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Entrevista:GENTE QUE NOS HACE LA VIDA MEJOR | CARLOS RODRÍGUEZ - Misionero comboniano

Un periodista en la misión de Uganda

Ramón Lobo

José Carlos Rodríguez Soto, madrileño, licenciado en Periodismo y misionero comboniano, lleva 18 de sus 46 años de vida en el norte de Uganda, donde la guerra ha matado desde 1997 a 150.000 personas y desplazado de sus aldeas a cerca de dos millones (tantas como en Bosnia-Herzegovina en los noventa). Father Carlos, así le llaman todos en su África adoptiva, participa en la Iniciativa para la Paz de los Líderes Religiosos de la región Acholi (principal etnia del norte), organización formada por los jefes católico (arzobispo John Baptist Odama), anglicano, ortodoxo e islámico con el objetivo de poner fin al conflicto por medios no violentos. Este activismo en favor de la paz y la negociación de Odama y de Carlos no gusta: ambos bandos los consideran molestos y potencialmente peligrosos, aunque tal vez necesarios.

Se debe dejar claro que matar a miles de personas no tiene impunidad. Pero hay que castigar a los jefes, no a los niños obligados a matar
Me cuesta entender la postura de los obispos españoles cuando califican de inmoral la negociación con ETA
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Contra la guerrilla, el diálogo

El trabajo de los líderes religiosos, y de otros en la sombra, ha dado al fin su fruto. Tras muchas dilaciones y obstáculos, representantes del Gobierno y jefes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en inglés) -secta disfrazada de guerrilla con base en Sudán, responsable del secuestro de 30.000 niños-, negocian desde julio en Juba (Sudán) el fin de un conflicto de 19 años. Aunque el LRA exige amnistía (en el pasado ofrecida por el presidente Ioweri Museveni), sus cinco jefes máximos están procesados por el Tribunal Penal Internacional de La Haya.

Carlos, que estuvo en el inicio de las conversaciones en Juba, no oculta su alegría, aunque prefiere ser prudente. No es la primera vez que el Gobierno de Kampala negocia con la guerrilla de Joseph Kony, un visionario que toma en trance las decisiones importantes. Rodríguez Soto ha participado, junto a otros religiosos, en cuatro reuniones en la selva con el LRA y en alguna tuvo que esconderse tras un ataque del Ejército, que no respetó la tregua pactada. "En aquellos encuentros conseguimos dos objetivos: que nos conocieran y lograr la liberación de muchos niños".

El arzobispo Odama siempre ha defendido una tesis, explicada hace dos años a este pe-riodista: "La paz que se logra a través de la negociación es más fuerte que la que se impone por las armas. La victoria militar sólo aplaza la solución del conflicto". Y Carlos está de acuerdo. "Cuando leo la prensa española me cuesta entender la postura de los obispos españoles cuando califican de inmoral la negociación con ETA. En otros lugares la Iglesia católica ha estado muy implicada en las negociaciones entre Gobiernos y guerrillas y ha ayudado a lograr la paz. Decir que es inmoral no se sostiene desde el punto de vista teológico: Dios se hizo hombre para hablar con nosotros, que nos habíamos olvidado de él. ¿Cuál es nuestro papel si sólo dialogamos con los buenos?", asegura en una conversación telefónica. "No creo que los de ETA sean peores que el LRA. Pero es muy importante que alguien pague por esos crímenes horribles. Es importante dejar claro a todos que matar a miles de personas no tiene impunidad. Pero hablamos de castigar a los jefes, no a los niños que fueron secuestrados y obligados a matar".

El misionero iba a iniciar un soñado año sabático. "Quería ir a Jerusalén y proseguir mis estudios de la Biblia, pero en vista de cómo se ha puesto la zona, habrá que pensar una alternativa". Debido a la grave enfermedad de un compañero en Kampala, sus superiores le han pospuesto sine die las vacaciones. "Dicen que es provisional, pero ya se sabe cómo son estas cosas". Carlos es ahora director en funciones de la revista Leadership, en crisis de ventas. "Vamos a cambiar el contenido, más temas sociales, culturales y políticos, desde una óptica religiosa, y con una maqueta moderna". A partir de septiembre añadirá otro trabajo: volar con frecuencia a Juba para poner en marcha una emisora de radio. "Después de 18 años, mis jefes han descubierto que soy periodista".

Además, conserva su misión en Gulu. Cada fin de semana conduce desde Kampala hacia la capital de los acholis en su destartalado todoterreno para decir misa en Minakulu y vigilar las obras del dispensario. "Ana Botella me ha dado 80.000 euros salvados entre túnel y túnel. Con este dinero terminaremos el edificio, lo equiparemos y, si sobra, compraremos un coche de segunda mano como ambulancia".

Carlos mantiene en la región de Gulu una red de ayudas a ex guerrilleros (muchos, niños) que desertaron del LRA. Escucha sus problemas y les financia el aprendizaje de un oficio. Otim, que ya es mecánico, es uno de ellos. Se conocieron cuando el misionero acudía a una cita con la guerrilla. Otim se encargaba de la seguridad. "Nos obligó a descalzarnos porque había oído que en otros sitios escondían las bombas en los zapatos. Ese contacto le sirvió años después para buscarme y pedir ayuda".

Su habitación es sencilla: una cama, un armario con tres camisas y un pantalón de repuesto, una mesa y una foto del obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, asesinado por pistoleros de la extrema derecha en 1980 durante la misa. "Lo tengo ahí porque es el símbolo de lo que debe de ser la Iglesia".

Ahora, logradas las negociaciones, los combonianos tratan de preparar a la gente para la paz y para ello organizan encuentros entre las comunidades del Sur Sudán y el norte de Uganda. En zonas de conflicto pocos saben definir la ausencia de guerra. Hace un par de años, en una reunión, Carlos preguntó a bocajarro: "¿Alguien sabe qué es la paz?". Tras un largo silencio, un anciano de la tribu acholi se incorporó lentamente y dijo: "La paz es cuando un hombre sólo tiene miedo a las serpientes".

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