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Francia veta el 'burka' en la calle con un respaldo abrumador

El Senado aprueba con un solo voto en contra multas de 150 euros por vestir la prenda y cárcel por obligar a llevarla - El 82% de los franceses está a favor

El Senado francés aprobó ayer casi por unanimidad la ley contra el velo integral, un texto que prevé sancionar con 150 euros a toda mujer que vista el velo integral, sea niqab o burka, en el espacio público. En el caso de quien obligue a llevar la prenda, la legislación prevé hasta un año de cárcel y 30.000 euros de multa. Pese al encendido debate que ha animado a la sociedad francesa desde que el presidente Nicolas Sarkozy anunciara hace algo más de un año solemnemente en un discurso en el palacio de Versalles que el "burka no es bienvenido en Francia", la prohibición cuenta con un apoyo apabullante entre los franceses, defensores del modelo de integración a través de la laicidad.

"La integración se ha hecho por la laicidad", explica un experto

Al igual que ocurrió en la votación en la Asamblea Nacional a principios del verano, el Senado ratificó ayer el texto de ley con los votos a favor del partido gubernamental Unión por un Movimiento Nacional, los centristas y algún político de la oposición. Sin embargo, la gran mayoría de los senadores de izquierdas no asistieron al pleno, lo cual explica el resultado de 246 votos a favor y tan solo uno en contra. El texto todavía debe ser validado por el Consejo Constitucional. En cualquier caso, las sanciones no se aplicarán antes de la primavera del año que viene, dado que prevé un periodo transitorio de "pedagogía" de seis meses.

La medida cuenta ya con un amplio respaldo de la población francesa, según las diferentes encuestas publicadas hasta la fecha. La última, realizada por el instituto estadounidense Pew Research Center a principios del verano, señala que el 82% de ellos apoyan el veto, frente al 17% que se declara contrario, independientemente de la pertenencia política o del género. El estudio muestra una tendencia similar, aunque con un apoyo algo menor, en el resto de los países estudiados, incluida España, donde el 59% de la población se dice a favor de la prohibición y el 37%, contraria. Cifras similares -el 71% y el 62% a favor respectivamente- se aplican a los encuestados en Alemania y en Reino Unido.

Europa difiere en esto de Estados Unidos, con un modelo de asimilación más abierto a la diversidad, donde el 65% se declara contrario a la prohibición.

"Este apoyo se explica por la forma en la que los franceses consideran la cuestión de la laicidad", explica Stéphane Rozès, politólogo y profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París. Francia es, en efecto, uno de los países que más extranjeros ha integrado a lo largo de su historia y que cuenta ahora con más musulmanes en su población: entre cinco y seis millones, según las últimas estimaciones. "Pero esta integración se ha hecho por la laicidad que entiende que cada uno existe como individuo y no como integrante de una comunidad o etnia", añade el politólogo.

Este es, de hecho, el principal argumento político defendido por la ministra de Justicia, Michelle Alliot Marie, al inicio del debate celebrado en el Senado. "El velo integral disuelve la identidad de una persona en la de una comunidad, expresa la voluntad de poner en marcha una visión comunitaria de la sociedad", señaló la encargada de defender el proyecto de ley ante el Parlamento. "Vivir juntos supone la aceptación de la mirada de otro, no es simplemente una cuestión de seguridad o de religión", añadió.

En el caso del velo integral, que según cifras del Gobierno visten algo menos de 2.000 mujeres en Francia, además de ser visto como signo externo de pertenencia religiosa está asociado a una forma de sumisión de la mujer, lo cual choca todavía más de pleno con los valores de la República. Así lo dejó claro el discurso del presidente Sarkozy, cuando habló de signo de "servidumbre" de la mujer y lo han repetido numerosos detractores del velo integral, sean asociaciones o políticos de todo el espectro ideológico.

Para la socióloga Claire De Galembert, del Instituto de Ciencias Sociales de Nanterre, esta nueva ley no se entiende sin la puerta abierta por la prohibición del pañuelo en las escuelas públicas, en vigor desde 2004. Fue entonces, señala, cuando se asimiló la laicidad a la cuestión del feminismo y se abrió el debate sobre las limitaciones de la tolerancia religiosa. "Desde entonces ha cristalizado el debate público en torno a esta prenda, convertida en símbolo de lo que es legítimo en nuestra sociedad y lo que no lo es", dice.

El velo en Europa

- Bélgica. La Cámara baja de Bélgica aprobó en abril el veto del velo integral en espacios públicos, bajo multa de 25 euros porque, aseguran, enmascara una condición de esclavitud. La norma no ha entrado en vigor porque la convocatoria de elecciones no permitió que la ratificara el Senado.

- Holanda. Las Universidades prohíben por razones de seguridad el acceso a las aulas de jóvenes cubiertas por la prenda. El Parlamento debate desde 2006 si aceptar o no una propuesta para pedir el veto del burka en público.

- España. El Ayuntamiento de Lleida aprobó, con una amplia mayoría (PSC, CiU y PP), una moción que prohíbe el velo integral en dependencias municipales. Una decena de municipios catalanes han seguido después su senda; entre ellos, Barcelona y Tarragona.

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