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Entregado el Premio Ortega y Gasset a los hermanos Cano de Colombia y al fotógrafo Angel Molina

Los periodistas colombianos Juan Guillermo y Fernando Cano, codirectores del diario El Espectador, y el fotógrafo Ángel Molina recibieron ayer el V Premio Ortega y Gasset de Periodismo por una serie de reportajes sobre el narcotráfico en Colombia, los primeros, y una fotografía sobre los sucesos que enfrentaron a la Guardia Civil con la población de Reinosa, el último. Los premios fueron entregados por el presidente de PRISA, Jesús de Polanco, y por el presidente de honor, José Ortega Spottorno, en un acto en el que estuvo presente el director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián.

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Cinco premios a una misma trayectoria

Una obra escultórica de Pablo Serrano y un millón de pesetas son los premios materiales que se otorgaron ayer a los ganadores del V Premio Ortega y Gasset de Periodismo. El premio inmaterial, el que estima y valora el periodismo honesto, el que va en busca de la verdad, se otorgaba unánimemente por los periodistas y personalidades que con su presencia honraron el trabajo de Juan Guillermo y Fernando Cano y de fotógrafo Ángel Martínez Molina.José Ortega Spottorno, hijo del filósofo que da nombre a los premios, abrió el acto destacando que "la verdad del periodista es buscar la verdad de los demás". "Debemos recordar", añadió, "que por decir la verdad el padre de dos de los premiados murió".

El director de EL PAÍS también evocó palabras del pensador que escribió hace 80 años: "Los periódicos se van dejando seducir por esas virtudes recientes de mesura y graveza ( ... ). Deben volver a la era de las grandes vociferaciones; han de ser colaboradores en la construcción política, pero nunca colaboradores en la vida parlamentaria".

Secuestros y asesinatos

Cebrián dijo también que los galardones de esta edición "son un premio a la vociferación, y no encuentro mejor palabra, ni más honrosa, para describir el acto de valor y la honestidad de unos periodistas que han arriesgado la integridad física y la vida por defender el derecho de sus lectores a estar informados".

Sobre el trabajo que ha merecido el premio, Juan Luis Cebrián destacó que "es una de las mejores muestras de periodismo investigativo que puedan jamás hallarse. Si tenemos en cuenta las difíciles condiciones en las que se desarrolla la actividad periodística en Colombia, los secuestros y asesinatos de colegas nuestros, las presiones de la mafia del narcotráfico, la guerrilla y las bandas fascistas, la debilidad y corrupción de las estructuras políticas y la inseguridad general en la que se desenvuelve todo el proceso, los valores intrínsecos de los reportajes premiados se ven enaltecidos por las circunstancias que los rodean".

Del fotógrafo Ángel Molina resaltó su coraje por situarse en medio de una refriega y su mérito "redoblado de la figura del free lancer, del que va por libre. No sé si será verdad que una imagen vale más que mil palabras, pero en cualquier caso vale tanto como otra imagen. Lo sucedido [en Reinosa] está allí en las caras trémulas y acobardadas de unos policías rurales entre la lluvia de piedras que se les venía encima".

Jesús de Polanco recordó que el acto de la entrega no se trataba de una representación social, sino de un reconocimiento a una labor profesional ejercida con objetividad, rigor y valentía.

Reconocimiento internacional

Añadió que "ese reconocimiento que en su día efectuó el jurado, respaldado por quienes saben mejor lo que es luchar por la libertad de información, es a la vez un motivo de satisfacción para quienes un día promovimos este premio pensando en lo más esencial del periodismo: el servicio a la verdad y a la sociedad en que se desarrolla".

En nombre de los galardonados, Juan Guillermo Cano resaltó el hondo significado que este premio ha tenido en Colombia, así como el reconocimiento internacional que han recibido tras el asesinato de su padre, que les precedió a él y su hermano en la dirección de El Espectador.

Nada más producirse la muerte: de Cano parecía que otras instituciones intentaban sumarse a la lucha en solitario de El Espectador contra la corrupción en Colombia, pero, según declaraciones de Fernando Cano, el periódico se encuentra otra vez aislado en la denuncia contra los grupos de extrema izquierda, derecha y las mafias de la cocaína.

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