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Holanda se replantea los nacimientos en casa ante la mayor mortalidad

La UE alerta de los riesgos que entraña la ausencia de controles médicos

Isabel Ferrer

Holanda registra una de las mayores tasas de mortandad perinatal (desde la semana 22 de gestación hasta siete días después del nacimiento, según la OMS) de la Unión Europea, con 10 de cada mil bebés fallecidos durante ese periodo. Sólo Francia y Letonia superan dicha cifra, con 11 muertes por cada millar. Extraídos del informe Peristat II, elaborado por el Departamento de Salud Pública de la Comisión Europea, los datos han sacudido los cimientos del sistema holandés, basado en el ideal del embarazo sin apenas intervención médica. En el mismo estudio aparecen entre los países mejor situados Eslovaquia, Suecia, Luxemburgo y España, con menos de cinco bebés muertos por cada millar de nacidos.

Diez de cada mil fallecen entre el final de la gestación y siete días de vida
España tiene uno de los mejores sistemas sanitarios de ginecología

El trabajo de campo del informe Peristat fue realizado durante el año 2004 en los 25 países comunitarios, además de Noruega. Aparte del caso galo, que podría deberse en parte a una seguridad social asfixiada que mezcla prestaciones públicas y seguros privados, destacan los casos español y holandés. Para Holanda, las malas noticias no son nuevas. En 2003 ya apareció la primera entrega de este estudio, donde la tasa de muertes era aún mayor: 10,9 bebés de cada mil.

Entonces, como ahora, la explicación dada a los fallecimientos es múltiple. Desde que el 20% de las madres holandesas sea mayor de 36 años, y tenga más problemas durante el embarazo, a los partos múltiples producto de las técnicas de reproducción asistida. También se señala el aumento de mujeres inmigrantes en situación de riesgo al pasar el embarazo solas. O que se practiquen pocas ecografías y análisis en busca de problemas congénitos.

"La tendencia es pensar que todo irá bien sin demasiada presencia de los especialistas. Pero el sistema adolece a su vez de falta de coordinación entre matronas y médicos. Le daré un ejemplo típico. Una gestante llama a su matrona para decirle que nota menos movimiento fetal. El ginecólogo la examina y todo está en orden. Le aconseja, de todos modos, que le avise si vuelve a ocurrir. Cuando por la noche informa de nuevo a la partera de que no nota al niño, ésta la ve y la tranquiliza. Si todo estaba bien por la mañana, es mejor esperar al día siguiente. Para entonces, el hijo ha muerto. ¿Quién ha sido responsable?", pregunta Jan Nijhuis, vicepresidente de la Asociación holandesa de Obstetricia y Ginecología y coordinador en su país del informe Peristat.

En su opinión, todos los implicados en el seguimiento del embarazo deben estar informados para que la mujer no quede nunca al descubierto. "Es tanto un problema de autoridad como de presupuesto. En Holanda hay 12 millones de personas que viven a 15 minutos de un hospital. Si no hay dinero oficial para mantener de guardia las 24 horas a anestesistas y ginecólogos, lo mejor sería concentrar el esfuerzo en unos cuantos centros".

La situación española presenta un concepto casi opuesto del embarazo. "El control gestacional y obstétrico es muy bueno, y los prematuros y grandes prematuros son atendidos en unidades neonatales que figuran entre las mejores de Europa. Se sacan adelante a niños de 400 gramos con el apoyo de los padres, que los llevan pegados al cuerpo como marsupiales, y de los bancos de leche materna. Es un servicio caro, cierto, pero la sanidad pública no puede someterse a conceptos de rentabilidad", señala el ginecólogo Bernabé Hurtado de Mendoza, del Instituto Ginecológico La Cigüeña, de Madrid.

Para sus colegas holandeses, una parte de las malas notas recibidas derivan del diferente enfoque del prematuro mismo. Por un lado, los pequeños llegados antes de la semana 26 de gestación son tratados de forma "conservadora". Es decir, como la posibilidad de que perezcan o sufran graves minusvalías es grande, no se les suelen aplicar cuidados intensivos. En cuanto a los controles durante el embarazo, acaba de introducirse una segunda ecografía a las 20 semanas, más un análisis de sangre especializado. Al detectarse menos malformaciones, hay menos abortos terapéuticos.

"En España, los tres controles gestacionales son imperativos, lo mismo que la presencia física, de guardia, de ginecólogos, anestesistas y matronas. En función del número de partos diarios, también es obligada una unidad neonatal en los hospitales. Hay que tener en cuenta que hasta un 7% de los embarazos de bajo riesgo acaban en urgencias", dice Hurtado de Mendoza.

El horario de los facultativos también influye. Según la Asociación nacional de Obstetricia y Ginecología, los ginecólogos trabajan por término medio desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, cinco días a la semana. Los anestesistas tampoco están por la noche en todos los centros para atender partos. Las comadronas sí permanecen localizables toda la jornada.

Del seguimiento de 380.000 alumbramientos desde la semana 34 (entre 2000 y 2004) se desprende que hubo un 23% más de muertes perinatales hospitalarias entre las 23.00 y las 8.00. Durante el fin de semana aumento un 7% la mortandad. "Fuera de horas de oficina", concluía el estudio, "puede ser peligroso tener hijos en un hospital".

Marta Vilajosana y Carlos Udina, con su bebé, un momento después de dar a luz en casa.
Marta Vilajosana y Carlos Udina, con su bebé, un momento después de dar a luz en casa.CONSUELO BAUTISTA

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