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105 días de viaje a Marte sin salir de Moscú

Seis personas han vivido aisladas desde el 31 de marzo para simular una misión al planeta rojo

El viaje a la Estación Espacial Internacional (ISS) dura un par de días y a la Luna cuatro, pero llegar a Marte exige varios meses. Aunque no se sabe cuando emprenderán los astronautas semejante excursión interplanetaria, ni cómo, las agencias espaciales van haciendo ensayos parciales de las dificultades que plantea un programa así. Es una cuestión de tecnologías -y dinero, por supuesto, mucho dinero- pero también de afrontar los riesgos: por ejemplo, cómo proteger a los seres vivos de la radiación fuera de la protección de la atmósfera terrestre durante tanto tiempo. También es una cuestión de convivencia y entrenamiento de la tripulación. La simulación que acaba de concluir, de 105 días de aislamiento en Moscú, es una primera parte del proyecto, que incluye un segundo experimento completo de misión a Marte, éste de 520 días de duración, que se realizará el año que viene.

Dos europeos seleccionados entre 5.600 candidatos por la Agencia Europea del Espacio (ESA) y cuatro rusos han vivido los 105 días en unas instalaciones especiales de aislamiento en el Instituto de Problemas Biomédicos, en Moscú. Oliver Knickel (ingeniero mecánico del ejército alemán), Cyrille Fournier (piloto francés), Sergei Ryazansky y Oleg Artemyev (cosmonautas), Alexei Baranov (médico) y Alexei Shpakov (fisiólogo deportivo) han seguido un programa de experimentos de aspectos psicológicos y médicos de los viajes espaciales prolongados. El comandante de esta misión que no ha despegado de la Tierra ha sido Ryazansky.

A las dos de la tarde, hora local, se abrió este martes la compuerta de las instalaciones de aislamiento por primera vez en 105 días y fuera esperaban las autoridades europeas y rusas para dar la 'bienvenida' a los astronautas simulados. Con todo el estilo espacial, Knickel ha declarado: "Hemos completado con éxito nuestra misión. Es un gran logro del que estoy muy orgulloso. Espero que los datos científicos que hemos proporcionado en los últimos meses ayuden a hacer realidad una misión a Marte".

Los seis hombres han cultivado algunos alimentos en su recinto aislado, como lechugas, rábanos y coles, pero el resto de su comida ha sido de tipo espacial, en paquetes preparados con antelación e introducidos en el recinto cerrado antes de comenzar el experimento. Según han explicado estos astronautas terrestres, han dedicado los ratos libres a leer, a la música y a ver películas. En cuanto a su trabajo, los expertos que han planeado el experimento les han preparado todo tipo de situaciones intentando imitar lo que puede pasar en un viaje interplanetario, desde el lanzamiento, la llegada al planeta rojo y salidas al exterior allí, hasta el viaje de regreso y la llegada a la Tierra, informa la ESA. También ha habido situaciones de emergencia sorpresa. Para reproducir lo mejor posible las condiciones de la misión, las comunicaciones entre los seis tripulantes encerrados y los responsables del programa han incluido los 20 minutos de retraso que puede tardar realmente una radioseñal en ir de un planeta a otro.

En cuanto a los experimentos, se han centrado en evaluar el estado físico y anímico de los voluntarios con pruebas planteadas por especialistas de varios países europeos, Rusia y EEUU. "Hemos mantenido el espíritu muy alto durante los 105 días. Sólo se puede vivir tanto tiempo en un entorno cerrado si los miembros de la tripulación realmente se llevan bien entre ellos", ha dicho Fournier. "Para mi ha resultado muy obvio que la tripulación es clave para el éxito de la misión". Los objetivos de la investigación incluyen conocer cómo influye el confinamiento en el sueño, el estado de ánimo y la misma salud mental; también la convivencia entre personas de diferente carácter, nacionalidad y cultura en una situación tan anómala han sido objeto de estudio. Las emergencias de salud que pueden plantearse en un viaje largo y fuera del alcance de asistencia alguna desde la Tierra son otro elemento a considerar, y no en vano uno de los seis tripulantes del experimento es un médico. Todo esto debe ayudar a la planificación de la exploración del planeta rojo en cuestiones como la preparación de escenarios de imprevistos, el desarrollo de planes alternativos, las rutinas de vida de los viajeros, los criterios de selección de tripulación y las compatibilidades entre sus miembros.

Se han realizado con anterioridad varios experimentos de este tipo o relacionados con la larga permanencia en el espacio, como el que se realizó en Toulouse (Francia) en el que una docena de mujeres voluntarias permanecieron dos meses en la cama, en posición horizontal, para intentar deducir cómo serían sus reacciones a la microgravedad. Pero el objetivo de la ESA y su socio Rovcosmos (Rusia) en el actual ensayo está muy directamente orientado al viaje a Marte. Los expertos que han preparado este programa han contado también con la experiencia de alguna base científica en la Antártida, aislada durante muchas semanas en el invierno austral. En cuanto a la gran experiencia adquirida en la estación espacial soviética/rusa Mir, hay que tener en cuenta que aunque los astronautas llegaron a pasar allí muchos meses seguidos, el contacto con la Tierra era constante, no sólo para avituallamiento de la tripulación y la renovación de equipos, sino también en la perspectiva de emergencias. La situación es parecida ahora en la ISS, donde los astronautas están en turnos de seis meses seguidos, pero siempre mano de la Tierra.

El próximo capítulo del viaje a Marte simulado será un poco más parecido a una misión de verdad, con un período de aislamiento de 520 días, incluyendo casi la mitad de viaje hasta el planeta vecino. A la espera de que en algún momento se logre la gran inversión necesaria para poner en marcha el tan aireado viaje tripulado a Marte (muy probablemente después del regreso de los astronautas a la Luna), las agencias espaciales avanzan poquito a poco con programas de este tipo, comparativamente baratos pero que pueden resultar útiles a la hora de hacer realidad la gran misión.

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