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Entrevista:Jason Lutes | TENDENCIAS DEL CÓMIC

"Me gusta que las palabras y los dibujos tengan un peso equivalente"

Jason Lutes (Nueva Jersey, 1967) es una de las estrellas emergentes del cómic independiente de Estados Unidos. A principios de los años noventa sorprendió a lectores y críticos con Jar of Fools, publicado en España por Ediciones La Cúpula bajo el título Juego de manos. Con un estilo de dibujo limpio y contenido, más francés que norteamericano, Lutes iba desgranando en aquella obra la historia de un puñado de perdedores: un ilusionista casi acabado que intenta recuperarse de la muerte de su hermano y la ruptura con su novia, una camarera, un timador y su hija o un viejo maestro de magos, ya senil.

En 1998 apareció el primer capítulo de la ambiciosísima Berlín, una obra todavía por terminar que ocupará más de seiscientas páginas. La editorial Astiberri publicó hace pocos meses un volumen que recoge los primeros ocho capítulos. En esta novela gráfica, personajes de distinta procedencia cruzan sus caminos en la capital alemana en los años anteriores al encumbramiento de Hitler. Todo contado en blanco y negro. Lo mismo ocurre en The Fall (Planeta DeAgostini), una historia corta de intriga con guion de Ed Brubaker. Lutes nunca utiliza el color. "Me gusta que las palabras y los dibujos tengan un peso equivalente, que el lector las absorba como un todo", explica. "Utilizar el color supone entrar en un nivel completamente distinto en el que orquestar bien todos los elementos resulta más difícil. Chris Ware, el autor de Jimmy Corrigan. El chico más listo del mundo (Planeta-DeAgostini) ilustra lo que quiero decir. Cuando él utiliza el color, añade contenido a cada viñeta. Yo no tengo esa habilidad".

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Berlín, más allá de su indudable calidad narrativa y de su eficaz dibujo, llama la atención por una particularidad: las banderas y los brazaletes de los nazis son un círculo vacío, sin la cruz gamada. "Decidí no dibujar ninguna esvástica porque es un símbolo tan cargado de contenido que el lector reacciona automáticamente. En la época en la que transcurre Berlín, Hitler todavía no había llegado al poder y la esvástica no tenía la significación que tiene hoy. Las personas que decidieron apoyar a los nazis entonces eran por encima de todo personas y pretendo el lector se fije más en sus razones que en el símbolo".

La obra se aleja mucho de la tendencia habitual del cómic independiente, que suele preferir historias personales de la vida coti-diana ambientadas en lugares que son familiares para el autor. "Tuve que investigar durante dos años antes de ponerme a trabajar en la obra" reconoce Lutes. "He recorrido un buen número de bibliotecas por todo el país. Algunos libros han resultado muy útiles y otros no tanto. También busqué música, fotografías, ilustraciones, planos... Quería encontrar 'vida' tanto en el sentido material como en el ideológico. Lo cierto es que ya tenía una idea bastante elaborada de Berlín antes de visitar la ciudad".

¿Por qué eligió esa época? "La verdad es que empiezo a hacer las cosas de forma intuitiva. Sólo encuentro el sentido de mi trabajo más tarde. Supongo que quería entender algo sobre mi lugar en el mundo y en la historia, saber por qué determinadas cosas son como son. A lo largo de nuestra vida recibimos muchísima información sobre la Segunda Guerra Mundial, pero muy poca acerca de cómo se llegó a esa situación".

Lutes vivió en Francia durante unos meses cuando tenía ocho años. Su padre, profesor de universidad, se encontraba allí en un programa de intercambio. El joven Jason se enamoró de Tintin y Asterix. Su familiaridad con el cómic europeo se nota tanto en el dibujo como en los guiones. También el cine independiente ha sido una fuente de inspiración. "Las primeras películas de Jim Jarmusch me han influido mucho: Extraños en el paraíso, Bajo el peso de la ley o Noche en la tierra. Tiene una manera particular de ralentizar el ritmo de la historia. A veces puede resultar exasperante, pero es algo que permite al espectador pensar. Siempre busco conseguir algo parecido con mis viñetas".

¿Alguna influencia literaria? "William Faulkner. La forma en la que utiliza las palabras, dándoles un peso propio, encontrando una manera de expresarse muy personal. Una vez, con una novia, me puse a leer una novela de Faulkner en voz alta y me sentí como si estuviera enunciando un conjuro. Fue sorprendente".

Después de unos primeros años de universidad en la Escuela de Diseño de Rodhe Island alejado del tebeo, Lutes regresó a su vocación. "Me interesan los límites del cómic. Por ejemplo: cada vez que pasas la página al leer un cómic hay una pequeña ruptura. Pronto aprendes a reservar las sorpresas para las primeras viñetas de la página izquierda. Así, la sorpresa se refuerza porque el lector se encuentra de golpe con ella. Más adelante, aprendes a añadir algo de suspense en la última viñeta de la página anterior para que el lector contenga el aliento mientras pasa la página. Estos son recursos básicos, pero siempre me ha parecido que existen muchas otras técnicas todavía no descubiertas. Uno de mis mayores estímulos al trabajar es buscar la pepita de oro. Por un lado cuento historias y por otro hago prospecciones".

Viñeta de 'Berlín: Ciudad de piedras. Libro uno', de Jason Lutes.

Jason Lutes.
Viñeta de 'Berlín: Ciudad de piedras. Libro uno', de Jason Lutes. Jason Lutes.

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