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Maragall da marcha atrás y autorizará la jornada intensiva en junio en las escuelas

Los maestros ganan el pulso tras boicotear las colonias de miles de alumnos

Donde dije digo, digo Diego. El Departamento de Educación volverá a autorizar la jornada intensiva en junio en los centros escolares. Hace 10 meses anunció que la suprimía, pero ahora ha dado potestad a los directores territoriales para que la aprueben siempre que las escuelas cumplan algunas condiciones nuevas. La supresión de la jornada intensiva nunca se ha llegado a aplicar. En junio se hizo y ayer Educación anunció que próximo junio podrá volver a hacerse en los centros que la aprueben.

El cambio de criterio de Educación llega después de que numerosas escuelas hayan cancelado las salidas y colonias escolares por el final de la jornada intensiva y de que los sindicatos hayan criticado su desaparición. Esta jornada reducida se hace dos semanas en junio. La actividad escolar acaba a las tres de la tarde en vez de a las cinco. Las escuelas que la hacen argumentan excesivo calor; los claustros la aprueban y luego los consejos escolares -donde están también las familias y los Ayuntamientos- la ratifican y Educación da el visto bueno final.

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La FAPAC dice que autorizar la jornada intensiva es una decisión electoral

También la principal federación de asociaciones de padres de alumnos, la Fapac, había reclamado a Educación que volviera a autorizar la jornada intensiva en los centros donde fuera aprobada por la comunidad educativa. Así se había manifestado la presidenta de la Fapac, Imma Fuyà (véase EL PAÍS del 31 de octubre). Y hasta Convergència i Unió (CiU) dijo por boca de la responsable de Educación, la diputada Irene Rigau, que, si gobernaba tras el 28-N, volvería a autorizar la jornada intensiva a los centros que hicieran salidas y colonias.

El anuncio de supresión de la jornada intensiva se hizo en el marco del nuevo calendario escolar, que ha avanzado el arranque del curso una semana y ha creado la llamada semana blanca , o bien a final de febrero o a principio de marzo. Hace mes y medio la Generalitat creó una comisión para tratar de desatascar el asunto. En ella estaban, junto a representantes del sector empresarial que organiza colonias, el hasta hace pocos días secretario general de la Presidencia, Isaías Táboas; el asesor económico del presidente José Montilla, Ciríaco Hidalgo, así como miembros de los departamentos de Educación y de Innovación y Empresa. En este último caso, por el impacto empresarial que ha causado al sector la supresión de las colonias.

El departamento del consejero Ernest Maragall afirmo ayer que la autorización de la jornada intensiva tiene sentido ahora con los decretos de autonomía y de dirección de centros escolares aprobados recientemente, que dan a las escuelas más potestad para organizarse. Para desbloquear el asunto, Educación anunció que "ha dado instrucciones a los directores de los servicios territoriales para que gestionen con las direcciones de los centros educativos la organización de la jornada en el mes de junio". Educación recalca que los directores son "los profesionales en los que recae la toma de decisiones sobre el funcionamiento global del centro y la rendición de cuentas a la sociedad".

Los criterios para pedir y obtener la jornada continua serán los siguientes: uno, consenso de la comunidad educativa, "con la aceptación expresa de las familias de los alumnos y los representantes de los municipios"; dos, garantía del cumplimento del horario lectivo anual por parte de los profesionales del centro", y tres, que se den soluciones "al transporte escolar y la garantía de continuidad del comedor escolar".

CiU incluye en su programa electoral la supresión de la semana blanca junto con otro elemento estrella del Departamento de Educación que también peligra si ganan los comicios los nacionalistas. La diputada Irene Rigau siempre ha cuestionado la forma en que Maragall ha desplegado la distribución de los ordenadores por haberlo hecho de forma compulsiva y haberse preocupado más del continente que del contenido. La mitad de los institutos ya disponen de portátiles en sus aulas y ayer, en una entrevista a la cadena SER, Rigau puso una serie de peros a su implantación. "Se tiene que valorar la proporción entre el gasto, el esfuerzo hecho y los resultados obtenidos. Y esta valoración, ¿cómo se hace?", se preguntó. "Escuchando muy bien al profesorado y a los centros que lo están aplicando, y por tanto, en caso de continuar, lo que haríamos sería flexibilizarlo. O sea, no querríamos que todas las materias estuvieran impartidas por este medio".

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