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Japón se planta y eleva el tono de la negociación a solo 24 horas del final de la cumbre del clima

Tokio no acepta la pretensión de China y EE UU de zafarse de un tratado vinculante que limite las emisiones de gases

Japón se ha plantado: no acepta de ninguna forma un segundo periodo del Protocolo de Kioto a partir de 2012. Considera que, sin EE UU ni China, el tratado que alumbró la ciudad japonesa en 1997 "no es una forma justa de afrontar el cambio climático". Así lo ha afirmado en rueda de prensa en Cancún Akira Yamada, representante del Ministerio de Exteriores japonés. Como los países en desarrollo hacen de la continuidad de Kioto una reivindicación innegociable, la negociación se encuentra en un punto muy delicado. La UE busca fórmulas vagas para redactar un texto que satisfaga a ambas partes.

Yamada ha mostrado sus argumentos de forma convincente: "Sabemos que muchos países en desarrollo insisten en un segundo periodo de cumplimiento de Kioto, pero creemos que no es justo. No es una forma justa de afrontar el cambio climático. Las emisiones del Anexo I (los países obligados por Kioto) solo cubren el 27% y ese porcentaje bajará más y más. Necesitamos a todos los grandes emisores dentro".

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"Que los grandes emisores bajen a la arena"

EE UU no ratificó Kyoto, y el tratado no obliga a China, India ni Brasil. Así que solo la UE, Japón, Canadá, Rusia y Australia se ven afectados. La UE aceptará una prórroga de Kioto si se incluye alguna mención a que más adelante habrá un tratado vinculante que incluya a EE UU y China (aunque los europeos están dispuestos incluso a que no se mencione explícitamente quiénes serían los países afectados por ese nuevo tratado). Canadá y Australia están cómodos detrás del paraguas de Japón. No salen en público pero apoyan su reivindicación. La discusión sobre el segundo periodo de Kioto es antigua, pero gana importancia e intensidad conforme se acerca 2013, cuando expira el primer periodo firmado, ya que no se vislumbra una salida.

"Que los grandes emisores bajen a jugar a la arena", ha pedido Yamada. Japón ve que las emisiones por habitante de su principal competidor, China, están aún muy lejos de las de EE UU, pero ya no lo quedan tanto del resto de países desarrollados. Mientras, Japón -cuyo coche más vendido es el poco contaminante híbrido Prius- se ve como el único pagano en la lucha contra el calentamiento.

La delegación de Japón se muestra inflexible y, a preguntas de un periodista chino, afirmó que estaban preparados para aguantar cualquier presión: "Puede ser cierto que la presión internacional caiga sobre Japón, pero explicamos sinceramente nuestra opinión. No es solo por nuestro interés, es que no es justo ni efectivo para atajar el reto del cambio climático". "Queremos un único instrumento legalmente vinculante en el que estén todos los grandes emisores", concluyó Yamada.

Europa considera que Kioto, el primer hito en la lucha contra el cambio climático "no puede ser el problema de Cancún", como declaró la ministra española de Medio Ambiente, Rosa Aguilar. Así que la UE busca fórmulas de compromiso, vagas y sutiles, que pueda ser aceptadas por todo el mundo para, al menos, seguir negociando hasta la Cumbre del Clima de Durban (Sudáfrica) en 2011.

Los bloqueos y las posturas extremas son habituales en estas cumbres. Hay tanto en juego -reducir las emisiones implica revolucionar el sistema energético- que la costumbre es que las partes no cedan hasta el último segundo. Pero esta vez, incluso negociadores tradicionalmente optimistas miran de forma lúgubre el último día de la cumbre.

Akira Yamada, representante del Ministerio de Exteriores japonés, en su comparecencia en Cancún.
Akira Yamada, representante del Ministerio de Exteriores japonés, en su comparecencia en Cancún.EFE

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