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Reportaje:EFECTOS DE LA CRISIS

Adiós, querida empresa

Las últimas réplicas del terremoto económico y financiero que sacude el mundo se han llevado por delante en España a 1.771 pequeñas empresas durante el segundo trimestre de 2011

La calle Muerte y Vida, en Segovia, donde Marina Estebaranz abrió su agencia inmobiliaria en 1997, tendría que llamarse Vida y Muerte para hacer justicia a la trayectoria de su empresa. Su pequeño negocio, C&M Aranguren, iniciales de Marina y de Cristina, su hermana gemela, y apellido de Eduardo Aranguren, su socio, vivió 14 años pletóricos, dando jugosos dividendos, antes de morir, el 1 de agosto pasado, víctima de la crisis económica que ha hundido al sector de la construcción y azota al mundo desde hace más de dos años. "Cuando pienso en la agencia, todavía se me saltan las lágrimas", dice Marina, de 41 años, contemplando el letrero de "se alquila", pegado a la cristalera de la que fuera su tienda, un local de apenas 40 metros cuadrados, en el casco histórico de la ciudad. Aunque sea escaso consuelo, el descalabro empresarial de Marina es uno más de los muchos que se han producido recientemente a cuenta de una crisis que estalló primero en el sector financiero y ha ido dejando un gigantesco rastro de empresas e instituciones en quiebra después, con el resultado de casi cinco millones de parados en España y el consiguiente descenso en el consumo doméstico, lo que amenaza con lastrar todavía más la débil recuperación económica.

Impagos, la caída de la demanda y la falta de créditos están ahogando a los trabajadores por cuenta propia
Marina Estebaranz ha tenido que cerrar su agencia inmobiliaria, en Segovia, incapaz de hacer frente a los gastos

Un seísmo sin precedentes cuyas últimas sacudidas llegan ahora a la pequeña empresa y al colectivo de autónomos. En el segundo trimestre del año, 1.771 empresas han tenido que acogerse al concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos), un 16,5% más que en el mismo periodo del año pasado, según datos del INE. El instituto atribuye este brutal incremento precisamente a la caída en picado de este tipo de pequeños negocios, muchos de ellos gestionados por trabajadores por cuenta propia que en España son casi dos millones de personas. Y no es que el primer trimestre del año se haya saldado con datos más optimistas. El número de insolvencias, según el mismo instituto, llegó a un máximo histórico en ese periodo con 1.803 empresas declarándose insolventes. "Estas cifras del INE reflejan la verdad. Que la situación de los trabajadores autónomos y las empresas pequeñas es mucho más complicada este año de lo que lo fue en 2010", dice Lorenzo Amor, presidente de ATA (Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos), una de las organizaciones que dicen representar a este disperso y no especialmente asociativo sector.

Las cifras evidencian un enorme desgarrón en el tejido empresarial español constituido en más del 90% por empresas de pequeñas y medianas dimensiones. Muchas de ellas, estrechamente ligadas al negocio del ladrillo, que dio vida a multitud de subsidiarias, desde industrias de carpintería metálica a negocios de fontanería o electricidad. También a agencias dedicadas a la intermediación inmobiliaria que surgieron como hongos al calor de un negocio boyante, cuando los bancos regalaban el dinero y la oferta de pisos, adosados y chalés no tenía fin.

"En Segovia, además, tocó el gordo de la lotería en 2000, y los pisos subieron muchísimo de precio", reconoce Marina Estebaranz que en esa etapa de vacas gordas llegó a gastar hasta 20.000 euros al mes en publicidad de su agencia, y a contratar a cuatro personas, para ayudarla a su hermana y a ella a llevar el negocio. "Y eso que nosotros no ganamos tanto dinero. Y teníamos sueldos de 700 euros nada más, no te creas", añade. "La verdad es que nos encantaba el trabajo. Tratamos con muchísima gente. Todo tipo de gente. Hemos buscado pisos de alquiler para inmigrantes que habían llegado en patera, y hemos vendido pisos caros". En los buenos momentos la demanda parecía capaz de igualar a la gigantesca oferta. En una ciudad como Segovia, de 55.000 habitantes, 30 agencias inmobiliarias abrieron sus puertas para hacer frente a la locura compradora.

Las vacas flacas han dado un vuelco a todo esto. Como lo han dado a otros muchos pequeños negocios que parecían destinados a un crecimiento sin límite. Deudas, impagos, caída de la demanda se han convertido en el cóctel letal que ha envenenado a muchas de estas empresas. Algunas veces, el hundimiento de una firma ha arrastrado consigo a otra que mantenía una dependencia demasiado estrecha con ella.

La desaparición de Air Comet, por ejemplo, la compañía aérea del grupo Marsans, ha llevado a la empresa de catering Air Cater a las puertas del concurso de acreedores. La compañía del grupo Marsans, que se declaró en quiebra a finales de 2009, le dejó una deuda de tres millones de euros y su cierre significó una pérdida de negocio sustancial para una empresa que daba empleó a 109 personas. Una parte de los trabajadores de Air Cater, filial de la suiza GateGourmet, viene realizando protestas reiteradas contra una decisión que les deja en la calle cuando, a su juicio, el negocio tiene posibilidades de remontar.

A veces, no es solo el problema de impago, sino la brutal competencia crecida al calor de la escasez de contratas y empleos la que ha llevado a la ruina a algunos empresarios. Javier Ortiz, propietario de Limpiezas Ortiz, una empresa con más de dos décadas de historia, y 165 empleados, que trabajaba para la Comunidad de Madrid limpiando institutos en todo el sur de la región, ha tenido que ir a concurso de acreedores. "La culpa es de los retrasos en los pagos y de la pérdida de algunos contratos fundamentales", dice José García Caballero, de la comisión ejecutiva de actividades diversas de Comisiones Obreras de Madrid, que sigue la evolución de este conflicto dentro del sindicato. García Caballero cuenta, en ausencia de Ortiz que se encuentra de vacaciones, que las cosas marcharon bien hasta octubre del año pasado, cuando se hizo insostenible la competencia de las grandes empresas del sector. Perder un contrato importante en una firma de estas dimensiones puede ser el final. Ortiz, catalogado como un buen empresario por el sindicato, no vio otra salida que optar en marzo por el concurso de acreedores, cuando ya los empleados llevaban sin cobrar cinco nóminas. "De momento se ha conseguido que cobren al menos dos", dice García Caballero.

A las dificultades financieras de las Administraciones públicas hay que sumar los recortes obligados en otras instituciones que también han golpeado a los autónomos. "Hasta hace dos años he estado recibiendo encargos de una gran institución para decorar su sede, pero los directivos ya no compran nada de nada", cuenta una galerista especializada en pintura moderna figurativa de la madrileña calle del Prado. En la fachada de su local, que lleva abierto más de una década, una enorme pancarta anuncia "liquidación por cierre". ¿Cerrará de verdad? "Si la cosa no mejora, me voy en noviembre. Tenga en cuenta que cada minuto que tengo la galería abierta me cuesta dinero, y no se vende nada", dice. Ni ella, ni muchos otros galeristas que han sentido el impacto de la crisis, creen que sus clientes, normalmente profesionales acomodados, se hayan quedado sin un euro. "No, yo creo que dinero hay", dice la misma persona. "Lo que pasa es que la gente tiene miedo de gastarlo, y además, que la clase media alta, que es la que compraba más arte, está desapareciendo".

No lejos de su negocio, en la Ribera de Curtidores, corazón del Rastro, el mercadillo popular más famoso de Madrid, abundan las tiendas cerradas, con carteles de "se vende" o "se alquila". Bronces Cascorro, por ejemplo, cerró en 2007, cuando la crisis empezó a asomar su desagradable rostro. Desde entonces pocos se han interesado por el local, "y los que se han interesado se han encontrado con que ningún banco les daba un préstamo para comprarlo", cuenta su dueño por teléfono. En la acera de enfrente, la archifamosa tienda de pintura clásica, Miranda, ha quedado reducida a la mitad. "Cerramos esa parte hace un mes, por falta de negocio", confiesa el dueño, Joaquín Miranda, hijo del fundador, Miguel Miranda. "Veremos si conseguimos sobrevivir o no porque las cosas van muy mal", añade. En la planta de arriba, Óleos Ramírez desalojó hace un año, y un cartel con un par de teléfonos invita a eventuales compradores o arrendatarios a llamar. Joaquín Miranda dice que a la crisis mundial se suma "lo caro que está el euro para la mayoría de nuestros clientes, que son americanos".

Pero dentro de la esfera del euro tampoco se observan cambios. La crisis obliga a una nueva cultura de austeridad y los recortes de gastos son el pan nuestro de cada día. Los grandes almacenes no se meten en reformas ni ampliaciones, ni los hoteles invierten en renovar la decoración como hace unos años. "Nosotros llevamos años trabajando para una serie de hoteles y ahora los pedidos no llegan", dice Miguel Ángel Badorrey, dueño de un negocio de tapicería en la carretera de Húmera, al norte de Madrid. Badorrey se queja de que pese a que la gente se retrasa en los pagos, él tiene que adelantar a Hacienda la recaudación del IVA. "Es que el autónomo está obligado a adelantarlo. Según nuestros cálculos, han tenido que adelantar 1.800 millones de euros del IVA que han facturado pero no han cobrado todavía", dice el presidente de ATA, Lorenzo Amor. Juan José de los Mozos, presidente de la Asociación Española de Asesores Fiscales, cree, sin embargo, que los casos de concurso de acreedores no reflejan la situación de los trabajadores autónomos. "Un autónomo rara vez recurre a este sistema porque es muy caro", dice.

De hecho, Marina Estebaranz se ha limitado a liquidar su empresa incapaz de afrontar los gastos mensuales, y ahora será el Fogasa (Fondo de Garantía Salarial), el que corra con el dinero del finiquito de las dos empleadas que trabajaban con ella. "Se sacarán a subasta los pocos bienes que teníamos. El aparato de aire acondicionado, tres ordenadores, tres coches, pero no será suficiente". Marina no tiene el problema que afecta a muchos otros de sus colegas: no debe nada al banco. Luis Miguel Escolar, dueño de una agencia inmobiliaria como ella, radicada en Algeciras, no puede cerrar un negocio en el que se ha endeudado. Escolar, presidente de la Federación de Autónomos de Andalucía (miembro de CEAT), asegura conocer muchos casos como el suyo. "El autónomo responde con todos sus bienes, y cesar en tu actividad puede resultar en un desastre para tu familia y para la gente que te ha avalado", dice. "En este sector de la intermediación inmobiliaria te dan por todos los lados. Apenas se venden pisos, pero cuando hay alguien dispuesto a comprar, te encuentras con que los bancos no le dan crédito. Luego te enteras de que al mismo cliente al que no le concedían un préstamo lo han llamado para ofrecerle pisos del banco y esos sí, con todas las facilidades de financiación".

De los Mozos coincide en subrayar el problema del crédito. "En estos momentos, los bancos solo refinancian deudas, no dan créditos, y cuando no tienes ingresos para pagar los intereses la situación se agrava". A su juicio la crisis se veía venir desde 2007. "Pero muchas pequeñas empresas de la construcción siguieron funcionando como si nada, y los promotores comprando suelo carísimo a los Ayuntamientos sin ver lo que se les venía encima. Muchos promotores han fracasado". Todo confirma que así ha sido, pero tampoco se puede olvidar que en los momentos álgidos del boom muchos ganaron dinero a espuertas. Marina Estebaranz, que ahora ha cerrado, pudo hacerse una estupenda casa en Torrecaballero y gracias a que sus deudas son pocas ("aún tenemos una pequeña hipoteca", cuenta) puede afrontar el futuro con razonable tranquilidad junto a sus tres hijos y su compañero, banderillero y gestor de una línea de autobuses, que está también en paro.

Una galería de arte, en la calle del Prado, en Madrid, anuncia la "liquidación total" por cierre, en sus escaparates. Las ventas de arte han bajado de forma brutal en los dos últimos años.
Una galería de arte, en la calle del Prado, en Madrid, anuncia la "liquidación total" por cierre, en sus escaparates. Las ventas de arte han bajado de forma brutal en los dos últimos años.SAMUEL SÁNCHEZ
Marina Estebaranz y el local cerrado en Segovia.
Marina Estebaranz y el local cerrado en Segovia.AURELIO MARTÍN

Sin crédito y con un impago millonario

Para que la economía retome la senda del crecimiento falta algo fundamental: que se reactive el consumo y que los bancos vuelvan a abrir el grifo del crédito. "Sin financiación, las empresas no pueden tirar para adelante", coinciden todos los expertos consultados. Pero el problema esencial, tanto para individuos, familias como para los pequeños y grandes empresarios, es que nadie tiene liquidez y los bancos no prestan salvo a las grandes firmas. "Falta el crédito, que es la sangre de la actividad empresarial. La gente cierra sus negocios en el 84% de los casos por problemas de financiación", dice el presidente de la Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor. "La situación de muchos comercios es dramática. Se suman los efectos de la morosidad al descenso del consumo. Hay que tener en cuenta que estas microempresas sufren también el problema de impago de las Administraciones públicas que tienen una deuda con ellas de 13.300 millones de euros", añade. La organización que preside, y todas las que representan al pequeño empresariado, insisten en reclamar más facilidades para acceder a los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Amor sugirió incluso la posibilidad de que el ICO abriera una banca en Internet de acceso inmediato a los autónomos.

El presidente de ATA opina que el caso de impago denunciado por las farmacias de Castilla-La Mancha, que ha llevado a protestas y cierres masivos en los últimos días, sería extensible a una miríada de otras actividades: cooperativas de taxis que no pueden cobrar

los servicios contratados por instituciones ligadas a la Administración, líneas de autocares escolares, empresas dedicadas al sector de la sanidad o al de los servicios que llevan meses desesperadas por cobrar...

"¿Cómo se puede salir de esta situación?", se pregunta Amor. "La verdad es que no lo sabemos". Lo que sí sabe es que la situación de fragilidad de los trabajadores por cuenta propia afecta a todas las comunidades autónomas y a infinidad de sectores. -

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