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Cuba sigue tratando a 'niños de Chernóbil' 20 años después

A punto de cumplirse el 20 aniversario de la llegada a Cuba de los primeros niños de Chernóbil, La Habana informó de que ya ha dado tratamiento médico gratuito a unos 24.000 pequeños de Ucrania, Rusia y Bielorrusia afectados por el accidente nuclear. El desastre de la central de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986, fue el peor de la historia. Más de 9.000 personas murieron por la contaminación y cientos de miles sufrieron las secuelas, muchos de ellos niños, a los que fue dirigida la ayuda cubana cuando todavía existía la Unión Soviética.

El primer grupo de 139 niños llegó a La Habana en 1990. Padecían diferentes enfermedades, pero sobre todo oncohematológicas, explica el médico cubano Julio Medina, coordinador del programa. "Ahora, anualmente Cuba atiende entre 700 u 800 niños", dice. La URSS desapareció en 1991 y la colaboración entre Moscú y La Habana prácticamente desapareció. Sin embargo, por orden de Fidel Castro, Cuba siguió atendiendo a los niños de Chernóbil. La mayoría son tratados por periodos 45 días, pero algunos llegan a estar un año en el balneario de Tarará, situado frente al mar, a unos 20 kilómetros al Este de La Habana. Antes de que llegaran allí los niños de Chernóbil, el lugar era un centro vacacional para los niños cubanos. Al convertirse en un semihospital, ya nunca volvió a funcionar para ellos.

Muchos niños de Chernóbil sufre de cáncer de tiroides, leucemia, atrofia muscular, trastornos psicológicos, neurológicos y alopecia. Medina explica que muchos ni siquiera habían nacido cuando explotó el reactor.

Al principio llegaron niños de Ucrania, Rusia y Bielorrusia, pero estos dos últimos países rechazaron la ayuda. Ucrania, el país más afectado, continuó enviando pacientes. Según Nadeznda Mijailovna, doctora ucraniana del programa sanitario, en su país todavía hay muchos niños afectados. "Las consecuencias del accidente de Chernóbil aún están latentes en Ucrania y por eso vamos a continuar enviando muchachos a Cuba", dijo. Parte de la terapia consiste en tomar el sol y bañarse en la playa de Tarará. Los niños son tratados con melagenina, que ayuda a regenerar la pigmentación de la piel, la pilotrofina, que facilita el crecimiento del cabello.

Irina Sionka, un <i>niña de Chernóbil</i> atendida en Tarará (Cuba).
Irina Sionka, un niña de Chernóbil atendida en Tarará (Cuba).EFE

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