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FÓRMULAS QUE MUEVEN EL MUNDO
Columna
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El enigma de Pouplana

Javier Sampedro

He aquí un enigma matemático tomado de la vida real.

La mayor dificultad sobre el origen de la vida es entender cómo surgió el código genético: el diccionario que traduce el lenguaje de los genes (una hilera de bases caaggcgatctggtccgagac...) al lenguaje de las proteínas (una hilera de aminoácidos QGDLVRD...). Un gen es un replicante con la información para fabricar una proteína, y por tanto no sirve de nada sin el código. Las proteínas no pueden replicarse por sí mismas, por lo que tampoco sirven de nada sin el código. Y la paradoja es que el propio código, que es virtualmente idéntico en todas las especies existentes, está hecho de genes y proteínas.

Cada serie de tres bases en un gen significa un aminoácido en la proteína correspondiente, pero no por ninguna relación física inevitable entre el signo y el significado, sino por un juego de "adaptadores" (su nombre técnico es tRNAs) que, sencillamente, llevan un aminoácido en un extremo y tres bases en el otro. Es como un palillo que llevara pinchada la palabra "manzana" en un extremo y... ¡una manzana en el otro!

¿De dónde salen esos adaptadores? Los construye un grupo de 20 proteínas que parecen bautizadas por los muchachos del inspector Bodel: aminoacil-tRNA sintetasas. Hay una por cada aminoácido distinto. Ellas son el código: las responsables de que cada serie de tres bases signifique un aminoácido y no otro.

Y la información para construirlas está en 20 genes que no pueden leerse sin... Oh, cielos.

Lo que llamo "el enigma de Pouplana" es una asombrosa pauta de simetría descubierta en 2001 por el biólogo gerundense Lluís Ribas de Pouplana en el laboratorio de Paul Schimmel, en el Scripps Research Institute de La Jolla, California (Cell, 26 de enero de 2001).

Las 20 proteínas del diccionario se pueden dividir en tres pares de clases de esta forma: por cada proteína de una clase que se pega a un adaptador (o tARN), hay una de su clase enfrentada que se puede pegar al mismo adaptador al mismo tiempo: un sándwich de adaptador.

Las 20 proteínas del diccionario así clasificadas dividen, lógicamente, a los 20 aminoácidos existentes en también tres pares de clases. Y la clasificación de los aminoácidos que resulta de ello no es en absoluto arbitraria: los aminoácidos de una clase y los de su clase enfrentada tienen una estructura química muy similar.

¿Qué puede querer decir esto?

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