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BP construye campanas de 70 toneladas para contener el vertido submarino de crudo

Este remedio permitiría que el fluido contaminante deje de subir a la superficie sin control, pero no sería la solución definitiva

La petrolera BP está construyendo tres campanas de metal y cemento de 70 toneladas cada una para contener el vertido submarino en el golfo de México, desde el que el crudo sigue fluyendo de forma descontrolada. Los ingenieros de la empresa trabajan aceleradamente para colocar las cúpulas sobre los flujos de crudo, a fin de capturarlo y bombearlo a la superficie intentando causar el menor daño ambiental. El dispositivo podría estar colocado dentro de seis u ocho días, según la empresa.

Este remedio permitiría que el fluido contaminante deje de subir a la superficie sin control, pero no sería la solución definitiva. El plan diseñado consiste en sumergir una campana de hierro y cemento hasta el pozo subterráneo para contener los chorros que, según las fuentes más optimistas, escupen cada día a la superficie 5.000 barriles de crudo; mientras tanto se perforaría un nuevo pozo y se instalaría otro brazo hacia el que desviar hasta un barco el petróleo. Toda la operación sitúa en un plazo muy largo la resolución de un problema que podría convertirse en "un desastre medioambiental masivo", como admitió el presidente Obama, informa Yolanda Monge.

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El mal tiempo no ayuda y hace muy difícil desplegar en un mar con mucho oleaje las barreras que contengan el crudo. La faraónica opción de implantar sobre las fugas una campana que tapone el flujo continuo que mana de tres filtraciones del oleoducto subterráneo es complicada tecnológicamente y llevará tiempo, desde una semana a tres meses.

El dispositivo de recogida permitiría capturar, según los técnicos, el 85% del crudo, aunque la campaña puede perder estabilidad a la profundidad a la que se encuentra el escape, a 1,5 kilómetros bajo la superficie marina. Este mecanismo de campana y bombeo del crudo fue uno de los que se barajó durante el desastre del Prestige, el petrolero que se partió y hundió cargado de fuel frente a las costas gallegas, en noviembre de 2002.

Si BP no consigue frenar la fuga, la catástrofe puede ser enorme. Al ritmo actual, en 50 días el vertido igualaría al del Exxon Valdez (unas 42.000 toneladas de crudo vertidas) y en cuatro meses la del Prestige (64.000 toneladas).

Trabajadores de BP trabaja en el montaje de una cúpula que pretenden instalar encima del pozo para facilitar la extracción del crudo.
Trabajadores de BP trabaja en el montaje de una cúpula que pretenden instalar encima del pozo para facilitar la extracción del crudo.AFP

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