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EE UU y la UE no avanzan en su objetivo de recorte de emisiones ante la ONU

Ni Estados Unidos ni la Unión Europea se han movido un ápice de sus posiciones expresadas en Copenhague. A punto de cumplirse plazo -termina el día 31- para notificar a la ONU cuál será su objetivo voluntario de recorte de emisiones, ambas potencias enviaron ayer sus objetivos: los mismos que hace un mes y que se quedan muy lejos de lo que recomienda el informe científico del Panel Intergubernamental de Cambio Climático. La expectación se centra en ver cómo China comunica sus acciones voluntarias, ya que es la primera vez que asume objetivos.

La Administración de EE UU sigue ofreciendo una rebaja aproximada del 17% en 2020 respecto a 2005, pero está condicionada a que se apruebe su legislación nacional, informa Reuters. Pero la ley está cada vez más en peligro por la precaridad demócrata en la Cámara. El enviado especial de Obama para el Cambio Climático, Todd Stern, anunció que el país se une al Acuerdo de Copenhague, el vago texto de tres folios que salió de la Cumbre del Clima y cuya adhesión es, como todo lo allí acordado, voluntaria.

La UE, mientras, sigue con su rebaja de emisiones del 20% respecto a 1990, algo que ya está en la legislación. El objetivo del 30% -que países como España y Reino Unido querían ofrecer- sigue condicionado a que otros países hagan un esfuerzo comparable "de acuerdo con sus responsabilidades y capacidades".

Europa también se suma al acuerdo de Copenhague, que negociaron 28 jefes de Estado y de Gobiernos representativos de todas las regiones y que cerraron a puerta cerrada los de EE UU, China, India, Suráfrica y Brasil. La actividad diplomática las últimas semanas ha sido intensa para incorporar a la mayoría de los países. La oposición de Venezuela, Bolivia, Sudán, Cuba y Nicaragua en la caótica sesión final impidió que ese acuerdo sea considerado "de la ONU". En su lugar se fijó un sistema de adhesiones voluntarias, pero si finalmente muchos países -o alguno representativo- se desmarcan, el desastre de Copenhague será rotundo, y eso que ya está ampliamente extendido que la cumbre fue un fracaso.

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