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EL SUMARIO DEL 'CASO KÁRATE' | EL ORIGEN DEL PROCESO

"Les comen la cabeza a los niños y abusan de ellos, es una secta"

Una adolescente denunció al karateca en enero para proteger a otro menor

Mónica Ceberio Belaza

Lo que llevaba ocurriendo desde hacía más de 20 años en la escuela de kárate de Fernando Torres Baena en Las Palmas de Gran Canaria salió a la luz el pasado mes de enero, cuando una adolescente decidió contárselo a un profesor del colegio en el que estudiaba y, después, a la policía. Habló para proteger a otro menor, el hermano pequeño de una compañera suya al que los agresores iban a llevar a la casa de Playa de Vargas, lugar en el que se consumaban la mayor parte de los abusos.

Éste es su relato -que aparece en el sumario del proceso- sobre el lado oscuro de la escuela de kárate más prestigiosa de Gran Canaria , cuna de campeones europeos y mundiales y dirigida por un prestigioso ex campeón de España y presidente de la Federación insular.

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La chica se apuntó a kárate a los 13 años. En un principio, todo parecía normal. Dos de las imputadas, María José (pareja de Fernando Torres Baena, de 31 años) e Ivonne (de 29), le daban clase. Un día le propusieron ir a pasar el fin de semana a la casa de Torres Baena, de 53 años, en Playa de Vargas (municipio de Agüimes), "para entablar más confianza con los alumnos de kárate y para entrenar", según declaró ella después ante la policía. Sin imaginar nada raro, aceptó.

Cuando llegó a la casa se encontró con cuatro adultos: los imputados Fernando, María José, Ivonne y José (hermano de María José, que daba clases particulares de apoyo). También había 11 chicos de 15 a 17 años y un niño de 11 o 12. Fernando le dijo a la recién llegada que era normal que hubiera en la casa relaciones sexuales de chicos con chicos y chicas con chicas, y que "daba igual la edad". La chica vio un ambiente "raro" en la casa. Los menores no entrenaron esos días, sino que se dedicaban a limpiar. La primera noche, sobre las 10, empezó a notar que los monitores cuchicheaban entre ellos y que de repente empezaban a faltar parejas en el salón. Los adultos subían al piso de arriba con alguien más y estaban arriba una hora, más o menos.

Ella se quedó con otros compañeros en el piso de abajo. Cuando llegó la hora de dormir, una de las adultas le anunció que pasaría la noche con ella, en su habitación. Se metieron en la cama y la mujer empezó a acariciarla. La menor protestó. Al día siguiente, Fernando le preguntó "muy serio" sobre lo que había pasado la noche anterior. Le dijo que si no tenía relaciones sería una "tirada" y nunca lograría ser campeona de kárate. La segunda noche sucedió algo parecido. Siguió resistiéndose a las demandas de la mujer.

A la mañana siguiente, "todos los monitores la miraban mal", recuerda. "Fernando la riñó mucho", según consta en la declaración, y le dijo que Ivonne y María José habían llegado a ser campeonas de España porque de jóvenes habían mantenido relaciones sexuales. La chica asegura que "tenía mucho miedo de Fernando" y, por ese mismo temor, acabó pidiendo perdón y volviendo varias veces a Playa de Vargas.

La denunciante ha sido la primera en hablar de una "secta sexual" en la prestigiosa escuela de kárate. Les insistían para que sus familias no supieran nada porque no lo iban a "entender". El mensaje reiterado era que nada de lo que allí pasaba era malo. "Les comen la cabeza a los niños y abusan de ellos", dijo esta chica al profesor a quien confesó todo por primera vez. Otro alumno corroboró este testimonio de la denunciante ante la policía. A partir de estas declaraciones, después de dos décadas de silencio, la maquinaria policial y judicial empezó a funcionar. Aparecieron más de 50 víctimas de todas las edades con relatos similares.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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