_
_
_
_
_
Reportaje:Primer plano

EE UU crece, pero no convence

Acabada la recesión, la mejoría de la primera economía mundial se presenta larga y penosa

EE UU tocó fondo y rebotó. Incluso en la castigada Michigan tienen esperanza: el paro en la cuna de la industria automovilística bajó dos décimas en septiembre. Empresas como la resucitada General Motors empiezan a contratar, y aunque por lo general se trata de empleos temporales baratos, para la asesora laboral Adecco es la antesala de la firma de nuevos contratos fijos, quizá antes de seis meses.

Y es que con la economía dando las primeras señales de recuperación, las empresas empiezan a animarse a llamar a los mismos empleados que despidieron hace un año. Es el caso del fabricante de camiones Oshkosh, en el Estado de Wisconsin, que acaba de contratar a 600 antiguos asalariados gracias a un suculento contrato militar. Y como Robert Bohn, presidente de la empresa, el 26% de los empresarios se plantean recuperar los puestos de trabajo eliminados durante la crisis, según la web de búsqueda de empleo CareerBuilder.

A pesar de la reactivación, el paro seguirá subiendo en 2010
La recuperación se apoya en una intervención pública sin precedentes
El mercado inmobiliario tendrá una vuelta difícil a la normalidad
Las compras navideñas pueden ser la excusa para volver a consumir
No parece haber prisa por desactivar las medidas de estímulo
Preocupan los daños colaterales de un periodo tan largo de bajos tipos de interés
Más información
Qué significa el fin de la recesión
La productividad en EE UU sube un 9,5%
Obama califica de "preocupante" la subida del paro por encima del 10%
EE UU reduce siete décimas su avance del tercer trimestre al 2,8%
EE UU comienza a temer los tipos de interés en mínimos
La destrucción de empleo en EE UU registra su menor aumento en dos años

Las compañías estadounidenses, opinan los expertos del Bank of America, reaccionaron en exceso a la Gran Recesión eliminando más empleos de los necesarios. "El miedo a la depresión les llevó no sólo a recortar agresivamente puestos de trabajo, sino también inventarios e inversiones", explican. Por eso creen que, conforme la recuperación tome cuerpo, volverá la confianza.

La National Association of Business Economics (NABE) maneja datos que no se veían desde hace casi dos años. El 44% de los integrantes de ese lobby empresarial se benefició de un alza en la demanda en el tercer trimestre. Aumento que contribuyó a una expansión del beneficio en el 36% de las compañías. Y con más demanda y mejores resultados, una cuarta parte considera ampliar plantilla.

Los datos oficiales revelan que la mayor economía del mundo cobró fuerza en el tercer trimestre, rompiendo así con el ciclo de contracción más prolongado en siete décadas. Tras cuatro trimestres consecutivos en negativo, el Producto Interior Bruto se expandió un 0,9% frente al trimestre anterior, lo que equivale a una tasa anualizada del 3,5%. La producción industrial crece, los precios de la vivienda repuntan ligeramente y los resultados empresariales mejoran.

"EE UU está emergiendo de la más larga y severa recesión desde la Segunda Guerra Mundial", señalan los expertos de UniCredit. Como otros analistas, esperan que el repunte se mantenga en el cuarto trimestre. Pero en Wall Street hay dudas sobre la salud del repunte y esperan que todo esto no sea una ilusión. Y es que aunque el paciente ha salido de la unidad de cuidados intensivos y ha pasado a planta, sigue sometido a medicación.

De hecho, la euforia por la fortaleza del repunte ha durado un solo día. Tras el dato de crecimiento del PIB del jueves, el viernes se supo que el consumo de los hogares se había enfriado ya en septiembre debido al cese de alguno de los programas de apoyo público a la economía, en concreto el programa dinero por chatarra (cash for clunkers) para la renovación del parque de automóviles.

En cualquier caso, la herida abierta es profunda: 15,1 millones de parados y 7,6 millones de empleos perdidos desde diciembre de 2007. Y duele sobre todo en zonas industrializadas como Michigan, donde el 15,2% de la población activa está sin trabajo. EE UU lidiará con las consecuencias de la recesión durante un tiempo.

CareerBuilder revela, de hecho, que la mayoría de los empresarios esperará a 2010 para decidirse a contratar. Un 36% de ellos lo hará probablemente en el primer semestre. NABE anticipa que dos de cada diez empresas seguirán haciendo ajustes, y son mayoría los que esperarán a ver que el motor no gripa. Esto va en línea con "un repunte sin empleo" del que habla la Reserva Federal.

La explicación es simple, y la dio el presidente Barack Obama. La actividad económica será tan modesta a lo largo del próximo año que el mercado laboral se degradará hasta bien entrado 2010, porque el incremento de la población activa será mayor que los empleos que se crean. El paro, que roza el 10%, se mantendrá "severamente elevado", augura su asesora económica Christina Romer.

La tasa de desempleo es la más alta en 26 años y el doble que al final del anterior ciclo expansivo, en diciembre de 2007. Y los afortunados que vuelven a tener trabajo cobran menos. Recuperar a la gente que conoce y que encaja en su cultura es la opción menos arriesgada y más barata para las empresas.

Como resultado de la alta tasa de desempleo, la productividad se disparó un 6,6% en el segundo trimestre y se espera que se mantenga a un nivel similar en el tercero. Esto, coinciden los analistas, es bueno para el balance de las empresas, pero malo para los ingresos de los hogares. Y como sucedió con el periodo de recuperación tras la crisis de 2001, la productividad será un sustento clave del repunte.

Es la cruda realidad a la que hace frente el estadounidense de a pie y que se refleja en la última encuesta de la cadena de televisión NBC: el 52% de los ciudadanos piensa que las cosas van en la mala dirección. "Claro que estamos mejor que antes, pero queda mucho para salir del agujero", reitera la consultora Global Insight.

El último indicador de confianza del Conference Board, un organismo dedicado al estudio de las tendencias económicas, es un claro recordatorio del aire que se respira en la calle. Cayó por segundo mes consecutivo en octubre y se colocó por debajo de los 50 puntos, lo que significa que sigue reinando el pesimismo. La ecuación se complica aún más si se tiene en cuenta que parte de la recuperación en EE UU se apoya sobre una intervención pública sin precedentes.

El Departamento del Tesoro y la Reserva Federal (Fed) llevan un año utilizando todas las armas en sus arsenales para reactivar el crecimiento y estabilizar los mercados. Así gastaron, prestaron o pusieron como aval 11,6 billones de dólares. De hecho, como señala el banco Wells Fargo, el crecimiento en el tercer trimestre estuvo impulsado por "inyecciones de estímulo puntuales" a la compra de coches y primera vivienda.

El Libro Beige de la Fed también lo muestra. Habla de una estabilización o cierta mejoría en la mayoría de las regiones del país. El consumo, subraya, sigue plano, y los recientes incrementos en ese capítulo se deben únicamente a los programas de estímulo económico y al efecto de la vuelta al colegio. Y es que los estadounidenses evitan adquirir cosas que consideran demasiado caras.

En el sector manufacturero se aprecian mejoras modestas, como en la construcción. Pero mientras en el precio de las viviendas residenciales se observan señales de recuperación, en el caso de los inmuebles comerciales la corrección continúa en buena parte del país. Eso afecta a las pequeñas firmas financieras, que miran con lupa los préstamos, lo que restringe la disponibilidad de crédito.

En una recuperación típica, la economía se apoya en el incremento de la demanda real. Y, tarde o temprano, el sector privado tomará el lugar del Estado como motor. Pero es difícil encontrar evidencias de que hogares y empresas estén listas para asumir el liderazgo. El fardo del endeudamiento es muy pesado. Con un repunte modesto y los bancos siendo muy duros a la hora de prestar dinero, el gasto continuará restringido y la demanda, débil.

"Ésta ha sido la madre de todas las recesiones", señaló Jimo Owens, consejero delegado del fabricante de maquinaria pesada Caterpillar, en proceso de ajuste global. Morgan Stanley considera que esta amalgama de datos "apoya el argumento de que la recuperación tendrá baches", y descarta un repunte en V como el que suele suceder a recesiones tan profundas.

En términos similares se pronuncia el banco de inversión Mizuho Securities, que se concentra en los datos de PIB para decir que un repunte en W -con una leve recaída- es aún una posibilidad porque el pilar central de la economía estadounidense, el consumo, sigue sometido a un tremendo estrés. Por eso insiste en que la atención a partir de ahora se dirigirá hacia el empleo, donde no se verán datos positivos hasta abril como pronto.

UBS no lo ve tan dramático. Sus analistas proyectan que EE UU crecerá un 2,6% en 2010 y un 3% en 2011. Una aceleración que califican de "modesta", aunque sin recaídas. El paro, vaticinan, llegará al 10,3% en el primer trimestre de 2010 y tardará dos años en bajar al 9,5%. Como consecuencia, el incremento de los salarios y de los precios será tenue. Es decir, ven una recuperación en U.

La marcha del mercado laboral será clave en el ritmo de la fase expansiva. También la del sector inmobiliario, ya que las casas pueden ser una fuente de dinero en efectivo con que cubrir gastos extraordinarios. Los precios subieron por cuarto mes consecutivo en agosto. Pero nadie se lleva a engaño. Gran parte de la mejora está vinculada, por un lado, a los incentivos que expiran a final de año y, por otro, a que se están vendiendo principalmente casas desahuciadas.

Los análisis de la Reserva Federal señalan que el mercado inmobiliario tendrá una "vuelta difícil" a la normalidad después de tres años de contracción. El alza del paro alimenta la ola de desahucios, y los bancos son reacios a dar créditos que puedan manchar sus balances. Y para entender el daño de la crisis basta con saber que una de cada diez personas sin techo se encuentra en esta situación por haber perdido su casa.

Bank of America discrepa. Cree que el repunte de la actividad en la construcción es "real". Aunque las ayudas fiscales y las ventas de viviendas bajo estrés influyen, también cree que el aumento de la demanda está relacionado con el hecho de que el ladrillo está ahora a un precio más asequible que hace dos o tres años. Y si el crédito y el empleo mejoran, el repunte será sostenible.

Los analistas de NPD Group, empresa especializada en el análisis de mercados, tampoco se creen tanto el último dato de confianza y auguran que los consumidores volverán a gastar pronto, porque empiezan a estar cansados de mirar hasta el último centavo y se sienten más cómodos con la nueva realidad. El índice de ahorro de los hogares está a su nivel más alto en décadas. La temporada de compras navideñas que arranca con el Día de Acción de Gracias podría ser la excusa.

La firma ShopperTrak, que analiza las tendencias del comercio al por menor, ya habla de un incremento en las visitas a los centros comerciales, y esto hace pensar que habrá un incremento en las ventas del 2,5% respecto a 2008. La National Retail Federation, que agrupa a las empresas del sector, es más precavida y habla de una caída del 1%, hasta los 437.600 millones, en ventas entre noviembre y enero. Es, en cualquier caso, un escenario mejor que la caída del 3,4% hace un año.

¿Qué sucederá si se retiran los estímulos? Superada la fase de rescate, la Fed debate qué hacer a partir de ahora. Los miembros del banco central insisten en que su estrategia se concentra en que la recuperación mantenga el rumbo. No parecen tener prisa por desactivar las medidas adoptadas tras el colapso de Lehman Brothers.

Entre bastidores, sin embargo, ya preparan al mercado para tal eventualidad, porque, como dijo recientemente su presidente, Ben Bernanke, la estrategia actual no es infinita. "Debemos pensar en la política de salida y hacerlo de una forma muy cuidadosa", señaló el presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, que aventura una "recuperación muy insatisfactoria en 2010". Su colega Eric Rosengren, de la Fed de Boston, se expresó en los mismos términos: "Necesitamos esperar a que haya más progresos antes de retirar algunos de los estímulos". Es decir, ven en estos incipientes signos de recuperación un crecimiento más bien débil y les preocupa que el alza del paro haga mella en el consumo -del que dependen dos tercios del crecimiento- y la confianza.

La Fed se reúne el martes y el miércoles. No anunciará ningún movimiento en los tipos de interés, así que la atención se dirigirá al lenguaje que utilice en su comunicado. Básicamente, lo que quieren ver sus miembros es un incremento del gasto privado, incluida la vivienda. Hay otros miembros de la Fed, como Richard Fischer, que están preocupados por los daños colaterales de un periodo prolongado de bajos tipos de interés, que está yendo aparejado con una expansión masiva de la liquidez disponible para el mercado. "No queremos que se dude de que disponemos de la habilidad y la predisposición de restringir la política monetaria en el debido momento", advirtió.

Esta combinación de estímulos podría alimentar el alza de precios cuando la recuperación económica tome cuerpo. La inflación, en todo caso, permanecerá en torno al 2% por un largo periodo. Los tipos están en el 0% desde diciembre, y permanecerán ahí hasta mediados de 2010, según UBS. Pero hay otro factor que no pierde de vista la Fed: el dólar, que puede alimentar el alza de precios por vía de las importaciones.

La debilidad del billete verde plantea, sin embargo, un dilema. Una de las teorías que manejan los economistas es que una moneda barata potencia las exportaciones y estimula el crecimiento. Pero la depreciación del dólar no se está traduciendo en una mejora notable en la balanza comercial. Las exportaciones suben porque la demanda global repunta, y no porque EE UU sea más atractiva.

Consumidores estadounidenses en un centro tecnológico en la ciudad de Sacramento.
Consumidores estadounidenses en un centro tecnológico en la ciudad de Sacramento.GETTY

Agujero en las cuentas públicas

Hay otro pesado fardo que tiene que aguantar la economía estadounidense y que explica la debilidad de su divisa: el colosal agujero en sus cuentas públicas. El ejercicio 2009 se cerró en septiembre con un déficit de 1,4 billones de dólares, cifra equivalente al 9,9% del PIB. Es el triple que el récord de 2008. Marc Faber, autor del libro Gloom, Boom & Doom, califica la situación fiscal de "desastrosa".

Faber teme que el repunte visto en el dólar durante los últimos días no va a durar mucho, porque anticipa que Washington se verá obligado a seguir imprimiendo dinero para poder pagar sus deudas. Hasta tal punto de que cree que el 50% de los ingresos fiscales deberá destinarse a cubrir el pago de los intereses de la deuda pública. "Es insostenible", remachó.

Larry Summers, principal consejero económico del presidente Barack Obama, duda por ello de que sea conveniente lanzar un segundo paquete de estímulos. "Los recursos son limitados", dijo recientemente en una entrevista. Así que la carga de la acción de Washington se concentrará en extender las ayudas a parados y pensionistas, mientras invierte lo presupuestado en sectores que permitan crear empleo, como la energía, la salud y la educación. -

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_