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Multa récord de 15,4 millones de euros por la fuga radiactiva de Ascó

La sanción penaliza un escape de emisiones ocultado durante varios meses

Rafa Höhr

La fuga radiactiva de la nuclear de Ascó (Tarragona) le costará a Endesa e Iberdrola, dueñas del complejo, 15,39 millones de euros, la mayor sanción impuesta en España a una nuclear. Esta multa del Ministerio de Industria multiplica por 10 la que recibió la nuclear de Vandellòs II (gestionada por el mismo consorcio) por ocultar la corrosión de una tubería en 2005. Industria sanciona la fuga de partículas radiactivas (que comenzó en noviembre de 2007 y duró más de tres meses) pero rebaja la sanción de hasta 22,5 millones que propuso el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Industria considera que la nuclear cometió cuatro faltas graves y dos leves.

La mayor multa se debe a la emisión radiactiva al exterior "con potencial de superación del límite anual de dosis para miembros del público en el interior del doble vallado de la central", que el ministerio sanciona como falta grave en grado máximo con 7,5 millones de euros. También fue grave "no establecer el control de contaminación externa del personal, por lo que impone tres millones de euros. La central ocultó la radiación y el inspector que el CSN tiene allí la descubrió por casualidad. Por no haber notificado el suceso y "no haber proporcionado información pronta y veraz" la multa es de otros tres millones. Por último, 1,8 millones penalizan que la central "no dejó constancia en los registros de vigilancia de la contaminación encontrada". Además, hay dos sanciones mínimas por no haber informado al consejo cuando tuvo la primera alerta (15.000 euros) y por dejar que saliera un camión con chatarra contaminada (75.000 euros). El ministro de Industria, Miguel Sebastián, anuncio "contundencia con Ascó" y ayer el ministerio consideró que ha cumplido.

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Todo comenzó el 26 de noviembre de 2007, mientras la nuclear estaba en parada de recarga. A las 20.28, un técnico pone en marcha la ventilación de emergencia, el sistema que filtra el aire que sale de la planta e impide cualquier fuga. Pero una rejilla junto a la piscina en la que se guarda el combustible queda abierta. A las 21.24 dos operarios sin experiencia izan con cuerdas un bidón de 50 litros con agua radiactiva y lo tiran a esa piscina. Los que suelen realizar la maniobra les miran a distancia. Ya han superado la dosis de radiación admitida y se arriesgan a quedarse sin empleo. Justo al lado de donde vierten el bidón la rejilla chupa parte del agua, pero aún no pasa nada porque sigue en marcha la ventilación de emergencia. El día siguiente intentan limpiar la rejilla y "de forma injustificada", según el CSN, se eleva el umbral de alerta, con lo que el sistema ya no detecta la radiación. El 29 de noviembre a las 12.24 arranca la ventilación normal -quita el filtro que impedía la fuga- y las partículas radiactivas comienzan a salir al exterior. Durante días la fuga se sucede sin que se detecte el escape Los técnicos dicen que están preparados para un vertido continuo, pero no para algo tan difuso.

El 14 de diciembre, la estación de medición de la Generalitat detecta junto a la central un pico de radiación (0,188 microsievert por hora cuando lo normal es 0,12). Llama a la nuclear y esta descarta que tenga relación con la planta. No informa a los inspectores del CSN. El 14 de marzo, un empleado de la central halló una partícula radiactiva en el suelo; el 17 de marzo, otras dos y siguió sin informar.

El 3 de abril, más de tres meses después de que comenzase la fuga, el inspector residente visita la sala de control. Un informe del CSN afirma que "el jefe de turno le informa de que se había encontrado contaminación en las terrazas de los edificios de combustible". El inspector sostiene en un acta que "es atípico que el personal de operación le informe de temas radiológicos". Llama a los directivos de la central, que le cuentan todo pero admiten que no pensaban informar al consejo.

Tras el incidente, Endesa ha destituido a la cúpula directiva de la central y en un acto de contrición pública ha admitido en el Congreso errores y ha mejorado la comunicación con el CSN. El organismo estaba irritado porque en 2005 el mismo consorcio fue multado por "primar la producción sobre la seguridad".

La sanción satisface al portavoz socialista en la ponencia nuclear del Congreso: "Al Gobierno no le ha temblado el pulso. El CSN fue independiente y el Gobierno contundente". "Hablamos de ocultar información y manipulación, no puede volver a ocurrir". El diputado de ICV Joan Herrera considera que la sanción se queda corta porque "una emisión de radiación al exterior debe ser calificada como una sanción muy grave, con lo que la multa sería de cientos de millones, no como varias graves". El responsable de la campaña de Greenpeace, Carlos Bravo, también pidió una sanción mayor "que sea realmente disuasoria".

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