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La ONU debe reformar su panel del clima tras dudarse de su imparcialidad

Un comité independiente aconseja que se cambie de cúpula tras cada análisis del cambio climático - Pachauri rechaza dejar la presidencia del IPCC

Aunque los 21 años de existencia del comité de la ONU que produce los informes científicos sobre el cambio climático pueden considerarse una historia de éxito, el comité necesita reformas importantes, concluye una investigación independiente sobre el funcionamiento del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC). Este análisis fue encargado al Consejo Interacademias (IAC) por el secretario general de la ONU a raíz de la polémica surgida en torno a este organismo por el llamado Climategate, desde noviembre de 2009. La ONU asegura que las conclusiones científicas sobre el cambio climático siguen vigentes y que no se ha analizado la ciencia sino los procedimientos.

Los mayores cambios se refieren a la estructura del IPCC. Se recomienda que renueve su cúpula para la elaboración de cada nuevo informe y que cree una estructura directiva encabezada por un director ejecutivo a tiempo completo, ahora inexistente. También se piden mejoras en el tratamiento de la incertidumbre en los informes, en la transparencia y el posible conflicto de intereses y en el reflejo de polémicas y opiniones divergentes.

Las conclusiones científicas sobre el cambio climático no se ponen en duda
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El IPCC calculó mal el deshielo de los glaciares del Himalaya

El actual presidente del IPCC, el indio Rajendra Pachauri, que lleva ocho años en el cargo y bajo cuyo mandato se elaboró el cuarto y último informe del organismo, en 2007, se mostró ayer remiso a dejar su puesto, aduciendo que tiene el encargo de elaborar el quinto informe, previsto para 2013, y de poner en marcha las recomendaciones del documento presentado ayer al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

En todo caso, es el plenario del IPCC, en el que están representados 194 Gobiernos, que se reunirá en octubre en Corea del Sur, el que debe decidir si se aceptan las recomendaciones y cómo y cuándo se implementan, señaló Pachauri en la sede de la ONU en Nueva York. "La comunidad científica está de acuerdo en que el cambio climático es real", recordó el experto, cuyo nombramiento en 2002 fue apoyado por el presidente Bush en contra de la candidatura del estadounidense Robert Watson, que era considerado por el Gobierno de entonces demasiado pro-clima.

La labor del IPCC mereció el premio Nobel de la Paz en 2007, pero el pirateo de centenares de mensajes electrónicos entre científicos, entre los cuales un número mínimo parecía exagerar el calentamiento (el Climategate) desencadenó un escrutinio público que llevó al descubrimiento de algunos errores menores. El IPCC exageró el ritmo de deshielo de los glaciares del Himalaya, así como la población de África que puede sufrir por falta de agua, y también dio mal el dato de la superficie de Holanda que se encuentra por debajo del nivel del mar.

Mientras tanto, los escépticos del cambio climático mantuvieron campañas continuadas y Pachauri fue acusado de enriquecerse, lo que se ha demostrado falso.

Ahora, el informe resalta que el IPCC debe ser todo lo transparente posible al informar sobre su forma de trabajo, especialmente sobre sus criterios para seleccionar los participantes y el tipo de información científica y técnica que se va a evaluar.

Las reformas recomendadas se basan en que este organismo informal, en el que participan centenares de científicos de todo el mundo (sin paga, como recordó Pachauri), tiene que manejar cada vez más datos y su labor es crecientemente compleja y está más sujeta al escrutinio público, explico Harold Shapiro, economista y presidente del comité del IAC que ha hecho la investigación. Para Shapiro, el IPCC representa la intersección entre la ciencia y la sociedad y es un ejemplo de innovación social que ha aumentado la conciencia sobre el cambio climático. Sin embargo, el debate social ha aumentado tanto "en un mundo que se pregunta cómo responder mejor a este desafío" que ha salpicado al organismo, poniendo en duda su imparcialidad.

Rajendra Pachauri y Ban Ki-moon (derecha), en Valencia en 2007.
Rajendra Pachauri y Ban Ki-moon (derecha), en Valencia en 2007.REUTERS

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