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Entrevista:Luigi de Magistris | Ex fiscal y alcalde electo de Nápoles

"En Nápoles gana el voto antisistema"

Una revolución pacífica, enorme, que demuestra que la política se puede hacer de forma distinta". Luigi de Magistris, de 43 años, fiscal hasta 2009, parlamentario europeo del partido Italia de los Valores durante los dos últimos años, es el nuevo alcalde de Nápoles. Con el 65,4% de los votos, arrolló al candidato del Pueblo de la Libertad, Gianni Lettieri (34,6%), en la segunda vuelta. En la primera, contra toda previsión, logró derrotar a Mario Morcone, deslucido candidato del Partido Democrático. Su triunfo estelar, que es una investidura de afecto y confianza por parte de los napolitanos, se pueden interpretar como una bofetada a la derecha y otra al centro-izquierda. A los partidos mayoritarios. Los demócratas -hasta ahora al mando en Nápoles- perdieron la ciudad porque no detectaron la sed de cambio de la gente, indignada y humillada por el escándalo de la basura amontonada en las calles, el paro y la Camorra. De Magistris es el rostro del cambio, el exmagistrado que administrará la ciudad infestada por la Mafia.

"Represento aquella oposición social que está mucho mejor organizada que la de los partidos"
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En las últimas elecciones, el viento bajo el Vesubio soplaba hacia la derecha. Por eso, Silvio Berlusconi invirtió todo lo que pudo en la pelea electoral. En Nápoles concluyó su campaña desplegando su arsenal de bromas ("quien vota izquierda no tiene cerebro"), de canciones (se exhibió en el escenario con la estrella local Gigi d'Alessio) y de promesas (otra vez, arreglar lo de la basura y un decreto para sanear abusos).

Pregunta. ¿De este voto sale una nueva Italia?

Respuesta. Italia siempre pareció unida en lo malo: la corrupción, las mafias. Por fin el voto transforma en realidad la idea de un país unido en lo bueno, a través de personas que hablan de transparencia, participación, justicia social. Este es el mensaje de las urnas: un nuevo modelo de política.

P. ¿Es el principio del fin del berlusconismo?

R. A nivel cultural, sin duda. Hemos demostrado estar más allá de Berlusconi. La gente no ha creído en sus promesas, ha rechazado sus salidas de tono en el enfrentamiento, los ataques a los magistrados. No es tanto la derrota política lo que cuenta, sino la superación de un modelo. Ganamos porque representamos la alternativa.

P. ¿En qué sentido?

R. Los napolitanos han expresado su exigencia de una política distinta, participativa, hecha en los barrios, y su sed de legalidad. Una legalidad que no es justicialismo, burocracia y arrestos, sino transparencia en la gestión del poder, justicia social, ruptura de la relación entre Camorra y política.

P. ¿Cree que va a caer el Gobierno?

R. No de forma inmediata. Pero Berlusconi está políticamente acabado. Se vio la semana pasada, cuando ya daba por perdida Milán y cerró la campaña electoral en Nápoles. Debía de haber recibido una ovación. En cambio, le silbaron. Hasta la parte más lúcida del centro-derecha, si es que existe, está en contra del encarnizamiento terapéutico.

P. ¿El nuevo modelo del que habla se puede extender a nivel nacional y transformarse en alternativa de gobierno?

R. Este es el problema. Creo que la izquierda no está preparada para gobernar el país. Está todavía demasiado fragmentada, desunida.

P. Usted cosechó el voto de izquierdas y del centro. ¿No hay en ciernes una coalición de gobierno?

R. Tenemos que construir la alternativa a Berlusconi desde las ciudades. El pueblo lo pide a gritos.

P. Pero la gente necesita un líder que la sepa motivar.

R. El voto confirmó mi idea de que el carisma es fundamental. El equipo es esencial para llegar a la calle, pero necesita a alguien con tirón, que arrastre y sepa catalizar el entusiasmo. A nivel nacional, no lo tenemos aún.

P. Los electores eligen a personas no impuestas por la dirección del partido.

R. Porque son las que mantienen el contacto con el territorio. Tanto Berlusconi como el Partido Demócrata han perdido el pulso.

P. ¿Por eso ganó usted en la primera vuelta contra el PDL y el candidato del PD?

R. Represento a la oposición social que ha demostrado estar mucho más organizada que la oposición de los partidos. Pienso en los obreros que se han manifestado para defender su trabajo, en las mujeres que llenaron las plazas en respuesta a los escándalos sexuales de Berlusconi, en los estudiantes que lucharon contra una reforma universitaria injusta. Por eso, en Nápoles, no gana la antipolítica, sino el antisistema. La gente quiere política de la buena. Solo así pueden explicarse pequeños milagros, como que un exmagistrado pueda entrar en Scampia, Secondigliano, Sanità, barrios degradados y controlados por la Mafia, y pueda ser acogido con interés y respeto.

P. Ha prometido romper las complicidades entre política y Camorra. ¿Cómo?

R. Nadie nace delincuente. El problema es que aquí a veces no tienen otra opción. Debemos crearla con tres armas: transparencia en los concursos públicos, en la gestión del dinero; puestos de trabajo, que es un derecho, no un regalo que concede quien controla el barrio, y oferta cultural. La cultura es imprescindible. La ciudad no es más segura con el ejército en cada esquina, sino si la disfrutan los ciudadanos, si hay autobuses y metro por la noche, si existen talleres de teatro, de música. Tenemos que abrir Nápoles.

Luigi de Magistris celebra la victoria en su cuartel general electoral en Nápoles, el 30 de mayo de 2011.
Luigi de Magistris celebra la victoria en su cuartel general electoral en Nápoles, el 30 de mayo de 2011.REUTERS

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