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Entrevista:Stanley McChrystal | COMANDANTE EN JEFE DE LA ISAF EN AFGANISTÁN | ANÁLISIS MILITAR DEL CONFLICTO AFGANO

"Matar enemigos no es el mejor camino para lograr nuestro objetivo"

Comandante en jefe de la ISAF en Afganistán

El comandante en jefe de la Fuerza Internacional (ISAF) en Afganistán, el estadounidense Stanley McChrystal, de 55 años de edad, habla de su nueva estrategia bélica, de las negociaciones con los talibanes y de la persecución de Osama Bin Laden

Pregunta. Usted ha dicho que después de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos ha intentado apagar un fuego a martillazos. ¿En qué se han equivocado?

Respuesta. En la lucha contra las insurrecciones, al final todo depende de la percepción y de los sentimientos de las personas. En guerras como éstas, lo importante no es el empleo masivo de material bélico. No se trata de destruir las ciudades del enemigo ni de aniquilar su ejército. Tenemos que debilitar el levantamiento, conseguir que los insurrectos dejen de hacer lo que están haciendo. Y el medio más efectivo para lograrlo es la cooperación eficaz con nuestros socios afganos.

"Matar enemigos no es el mejor camino para lograr nuestro objetivo"
"Lo que tenemos que hacer es tratar de retirar de la circulación a los talibanes más radicales, vivos o muertos"
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P. Su sincera evaluación de la situación en Afganistán hizo que Obama tomara la decisión de enviar 30.000 soldados a ese país, además de los 68.000 soldados estadounidenses que ya estaban allí. Usted ha dicho que será difícil alcanzar el objetivo.

R. Creo que es factible, pero todos nosotros tendremos que hacer grandes esfuerzos. Por un lado están los insurrectos, que siguen teniendo capacidad de combate y amenazan la existencia del Estado. Pero también existe una pérdida de confianza por parte de los afganos debida a las expectativas que no hemos podido cumplir después de 2001. Los afganos ya no creen que exista un sistema equitativo ni que se les vaya a tratar con justicia.

P. En su informe sobre la situación, usted ha descrito que uno de los puntos débiles más graves de las tropas de la coalición consiste en que la población civil afgana no está siendo protegida con suficiente resolución. Eso suena un poco raro, puesto que los europeos creen que sus tropas están allí justamente para eso.

R. La protección de la población civil es el punto decisivo. Cuando salimos a proteger afganos en combate abierto contra grupos enemigos, casi siempre tenemos éxito. Pero las verdaderas amenazas para las personas que viven aquí proceden más bien de los dirigentes locales. Los afganos experimentan la intimidación cotidiana, los múltiples atentados con bombas. Y nosotros no podemos proteger a la gente de eso con una estrategia bélica convencional. Para conseguirlo tenemos que acercarnos más a ellos y cooperar de forma más estrecha.

P. Su directiva de julio pasado supuso un cambio decisivo en el modo de plantear la guerra de Afganistán. Ordenó a sus soldados evitar víctimas civiles.

R. Esa directiva debe dejar claro que matar enemigos no es el mejor camino para lograr nuestros objetivos. Si usted destruye una vivienda para matar a dos talibanes, seguro que el dueño de la casa pondrá en duda que esté haciendo lo correcto. Si existe el riesgo de matar civiles durante el desarrollo de una operación, el responsable de la misma deberá reflexionar cuidadosamente antes de tomar una decisión, porque no es posible devolver la vida a los civiles muertos.

P. Sólo durante el pasado año murieron más de 2.000 civiles en Afganistán. Casi uno de cada tres fue víctima de las tropas de la coalición o de las fuerzas de seguridad afganas. ¿Por qué tienen que seguir muriendo tantos civiles?

R. Es un hecho que dos tercios de las víctimas civiles han muerto a manos del enemigo. Ellos son los que matan inocentes. Por supuesto, nosotros también cometemos errores. Pero hacemos todo lo posible por evitarlos. No más civiles muertos, ése es nuestro objetivo.

P. Como jefe de un comando de operaciones especiales en Irak, usted mató al dirigente local de Al Qaeda Abu Musab al Zarqaui y localizó al dictador Sadam Husein. ¿No arde en deseos de atrapar a Osama Bin Laden o al mulá Omar?

R. Estoy convencido de que se debe procesar a ambos cabecillas de la insurrección. Me gustaría que los atrapásemos vivos, pero tampoco habría nada que objetar si acaban muriendo en la operación. Aunque ni siquiera eso supondría un rápido final de los enfrentamientos. Lo que de verdad tenemos que hacer es tratar de retirar de la circulación a los líderes talibanes más radicales, vivos o muertos. Y al mismo tiempo tenemos que intentar dar a sus combatientes la oportunidad de regresar.

P. ¿Qué factores fueron decisivos a la hora de localizar a Sadam? ¿Y cómo los aplica ahora para perseguir a Bin Laden?

R. Este tipo de misiones se asemeja al buen trabajo policial. Informadores de confianza, una buena evaluación de la situación y, al final, de lo que se trata es de perseverar. Aunque la sola persecución ya tiene un efecto positivo. ¿Recuerda que sacamos a Sadam Husein de un agujero en el suelo? Seguro que no organizó la resistencia desde allí.

P. En estos momentos se habla mucho de negociaciones con los talibanes. ¿Cómo sería una auténtica reconciliación?

R. Para eso se tendrían que mantener conversaciones a alto nivel entre la dirección de los insurrectos y el Gobierno afgano. No se incorporarían todos los talibanes, sino sólo algunos concretos o pequeños grupos. La condición previa es el sometimiento a la Constitución afgana. El Gobierno afgano está trabajando en una regulación de este tipo y la hará pública dentro de muy poco tiempo. Nosotros le brindaremos nuestro apoyo.

P. ¿Cuáles serían las condiciones previas para que los insurrectos cambiaran de bando?

R. En primer lugar, necesitan protección de los talibanes que aún queden, protección que ha de hacerse extensiva a sus familias. Necesitan tener la posibilidad de volver a sus pueblos de origen para poder ganarse el sustento. Además, necesitan respeto. Es importante que no se avergüencen, que sepan que han tomado una decisión honrosa.

P. Se dice que Afganistán es el cementerio de las grandes potencias. ¿Por qué iba a salir airoso ahora Estados Unidos?

R. No seremos nosotros los que ganemos, sino el Gobierno de Afganistán, ésa es la diferencia decisiva. Puede que Afganistán sea el cementerio de las grandes potencias, pero nosotros no estamos aquí como gran potencia, sino como coalición integrada por 44 naciones. Y una coalición así no tiene como objetivo la ocupación del país; ésa es la gran diferencia. Por eso tampoco se nos percibe como ocupantes. Por eso el pueblo no se ha levantado contra nosotros como hicieron los muyahidin contra los soviéticos.

Traducción de News Clips.

El general McChrystal, en el Capitolio (Washington).
El general McChrystal, en el Capitolio (Washington).REUTERS

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