adoptados por Amnistía Internacional". En la imagen, un hombre lleva a cabo un rito que persigue la paz con la naturaleza en una isla de Indonesia.

19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión. (...)

A 21 de marzo de 2007, Reporteros Sin Fronteras calculaba la existencia de 137 periodistas y 60 ciberdisidentes encarcelados por hacer su trabajo. Esta organización ha registrado desde 1992 la muerte de 500 periodistas asesinados por mafias o sicarios de políticos corruptos. Amnistía Internacional denuncia que en 77 países se restringe la libertad de expresión y prensa. Irak, donde han muerto asesinados 212 periodistas desde 2003, es el país más letal para ejercer esta profesión. En la imagen, plaza de Tiananmen (Pekín), lugar de la masacre de 1989.

20. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas. (...)

Miles de personas fueron detenidas el año pasado durante la represión de la Junta Militar de Myanmar (antigua Birmania) a las manifestaciones de estudiantes y monjes budistas bautizadas como revolución azafrán; Amnistía Internacional cree que alrededor de 700 siguen reclusas. En la imagen, refugiados en un campo de las Naciones Unidas en Kenia, donde permanecen acogidas 70.000 personas que han huido de la violencia y los conflictos en Sudán. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que más de 500.000 sudaneses se encuentran en el exilio, repartidos por los países limítrofes, tras huir de su país; más de cinco millones permanecen desplazados en el interior de Sudán.

21. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes. (...)

En el último informe sobre el Índice de percepción de la corrupción, Transparencia Internacional ha denunciado que 7 de cada 10 países suspenden si se valora la honestidad de sus funcionarios y políticos. Entre los peores lugares de la lista se encuentran Estados como Somalia, Irak, Afganistán o Haití, y dictaduras como Myanmar (antigua Birmania). Esta organización estima el coste de la corrupción en los países más pobres en 35.000 millones de euros, la mitad de la ayuda destinada al desarrollo. En la imagen, mujeres afganas ejerciendo su derecho al voto en las elecciones presidenciales de 2004.

22. Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social. (...)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto de manifiesto en su Informe sobre la salud en el mundo 2008 que las diferencias de acceso a la sanidad entre ricos y pobres determinan variables en la esperanza de vida que superan los 40 años. Según la OMS, de los 136 millones de mujeres que darán a luz este año, unos 58 millones no recibirán atención médica de ningún tipo durante el parto y posparto, dejando en peligro sus vidas y las de sus hijos. En la imagen, damnificados por el huracán Katrina, que en 2005 dejó anegada Nueva Orleans a su paso por Estados Unidos, provocando más de 1.500 muertos y 55.000 millones de euros en pérdidas económicas.

23. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo, y a la protección contra el desempleo. (...)

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que el número de desempleados en el mundo podría aumentar de los 190 millones de 2007 a 210 a finales de 2009. Unicef calcula que alrededor de 246 millones de niños y niñas trabajan en todo el mundo; más del 70% se dedican a la agricultura, pero 1,2 millones de niñas están expuestas al tráfico de menores; 5,7 millones corren el riesgo de trabajar en condiciones de servidumbre o esclavitud, y 1,8 millones pueden ser obligadas a ejercer la prostitución o actividades relacionadas con la pornografía infantil. En la imagen, granjeros albaneses en Tirana.

4. Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración

del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. (...)

Más de 12 millones de personas desarrollan su trabajo en condiciones forzosas, bajo amenaza o coacción, incluso en los países más ricos, según la OIT. Los cálculos de esta organización establecen que 8 de cada 10 personas sufren la explotación de entes privados; el 20% de las víctimas de trabajo forzoso se halla bajo la tiranía de Estados (como Myanmar o Corea del Norte) o por grupos militares (como en el caso de conflictos africanos). En la imagen, jóvenes solazándose en Banana Beach, Tel Aviv (Israel).

25. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. (...)

Treinta y tres países del mundo, en su mayoría africanos, malviven en una situación "de hambre alarmante", según el Índice global contra el hambre publicado por el Instituto Internacional para la Investigación de Políticas Alimentarias. Esta institución evalúa en 14.000 millones de dólares la inversión adicional necesaria para cumplir los Objetivos del Milenio de reducir el hambre a la mitad en 2015. En la imagen, manufactura de mosquiteras en Tanzania para prevenir la malaria, enfermedad que acaba con más de un millón de personas cada año.

26. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria.

Más de 70 millones de niños en el mundo no están escolarizados, según la ONG Educación Sin Fronteras, y 23 países corren el riesgo de no alcanzar la universalización de la educación en los próximos años. Según los Objetivos del Milenio de la ONU, 56 millones de niños de África y Asia ni siquiera han recibido educación primaria. Naciones Unidas eleva la cifra de menores sin escolarizar a más de 100 millones, cuyas tres quintas partes son niñas; dos tercios de los alrededor de 800 millones de analfabetos del mundo son mujeres. En la imagen, niños de camino a una clase en Beit Hanoun, en la franja de Gaza (Palestina), tras un bombardeo del Ejército israelí en noviembre de 2006.

27. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente

en la vida cultural de la comunidad. (...) 2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

El II Foro Iberoamericano de la Propiedad Intelectual ha puesto de manifiesto este año que hasta 300.000 empleos del ámbito cultural podrían perderse como consecuencia de la piratería. La Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual calcula las pérdidas que provoca la piratería en la industria audiovisual y de videojuegos española en 1.100 millones de euros en 2007 y un 20% menos de espectadores en los cines. En la imagen, visitantes en una de las salas del Museo del Louvre de París.

28. Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos.

Las manchas que dominan el centro de la escena corresponden al campo de refugiados de Djabal, en Chad, que ha acogido durante los últimos años a 14.000 refugiados a causa de la violencia en el polvorín sudanés de Darfur, agonizante desde 2003, con un saldo devastador de 300.000 muertos y 2,5 millones de refugiados. Los últimos en incorporarse a este asentamiento este año han sido alrededor de 10.000 desplazados internos del este de Chad, uno de los países más pobres del mundo, que llegaron huyendo de los ataques de la milicias rebeldes sudanesas yanyauid.

29. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. (...)

En los últimos 30 años, se han destruido 700.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica por el comercio de maderas preciosas, la agricultura y la explotación ganadera. La deforestación mina las condiciones de vida de alrededor de 20 millones de personas y la mayor biodiversidad del planeta; sus seis millones de kilómetros cuadrados de extensión, repartidos entre nueve países latinoamericanos, ostentan el 23% de toda el agua potable del mundo y constituyen su mayor selva virgen. Por cada kilómetro cuadrado destruido a causa de la deforestación, se producen 22.000 toneladas de CO2.

30. Nada en esta declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta declaración.

Un niño se balancea en el cañón de un tanque abandonado en Managua (Nicaragua), ajeno a estos 30 artículos y a la mayor o menor observancia de su cumplimiento por parte de la comunidad internacional. Han pasado 60 años desde la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Basta salir un momento a la calle para comprobar que sus postulados están más presentes en los difusos dominios de la teoría que en la crudeza de la práctica.

La Comision Europea promueve la campaña de sensibilizacion 'Los Derechos del Hombre nos concierne a todos' con motivo del 60° aniversario de la Declaracion Universal de los Derechos del Hombre, que se cumple el 10 de diciembre.Vídeo: LOBOCITOFILM
La Comision Europea promueve la campaña de sensibilizacion 'Los Derechos del Hombre nos conciernen a todos' con motivo del 60° aniversario de la Declaracion Universal de los Derechos del Hombre, que se cumple el 10 de diciembre.Vídeo: LOBOCITOFILM
La Comisión Europea promueve la campaña de sensibilizacion 'Los Derechos del Hombre nos conciernen a todos' con motivo del 60° aniversario de la Declaracion Universal de los Derechos del Hombre, que se cumple el 10 de diciembre.Vídeo: LOBOCITOFILM

I. Un ideal común para la humanidad

Por Juan Antonio Yáñez

Diciembre de 1948: el mundo acaba de salir dolorido y traumatizado de la II Guerra Mundial, un gran conflicto planetario que a su vez ha venido precedido por una prolongada depresión económica, unida al auge de los totalitarismos y todo su cortejo de persecuciones y horrores. En este ambiente sombrío, la Asamblea General de las Naciones Unidas, una naciente organización mundial que en ese momento apenas cuenta con unos sesenta Estados miembros, se reúne en París, en el palacio de Chaillot, sede del Museo del Hombre. De esa asamblea surgen dos documentos que, junto con la Carta fundacional de las Naciones Unidas, van a representar un nuevo punto de partida, desde una perspectiva política, jurídica y moral, para el mundo de la posguerra: la Convención contra el Genocidio (9 de diciembre) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre).

No es exagerado afirmar que ese paso trascendental tenía -y de ello eran sin duda conscientes los contados países que rehusaron unirse al consenso en la adopción de la declaración, entre ellos, la Unión Soviética, Suráfrica y Arabia Saudí- un alcance revolucionario. Se trataba nada menos que de dejar atrás una tradición centenaria de las relaciones internacionales basada en una concepción rígida de la soberanía absoluta del Estado en el orden interno, incluso cuando ello conduce a toda clase de tropelías contra los seres humanos.

Cumpliendo ese designio, la Carta de San Francisco (1945), por la que se establece la Organización de las Naciones Unidas, pone en su frontispicio a los pueblos del mundo (antes que a los Estados), que se declaran resueltos a "reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres...", así como a "promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad".

Dentro de la nueva Organización de las Naciones Unidas, cupo a la viuda del desaparecido presidente, Eleanor Roosevelt, llevar adelante el cometido de presidir, al frente de la recién establecida Comisión de Derechos Humanos, la elaboración y aprobación del documento que recogería solemnemente esos derechos. No resultó fácil. Se enfrentaban diversas concepciones políticas, culturas jurídicas y sociales, tradiciones filosóficas y religiosas, y el ambiente enrarecido de la posguerra complicaba notablemente la tarea. Su empeño, junto con la pericia, el buen hacer y la habilidad de un puñado de personas comprometidas, hizo posible ese milagro.

Hay que registrar, porque es de justicia, los nombres de algunos de los que más trabajaron para que la Declaración Universal fuera una realidad: el canadiense John Humphrey, el francés René Cassin, el libanés Charles Malik, el chileno Hernán Santa Cruz, el filipino Carlos Rómulo, el chino Peng-chun Chang, el paquistaní Muhammad Zafrulla Khan... Es oportuno también recordar los diversos orígenes de los autores; demasiado a menudo se oyen voces que pretenden que su contenido es de inspiración "demasiado occidental", y que habría que revisarla para ajustarla al mundo más amplio y complejo de hoy.

Por supuesto, el derecho internacional de los derechos humanos se ha ido completando y desarrollando, y, al hacerlo, todos los Estados que se han ido sumando a las Naciones Unidas han podido dejar su impronta. A la Declaración Universal se

han sumado los dos pactos internacionales (1966), de Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, junto con otras declaraciones y convenciones que perfilan mejor el alcance de los derechos humanos en una serie de ámbitos: desde la lucha contra la discriminación racial (1965) o la discriminación contra la mujer (1979), hasta la protección de los derechos del niño (1989) o, más recientemente, la promoción de los derechos de las personas con discapacidad (2006). Resulta significativo que en todos esos documentos se reafirma el valor y la continua relevancia de la Declaración Universal. Otra cosa es que, demasiadas veces, los derechos humanos son más ensalzados en la teoría que respetados en la práctica.

La comunidad internacional se ha ido dotando de instituciones y órganos de supervisión, bien sea en el ámbito universal (actualmente, el Consejo de Derechos Humanos y los diversos comités especializados) o en el ámbito regional (como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y sus correspondientes interamericano y africano). Y no hay que olvidar la permanente e indispensable labor de vigilancia, denuncia y alerta de las asociaciones nacionales e internacionales de defensores de los derechos humanos.

Al igual que en 1948, la Declaración Universal sigue siendo hoy, según reza su cláusula inicial, un "ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse...". Hemos de verla, por tanto, como un patrón de conducta y como un reto constante para todos nosotros, en cuanto ciudadanos de nuestro propio país y en cuanto ciudadanos del mundo entero.

Juan Antonio Yáñez es embajador y representante

permanente de España ante la ONU.

II. Los derechos humanos son el camino

Por Irene Khan

No fue un parto fácil, pero los máximos dirigentes mundiales mostraron capacidad de liderazgo y consiguieron ponerse de acuerdo en la incipiente ONU para aprobar la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El 10 de diciembre de 1948 nació un texto destinado a cambiar la conciencia del ser humano. Como corresponde a una hija de la guerra, vino al mundo bajo los peores auspicios. Europa estaba aniquilada y extensas zonas del mundo aún vivían bajo el yugo de la colonización. Estados Unidos había lanzado la primera bomba nuclear. El mundo se dirigía hacia la guerra fría.

Pero ocurrió. Por primera vez en la historia, un grupo de dirigentes actuó movido por el convencimiento de que sólo un sistema multilateral de valores universales, basado en la igualdad, la justicia y el Estado de derecho, podría hacer frente a los retos de futuro. Resistieron las presiones políticas, y reconocieron que la universalidad de los derechos humanos -todos los seres humanos nacen libres e iguales- y su indivisibilidad -todos los derechos se deben satisfacer con idéntico compromiso- son la base de nuestra seguridad colectiva y de nuestra humanidad común.

Sesenta años después, y a pesar de los avances, la injusticia, la desigualdad y la impunidad siguen siendo los rasgos distintivos de nuestro mundo, y los Gobiernos arrastran un triste legado de traición a estos principios. Muchos de ellos han mostrado más habilidad en ejercer el abuso de poder que en respetar los derechos de las personas a quienes gobiernan. Tras seis decenios de promesas incumplidas, los derechos humanos están en riesgo.

Es cierto que se han creado multitud de normas, sistemas e instituciones de derechos humanos, y que se ha avanzado gracias a ellos. El número de países que brindan protección constitucional y jurídica a los derechos humanos es mayor que nunca. La pena de muerte se dirige hacia la abolición total, el mercado internacional de armas va camino de ser regulado, y desde la detención de Augusto Pinochet por acción de un juez español, el mundo es un lugar cada día más pequeño para los perpetradores de crímenes atroces contra las personas. Y sin embargo, ante las numerosas y acuciantes crisis que salpican el planeta, no existe una visión común entre los líderes mundiales para hacer frente a los retos contemporáneos en materia de derechos humanos.

Mientras los mercados financieros mundiales se tambalean, los intereses de los pobres e indefensos corren el riesgo de caer en el olvido. La pobreza es la más grave y extendida crisis de derechos humanos que vivimos, pero no hay voluntad política para hacerla frente. Al menos dos mil millones de conciudadanos siguen viviendo en la pobreza, luchando para conseguir agua, alimentos y vivienda. El cambio climático nos afecta a todos, pero los más pobres serán los más perjudicados, ya que perderán sus medios de vida. En julio de 2007 se alcanzó el ecuador del calendario fijado por la ONU para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015. Es muy improbable que esos objetivos se cumplan. Otra promesa traicionada.

Los conflictos muy arraigados -visibles en Irak, Afganistán y Oriente Medio, u olvidados en lugares como la República Democrática del Congo y Somalia, por citar sólo dos- continúan cobrándose un gran número de víctimas. Mientras tanto, los dirigentes mundiales avanzan con dificultad en sus esfuerzos por decidir el camino a seguir. El pasado mes de noviembre, sólo un día antes de que Barack Obama ganara la presidencia de Estados Unidos, un nuevo error de las tropas estadounidenses se cobraba la vida de 40 civiles inocentes en la provincia afgana de Kandahar. Otro ejemplo es el conflicto en Israel y los territorios palestinos ocupados, una crisis de derechos humanos de largo recorrido marcada por la ausencia de un liderazgo internacional efectivo.

Hoy es más necesario que nunca reconstruir la unidad de propósito. Los derechos humanos internacionalmente reconocidos siguen proporcionando el mejor marco para afrontar estas situaciones: representan un consenso global sobre los límites aceptables y los defectos inaceptables de las políticas y las prácticas de los Gobiernos. Y la Declaración Universal es un plan de acción tan acertado para un liderazgo clarividente como lo fue en 1948. La diferencia es que ahora existe un movimiento global de ciudadanos que pide a sus dirigentes que adquieran de nuevo el compromiso de respetar y promover los derechos humanos. Amnistía Internacional nació en 1961 en solidaridad con las personas que no tienen voz. Hoy somos un movimiento presente en 150 países. Sabemos que el poder de la gente para infundir esperanza y generar cambios está más vivo que nunca. Al parecer, los líderes mundiales han decidido no escuchar. Nuestra tarea es que lo hagan.

Irene Khan es secretaria de la organización para la defensa de los derechos humanos de Amnistía Internacional.

III. Hacer realidad un sueño visionario

Por Mary Robinson

El próximo 10 de diciembre, el mundo celebrará el 60º aniversario de la declaración fundacional del sistema internacional de derechos humanos. Cuando repasamos las últimas seis décadas, es evidente que la puesta en práctica de las obligaciones relacionadas se ha quedado muy lejos de los compromisos que se adquirieron. Desgraciadamente, se puede afirmar que las deficiencias en esa puesta en práctica se han vuelto aún mayores en los últimos años. Esto se ha debido, en parte, a que ha surgido un entorno político mundial más condicionado por la seguridad desde los atentados contra Estados Unidos en septiembre de 2001. Igual de preocupante resulta que las antiguas divisiones de la guerra fría puedan estar resurgiendo y que nuevas formas de polarización entre el norte y el sur en asuntos políticos clave como el comercio, la ayuda y el medio ambiente hagan que las medidas nacionales y la cooperación internacional eficaces sean más difíciles en aquellos asuntos relacionados con los derechos humanos.

¿Qué se puede hacer hoy en día, en vísperas del 60º aniversario de la declaración, para que el mundo se mueva en una dirección que nos ofrezca más esperanzas de avanzar en el camino de hacer realidad los derechos humanos?

Para empezar, debemos mirar atrás y reflexionar sobre nuestra historia. Debemos recordar que la Declaración Universal mantiene un cuidadoso equilibrio entre las libertades individuales, la protección social, las oportunidades económicas y las obligaciones hacia la comunidad. Es frecuente que se pase por alto el enfoque integral de la declaración, a pesar de que es todavía más importante en la actualidad, en medio de una crisis mundial económica, alimentaria y climática, de lo que lo era hace 60 años.

Deberíamos también recordar al extraordinario grupo de personas de distintos orígenes, tradiciones y creencias que, bajo la dirección de Eleanor Roosevelt, fueron capaces de formar un frente común reconociendo la dignidad inherente y los derechos de todos los pueblos. Es un triste hecho que las naciones de África, que se formaron tras la adopción de la Declaración Universal, no participaran en su creación. Y, lamentablemente, las voces de África siguen viéndose marginadas demasiado a menudo hoy en día. Pero yo paso gran parte de mi tiempo en el continente africano y sigo sintiéndome esperanzada al ver cómo la sociedad civil (y la inmensa mayoría de los gobiernos) acoge la Declaración Universal como propia. Sólo hay que recordar las palabras de Nelson Mandela cuando reflexionaba sobre la experiencia de Suráfrica: "(...) Las sencillas y nobles palabras de la Declaración Universal fueron un repentino rayo de esperanza en uno de nuestros momentos más sombríos. (...) Este documento nos ha servido de faro luminoso e inspiración. (...) Era la prueba de que no estábamos solos, sino que formábamos parte de un movimiento mundial en contra del racismo y el colonialismo, y a favor de los derechos humanos y la justicia".

También resulta esencial que recordemos que la declaración, y el sistema internacional de derechos humanos que emana de ella, nunca ha pretendido imponer a los gobiernos y sociedades un modelo único de lo que constituye la conducta correcta. Más bien proporciona un "estándar común de éxito" que debería ser llevado a la práctica de diversas formas en los distintos países. ¿Cómo podemos además avanzar y fijarnos nuevos compromisos para el futuro? ¿Cómo volver a reclamar el mensaje unificador de la Declaración Universal y volver a comprometernos en la labor de hacerla realidad? ¿Qué podemos hacer para conseguir que los derechos humanos formen parte de las políticas y prácticas empresariales dominantes?

En The Elders, organización de la que formo parte, hemos tratado de aprovechar este año del aniversario para recordar al mundo los derechos y libertades que los gobiernos se han comprometido a hacer realidad para todos, y para poner el poder de los derechos humanos en manos de personas y comunidades de todo el planeta. The Elders ha promovido la campaña Todo ser humano tiene derechos, que, a lo largo del último año, ha representado a un único y poderoso colectivo de organizaciones, reunidas para llamar la atención sobre la necesidad de renovar el compromiso de garantizar un futuro más esperanzador para todos.

A pesar de los retos pendientes, hay motivos para la esperanza. Disponemos de mejores herramientas para comunicarnos y exigir justicia que las que ha tenido cualquier generación anterior. Tenemos objetivos mundiales y destinos compartidos que nos conectan unos a otros. Podemos decidir ser la generación que verdaderamente haga realidad el poder de la familia humana, unida en "dignidad y derechos". Comprometámonos a desafiar las divisiones, a propagar el mensaje de los derechos humanos y a perseverar en nuestro esfuerzo hasta que el lema Todo ser humano tiene derechos sea algo más que una promesa: hasta que sea el sueño hecho realidad de aquellos visionarios que redactaron la Declaración Universal hace 60 años.

Mary Robinson es presidenta de Realizing Rights: The Ethical

Globalization Initiative, miembro de The Elders y ex presidenta de Irlanda.

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Sobre la firma

Quino Petit
Es redactor jefe de Nacional en EL PAÍS. Antes fue redactor jefe de 'El País Semanal', donde ejerció como reportero durante 15 años en los que ha publicado crónicas y reportajes sobre realidades de distintas partes del planeta, así como perfiles y entrevistas a grandes personajes de la política, las finanzas, las artes y el deporte.

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